La morosidad de los préstamos a las familias alcanzó su máximo en 16 años

Economía09/10/2025
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La morosidad de los préstamos familiares se encuentra en máximos de los últimos 16 años, mientras que la cantidad de personas endeudadas por al menos 200.000 pesos volvió a romper su récord bajo la era de Javier Milei. Lo más preocupante es que las cifras son previas al torniquete a la economía impuesto por el Gobierno en agosto.

Así lo revelan las últimas cifras difundidas por el Banco Central. Por un lado, la morosidad del crédito al sector privado alcanzó, en julio, un total del 3,2%, precisó la entidad monetaria en su Informe sobre Bancos. Pero, en el desagregado, mientras que la morosidad de las empresas fue del 1,2%, la de las familias ascendió al 5,6%, una suba de 0,4 puntos porcentuales respecto al mes previo. La consultora LCG advirtió que son "niveles similares a los registrados durante la pandemia".

Según pudo comprobar El Destape, supone de la máxima cifra para el endeudamiento familiar desde 2009, cuando alcanzó un pico máximo durante el kirchnerismo en medio de la recesión de ese año, previo a descender nuevamente. Más aún, la cifra era cercana al 2,5% al momento de asumir Milei, pero no paró de crecer desde entonces.

El otro indicador inquietante es que la cantidad de personas humanas endeudadas por más de 200.000 pesos (ajustando a precios actuales) alcanzó en junio un nuevo máximo en la era Milei, al totalizar 12,6 millones de individuos, también según datos del BCRA.

Esto quiere decir unas 100.000 personas más que en el mes previo. De hecho, el indicador no paró de subir escalonadamente desde agosto de 2024, con lo cual ya encadenó 10 meses al alza. En paralelo, el monto de deuda promedio por persona humana siguió en máximos de la era Milei en junio pasado, aunque el endeudamiento en relación al salario mediano bajó levemente en ese mes.

No se trata de simples números abstractos sino del drama de millones de familias. Un informe de inicios de agosto del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina, dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, advirtió que casi la mitad de los argentinos recurre al endeudamiento con tarjeta de crédito para comprar alimentos y otros productos básicos en los supermercados.

Concretamente, señaló que en diciembre de 2023 el 39% de las compras en supermercados se realizaban con tarjeta de crédito, mientras que en mayo de 2025 esa cifra se había elevado al 46%. Al contrario, el uso de tarjeta de débito disminuyó en ese período (del 34% al 27%), al igual que el uso de efectivo (del 20% al 16%).

No hay plata (en los bolsillos)

El creciente endeudamiento de las familias argentinas es la consecuencia lógica de la voluntad del gobierno de Milei de secar la plaza de pesos, un objetivo del cual Luis Caputo se vanagloria reiteradamente.

Lo más preocupante es que las cifras de morosidad récord actualmente disponibles llegan hasta junio o julio pasado. Es decir, precisamente antes del nuevo torniquete a la economía que el Gobierno impuso en agosto. Ese mes, con el objetivo de frenar la fuerte suba del dólar de fines de julio, el Ministerio de Economía impuso una fuerte suba de tasas, que llegaron a superar el 75% efectiva anual para el caso de las nuevas letras emitidas.

Aun más, a inicios de agosto el BCRA duplicó los encajes, que tocaron un máximo del 53% (récord en 32 años) para inmovilizar todavía más la circulación del dinero. Esto llevó, a su vez, a un fuerte aumento de la tasa de los plazos fijos, que rozaron el 50%.

En otras palabras, la creciente deuda familiar no es más que la contracara de la intención del Gobierno de bajar la inflación al máximo posible antes de las elecciones. Pese a todo, la suba de precios probablemente volvió a superar el 2% en septiembre.

Como sea, se trata de un panorama que probablemente llevará a que el nivel de morosidad supere su propio récord en agosto, con la duda sobre si el tibio atisbo de aflojar el freno económico post derrota electoral en la provincia de Buenos Aires permitirá que el endeudamiento impago al menos deje de aumentar. A priori, el pronóstico de recesión formal que los privados anticipan para el segundo semestre no deja mucho margen para un amplio optimismo.

Por Javier Slucki / El Destape

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