El cuarto experimento neoliberal argentino Diego Rubinzal Por Diego Rubinzal
El consumo de contenidos streaming tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años. El visionado de series se incorporó como práctica cotidiana de millones de personas. En algunos casos, los sanitaristas advierten sobre la irrupción de consecuencias indeseables del binge-watching (o atracón de series): incremento de la cantidad de consultas por mala calidad del sueño, fatiga visual, problemas coronarios por sedentarismo y dolores de espalda, entre otras dolencias.
Esa conducta compulsiva consiste en mirar todos los capítulos de una serie en un solo día. En un estudio realizado en 2019, la plataforma Netflix identificó a 8,4 millones de perfiles que terminaron de ver la serie completa el mismo día de su estreno.
Haciendo una analogía con el terreno de la ficción, los argentinos avalaron en las urnas el estreno de la nueva temporada de una serie muy conocida. En otras palabras, el programa de liberalización de La Libertad Avanza es similar (aunque más extremo) al régimen económico impulsado por la última dictadura cívico-militar, el menemismo y el macrismo. Cada una de esas experiencias tiene caracteres distintivos en función a la realidad argentina, el contexto geopolítico y/o la legalidad/legitimidad popular, pero comparten una idéntica filosofía de libremercado.
Similitudes
Lo cierto es que los nombres de los funcionarios elegidos por Milei, incluyendo las estratégicas segundas y terceras líneas, son muy reveladores de esa continuidad histórica. La mayoría revistó en el menemismo, cavallismo, macrismo o en todos los partidos (Bullrich), en una clara contradicción con el famoso lema de campaña de que “una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre”. Por eso, el inagotable ingenio popular rebautizó el slogan “la casta tiene miedo” por “la casta tiene empleo”.
Está claro que esta suerte de revival noventista, hasta con un Menem presidiendo la Cámara de Diputados, está lejos de ser una sorpresa. El presidente electo reivindicó en más de una oportunidad a la dupla Carlos Menem - Domingo Cavallo.
El lenguaje “anticasta” es tan lejano a la realidad como las promesas acerca de quién pagaría el costo del ajuste. En repetidos reportajes periodísticos, Milei sostuvo que “el ajuste no lo va a pagar la gente, sino la política” a pesar de que un simple repaso por los números presupuestarios revelaba que eso era matemáticamente imposible. Cuando algunos sectores advertían que la cuentas no cerraban, la respuesta libertaria era que se trataba de una “campaña del miedo”. El contenido del DNU y del proyecto enviado al Congreso Nacional revela que la campaña del miedo se quedó corta.
En su tradicional newsletter de Cenital, el periodista Iván Schargrodsky relata un intercambio verbal entre el Presidente y un colaborador de Sergio Massa. “Ante la insistencia de Milei sobre que 'el ajuste lo va a pagar la política', su interlocutor le dijo: “Me anticipé, te traje el cálculo hecho”. La cuenta era sencilla: si Milei echa a todos los funcionarios políticos, elimina las unidades retributivas y los autos oficiales con sus choferes más el Congreso con sus respectivos asesores se ahorra el 0,017 por ciento del PBI. El Presidente, aparentemente, tomó el dato. Su discurso mutó: el ajuste no lo va a pagar la casta sino el Estado. Un universo que involucra hoy a 22 millones de personas.
Ultraneoliberales
La precuela de la serie las 4 M (Martínez de Hoz, Menem, Macri y Milei) fue el famoso Rodrigazo. El papel protagónico de la primera temporada fue ocupado por José Alfredo Martínez de Hoz. La política económica de “Joe” fue un negativo punto de inflexión en la historia argentina.
El 2 de abril de 1976, el ministro difundió por cadena nacional los ejes centrales de su programa económico: privilegiar el mercado como asignador de los recursos, restringir la participación estatal en la economía, reducir el déficit fiscal con recorte del gasto público (incluyendo una “racionalización” del personal) e incremento de la recaudación tributaria para frenar la inflación, equilibrar las cuentas externas.
Las semejanzas entre el discurso actual y los enunciados de Martínez de Hoz saltan a la vista. Los geniales Rudy y Paz sintetizaron esa proximidad con un chiste en el que dos personas tienen el siguiente diálogo:
-Todavía no sabemos quién será el ministro de Economía de Milei, pero hay señales preocupantes.
-¿Qué?
-Consiguió el ADN de Martínez de Hoz.
En La lógica política del poder económico. Ensayos en homenaje a Jorge Schvarzer, el economista Ricardo Aronskind explica que “en la gestión de Martínez de Hoz la fuente de inspiración de la política económica fueron teorías que jamás se habían aplicado en países desarrollados, y que sólo tenían antecedentes empíricos en el gobierno dictatorial de Pinochet en Chile... la fracción más activa del poder económico –y más influyente desde 1976 en adelante- había abandonado la idea de observar y aprender de las prácticas económicas de los países centrales, para “probar” con teorías económicas extremistas dentro del liberalismo, que sólo habían comenzado a ejecutarse bajo gobiernos de facto. Esa trayectoria político-intelectual muestra un paso hacia la irresponsabilidad pública y el aventurerismo económico, ya que ofrecía al país como 'banco de prueba' de modelos abstractos que fueron, efectivamente, fallidos”.
Sin perjuicio de eso, la gestión de Martínez de Hoz también recibió críticas por “derecha” de algunos referentes liberales vernáculos como Álvaro Alsogaray, Alberto Benegas Lynch y Horacio García Belsunce.
En ¿Tú también, bruto?. Críticas liberales a un modelo liberal: el plan de Martínez de Hoz según Alsogaray, Benegas Lynch y García Belsunce en La Prensa (1976-1981), el investigador de la Universidad de General Sarmiento Martin Vicente explica que “representativos economistas liberales que fungieron como apoyos civiles del Proceso de Reorganización Nacional (PRN) y elogiaron los objetivos del programa de Martínez de Hoz, censuraron prontamente los resultados del plan e iniciaron una revisión sobre su condición de liberal, la cual negaron, colocándolo dentro del derrotero de políticas “dirigistas” que para estos actores habían marcado al país desde el advenimiento del peronismo en 1946.
El diario La Prensa, que apoyó el PRN pero tuvo diversas desavenencias con él, fue la gran plataforma de estos debates en la que se publicaban las columnas de Álvaro Alsogaray, Alberto Benegas Lynch y Horacio García Belsunce.
El caso Benegas Lynch
El apellido Benegas Lynch es muy cercano al mundo Milei. La investigadora Victoria Haidar repasa la trayectoria de ese intelectual de derecha en su trabajo Batallando por la reactivación del liberalismo en la Argentina: la revista Ideas sobre la Libertad entre 1958 y 1976. “Habiendo cursado estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, en 1950 viajó a los Estados Unidos, donde tomó contacto con von Mises y Hayek, intelectuales que facilitaron su acreditación, en 1957, como miembro de la Sociedad Mont Pelèrin."
Su paso por el país del Norte también le permitió estrechar lazos con Ayn Rand, la escritora fundadora de la corriente “libertariana” del neoliberalismo. En virtud de aquella experiencia conoció a Leonard Read, el carismático presidente de la Cámara de Comercio de Los Ángeles que en 1946 creó la Foundation for Economic Education, con la finalidad de “revivir” la filosofía de la libertad. Todos esos vínculos se consolidaron cuando la Revolución Libertadora lo nombró consejero de la Embajada Argentina en Washington”, precisa Haidar.
Un tiempo después, Benegas Lynch impulsó la creación del Centro para la Difusión de la Economía Libre. Esa usina del pensamiento de la “filosofía de la libertad”, luego renombrada como Centro de Estudios para la Libertad (CDEL), organizó múltiples conferencias y publicaciones de libros de autores como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y Murray Rothbard. Las multitudinarias charlas de Ludwig von Mises dictadas en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, en 1959, fueron algunas de las actividades organizadas por el CDEL.
En la última dictadura cívico-militar, Benegas Lynch alternó entre el apoyo político y las críticas por “derecha” -como ya se dijo- al plan Martínez de Hoz. En una columna fechada en septiembre de 1978, Benegas Lynch sostuvo que “no obstante la evidencia de lo mucho bueno realizado desde el 24 de marzo de 1976, el antiliberalismo todavía sigue firme”.
En otro artículo publicado en noviembre de 1980, Benegas Lynch agrega que “el ejemplo del Proceso de Reorganización Nacional coadyudaría grandemente a la restauración de la idea liberal contenida en nuestra Constitución fundadora, si se decidiera a abandonar todo el bagaje estatista que todavía arrastra con su política actual y que se halla en abierta pugna con los principios constitucionales”.
El hijo del fundador del CDEL, Alberto Benegas Lynch (hijo), tiene 83 años y es considerado el mentor de Milei. La cercanía con el líder libertario no termina allí. El nieto del primer Benegas Lynch encabezó la boleta de candidatos a diputados nacionales libertarios por la provincia de Buenos Aires.
En el acto de cierre de campaña en el Movistar Arena, “Bertie” Benegas Lynch sostuvo que debían "suspenderse las relaciones diplomáticas con el Vaticano". También se hizo famoso por su propuesta de privatizar “el mar y las ballenas”. Martinez de Hoz, Menem, Macri, Milei. La aplicación de recetas ya conocidas augura resultados económicos/sociales indeseables.
Por Diego Rubinzal / P12