Atención, bullicio y comprensión: cómo el cerebro puede entender cuando se habla en ambientes ruidosos

Actualidad04/11/2025
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Un reciente estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Washington analizó cómo se relaciona la capacidad intelectual con la percepción del habla en entornos ruidosos. El experimento se centró en observar cómo diferentes personas logran identificar las palabras de un hablante específico cuando varios interlocutores comparten el mismo espacio, una situación que simula lo que ocurre en restaurantes y reuniones grupales.

El análisis se desarrolló con participantes de distintos perfiles cognitivos, con el objetivo de determinar qué factores influyen en la comprensión del habla bajo condiciones complejas de ruido y múltiples voces.

Según datos recogidos por la Universidad de Washington, los investigadores encontraron un vínculo directo y significativo entre la capacidad intelectual evaluada mediante pruebas estandarizadas y la percepción del habla en escenarios ruidosos con varios interlocutores.

El resultado mostró que las personas con mayor puntuación en las pruebas de inteligencia obtuvieron mejores resultados en la tarea de distinguir y comprender frases en medio del bullicio, mientras que aquellos con menores capacidades enfrentaron mayores dificultades.

De acuerdo con Susan Lau, responsable del estudio en el Virginia Merrill Bloedel Hearing Research Center de la Universidad de Washington, la percepción adecuada del habla en estos contextos exige un procesamiento cerebral complejo.

Los participantes deben aislar el sonido de interés, ignorar el ruido y el contenido no relevante, mantener la atención selectiva y decodificar la información lingüística a diferentes niveles, desde la fonética y la gramática hasta el significado y el contexto social de la conversación, como los gestos y señales no verbales.

El informe, publicado en PLOS ONE y difundido por Science Daily, señala que no es necesario tener una pérdida auditiva para tener dificultades de comprensión en ambientes ruidosos. Lau afirma que existe una creencia incorrecta que cualquier persona que tiene dificultad para entender el habla en un restaurante o reunión padece un problema en el oído periférico.

El estudio, sin embargo, prueba que la capacidad cognitiva desempeña un papel tan importante como la audición física. Atender, comprender y responder a un interlocutor específico en un contexto adverso requiere recursos mentales adicionales, incluso en personas con audición normal.

El equipo investigador sugiere que tanto personas neurodivergentes como aquellas con menor capacidad cognitiva podrían beneficiarse si cuentan con entornos auditivos adaptados a sus necesidades. En espacios educativos, por ejemplo, ajustar la ubicación de un estudiante o incorporar ayudas técnicas podría facilitar la comunicación y el aprendizaje.

Los resultados del estudio refuerzan el valor de las adaptaciones en la organización y el diseño del aula para favorecer la inclusión y el acceso equitativo a la información.

El estudio hace hincapié en la importancia de distinguir entre la pérdida auditiva periférica, que implica alteraciones en el oído o los mecanismos físicos que llevan el sonido al cerebro, y la dificultad en el procesamiento cognitivo del lenguaje.

Mientras que la primera se puede detectar y tratar con dispositivos médicos, la segunda requiere enfoques educativos, ambientales y cognitivos para mejorar el desempeño y el bienestar de quienes enfrentan retos en la comunicación oral.

Los resultados contribuyen a la comprensión de cómo se puede optimizar la experiencia comunicativa en diferentes grupos de la población. Esto es especialmente relevante en un contexto de salas de clase, lugares de trabajo y espacios comunitarios, donde la presencia simultánea de varias fuentes de sonido es una constante.

La información producida por el equipo de la Universidad de Washington permite orientar nuevas estrategias para el diseño de ambientes accesibles y fomenta la investigación sobre los mecanismos cerebrales que permiten a los individuos filtrar, atender y entender el lenguaje oral en condiciones complejas.

El estudio destaca el vínculo entre la capacidad intelectual y el desempeño en tareas de percepción del habla bajo ruido competitivo, ofrece argumentos para valorar la intervención ambiental y educativa y abre nuevas líneas de investigación sobre la interacción entre el sistema auditivo y los procesos cognitivos. A medida que la ciencia avanza en entender estas conexiones, mejora la capacidad de la sociedad para responder a las necesidades de comunicación de todas las personas, independientemente de su perfil sensorial o intelectual.

Nota:infobae.com

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