Kicillof ajusta su plan presidencial para encarnar una renovación

Actualidad - Nacional31/10/2025
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La derrota sorpresiva del peronismo en la provincia de Buenos Aires marcó el final precipitado de Fuerza Patria, el sello electoral que surgió de la convivencia forzada entre Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof. Ya sin la necesidad de mantenerse unidos para enfrentar de mejor manera las elecciones de medio término, se desintegró el esquema de tres patas y a partir de ahora cada sector tomará su propio camino para después confluir, o no, en 2027. La renovación de autoridades en el PJ de la provincia de Buenos Aires, hoy presidido por Máximo Kirchner, será el primer test de la nueva relación entre los actores.

El mismo domingo a la noche, mientras arrancaba la temporada alta de pases de factura por el resultado inesperado, Kicillof procuró retomar la iniciativa. En un búnker de ánimos abatidos, dio un paso al frente y se postuló como único orador en el escenario de la derrota. Lo acordó con Máximo Kirchner y Massa, en una sala del primer piso del Hotel Brizo. Habían esperado los resultados en salones separados. A ese discurso le siguieron varias notas periodísticas en la semana en las que el gobernador se reafirmó como contracara de Javier Milei. El Presidente le facilitó la tarea al dejarlo afuera de la reunión con gobernadores, en la Casa Rosada. 

El plan presidencial de Kicillof sigue en pie, ante la ausencia de opositores que hayan salido fortalecidos de las elecciones del domingo. El gobernador reunirá hoy a su tropa de intendentes para sostener la iniciativa y definir una hoja de ruta. Lo más probable es que surja una propuesta de los jefes comunales para pelear por la presidencia del PJ bonaerense. En La Plata ven con buenos ojos que la vicegobernadora Verónica Magario reemplace a Máximo Kirchner. El cristinismo está dispuesto a resistir, incluso a dirimir el liderazgo en elecciones internas, advierten. El intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, fue el primero en proponer la continuidad de Máximo. 

Es una de varias discusiones internas que se agolpan en el horizonte. El gobernador reclama que los bloques del peronismo en la Legislatura cierren filas para aprobar el endeudamiento, después de un primer intento fallido el 2 de octubre. El cristinismo y el Frente Renovador pretenden que esa ley se discuta en conjunto con un fondo para los municipios, con las designaciones en organismos de control y el presupuesto 2026. Kicillof debe remover esos obstáculos antes de meterse de lleno en la construcción nacional. 

El gobernador y su equipo de colaboradores más estrechos saben que deben recalibrar el proyecto presidencial para lograr conectar con un sector de la población que se resiste a votar al peronismo, incluso en una situación de crisis como la que atraviesa el gobierno de Milei. El desafío, analizan en La Plata, es poder representar al electorado que, llegado el momento, rechace la continuidad del Presidente y busque una opción alternativa.

“El problema más grande es que no podemos sumar un voto más allá de los propios. En 2027 la mitad del electorado va a tener un promedio de 30 años y no sabemos cómo llegarles a esos pibes”, dice un ministro bonaerense, que además se lamenta por el resultado en Santa Fe. “Fue un golpe duro, porque muestra que no podemos representar al centro del país. Sin Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza no se puede”, advierte. Otro integrante del gabinete suma su lectura: “Tenemos que ser más claros, con una propuesta renovada”.

El replanteo es profundo. Desde el año que viene el gobernador bonaerense avanzará en el armado del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en distintas provincias y empezará a recorrer el país con excusas de gestión. Pero en su entorno advierten que lo más importante de la etapa que viene es darse tiempo para caminar y escuchar, para interpretar con profundidad las demandas de la sociedad de cada región. “No basta con decir que el gobierno de Milei es un desastre, ni con hablar de manera superficial de las inconsistencias del programa económico. Tenemos que poder interpretar una época, encarnar las demandas de cambio, como lo hizo Milei en 2023”, dice un integrante de la mesa chica de Kicillof.   

Los armadores de Kicillof coinciden en que, en paralelo, debe reforzar el vínculo con el resto de los gobernadores del peronismo, incluso con aquellos de lealtades lábiles, como Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y hasta Gustavo Sáenz (Salta). “Hay que ser respetuosos de los liderazgos locales”, dicen, para marcar el contraste con Cristina Kirchner.

El enfrentamiento interno se reactivó apenas se conoció el resultado del domingo. La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, insistió en que Cristina había tenido razón al oponerse al desdoblamiento que impulsó Kicillof. Quilmes fue uno de los pocos municipios en los que Fuerza Patria sacó más votos que en las elecciones del 7 de septiembre. “El desdoblamiento expuso a los intendentes que no trabajaron para el 26 de octubre”, dicen en La Cámpora.  

En la gobernación atribuyen buena parte de la derrota al armado de las listas. Argumentan que por primera vez desde 1983 no hubo intendentes en la boleta y acusan a Cristina por el desafío del intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que presentó una lista propia, por fuera de Fuerza Patria, y obtuvo 0,8% de los votos, un porcentaje que le hubiera permitido al peronismo ganar las elecciones nacionales. La presidenta del PJ nacional había cerrado el acuerdo con Gray para que compitiera por adentro en septiembre. El cierre de la lista nacional hizo que el intendente de Esteban Echeverría jugara por afuera en octubre. No fue el único enojado. La segunda candidata en la lista de Gray fue María Laura Guazzaroni, presidenta del Concejo Deliberante de Escobar, municipio del intendente Ariel Sujarchuk, otro de los disconformes con el cierre nacional.  

Por Gabriel Sued / El Destape

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