La disrupción de la consultoría: cuando el conocimiento se automatiza

Actualidad31/10/2025
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Un artículo en Reuters, «AI sets up Kodak moment for global consultants«, está siendo muy comentado en diversos foros profesionales. El artículo explica cómo la consultoría vive una disrupción tan rápida y estructural, que amenaza con hacer obsoleto el modelo de negocio que la ha sostenido durante décadas.

La inteligencia artificial está erosionando el valor diferencial de las grandes consultoras como Accenture, Deloitte, PwC, KPMG o McKinsey, que durante años vendieron conocimiento empaquetado, análisis intensivo y ejércitos de jóvenes analistas como supuesto sustituto eficiente de departamentos internos.

Hace unos meses, escribí sobre mismo tema en «Inteligencia artificial y consultoría: espera a que llegue el final del tobogán«. Decía entonces que muchas consultoras se encontraban todavía disfrutando de la velocidad del descenso, sin haber entendido que lo que viene después no es una aceleración eterna, sino el duro suelo. Que la verdadera transformación, la de los modelos de negocio, apenas había empezado. Y que, cuando la inteligencia artificial se normalizara, el valor añadido que las consultoras creían ofrecer se podría ver reducido a la mínima expresión.

Esa predicción ya está teniendo lugar: los grandes clientes empiezan a darse cuenta de que buena parte de los proyectos de consultoría son ahora procesos automatizables. Un encargo que antes costaba un millón de dólares puede resolverse hoy con herramientas relativamente sencillas de machine learning y prompt engineering por tan solo una fracción de ese precio. Lo que antes se justificaba por el tiempo invertido por humanos y por su capacidad analítica, hoy se resuelve con algoritmos que no duermen ni cobran horas extra.

En un debate en X que se ha hecho relativamente viral, decenas de consultores reconocían que su trabajo se está convirtiendo en un proceso de traducción: interpretar y maquillar resultados producidos por inteligencia artificial. Los márgenes históricos de la industria desaparecen a medida que las empresas aprenden a integrar directamente herramientas como ChatGPT Enterprise o Claude Team. La inteligencia artificial se convierte en el nuevo socio invisible, más barato y, en muchos casos, más preciso que los consultores humanos.

La inteligencia artificial está obligando a las firmas de servicios profesionales a redefinir su propuesta de valor: ya no basta con ofrecer análisis, sino con construir sistemas capaces de aprender junto al cliente. Todo indica que el futuro de la consultoría será híbrido: una combinación de visión estratégica humana, infraestructura tecnológica y credibilidad basada en resultados medibles, no en diapositivas elegantes. La disrupción no es una metáfora vacía: Accenture está recortando plantilla y poniendo de patitas en la calle a quienes consideran que no puedan reciclarse hacia inteligencia artificial en su reestructuración global, mientras acelera proyectos de automatización interna, una señal clara de cambio en la economía del conocimiento. BCG, por su parte, espera que el 20% de sus ingresos de 2024 provenga de consultoría en IA y proyecta llegar al 40% en 2026, reflejando que el valor se desplaza del slideware a soluciones apalancadas en modelos y datos. Incluso McKinsey ha reducido más del 10% de su plantilla en 18 meses, tras años de expansión, y reorienta capacidades hacia inteligencia artificial y software, otro indicador de que el modelo tradicional de horas facturables pierde tracción.

En muchos sentidos, esta disrupción no es solo tecnológica, sino existencial. Las consultoras no están perdiendo herramientas, están perdiendo su monopolio sobre el conocimiento. La inteligencia artificial ha democratizado el acceso a la información, los modelos y las metodologías que antes justificaban la contratación de una firma externa. La inteligencia artificial convierte el conocimiento en una commodity, y la consultoría prosperaba precisamente porque no lo era.

Accenture, PwC, EY o McKinsey no ignoran esta realidad: están invirtiendo desesperadamente miles de millones en inteligencia artificial, desarrollando divisiones internas de automatización y presentando nuevas plataformas de análisis predictivo, como el AI Navigator de Accenture. Pero la pregunta no es si adoptan la tecnología, sino si son capaces de redefinir su papel: la consultoría tradicional fue concebida para absorber conocimiento y revenderlo. La inteligencia artificial, en cambio, lo distribuye y lo democratiza.

El resultado es que las empresas que antes necesitaban pagar por informes y presentaciones, ahora pueden generar escenarios y estrategias en tiempo real. El cliente, por primera vez, puede tener un modelo que «piensa con él», no que le entrega conclusiones en diferido. Es la automatización del pensamiento aplicado, y afecta directamente al corazón de la industria: a su modelo de horas facturables.

La disrupción, por tanto, no consiste solo en que la inteligencia artificial haga el trabajo más rápido o más barato, sino en que hace irrelevante la intermediación. Como toda tecnología transformadora, no destruye por accidente, sino por coherencia. Las consultoras se diseñaron para un mundo donde el conocimiento era escaso y lento. La inteligencia artificial habita un mundo donde el conocimiento es abundante e inmediato.

La única salida viable es la reinvención: pasar de ser proveedores de conocimiento a ser arquitectos de transformación. Quienes entiendan esto, quienes logren acompañar a los clientes no solo con datos, sino con visión, ética y propósito, sobrevivirán. Los demás, se convertirán en una función secundaria: auditores de algoritmos, guardianes de cumplimiento o outsourcers del pasado.

La disrupción de la consultoría no es una crisis pasajera: es una reconfiguración del poder. Igual que otras industrias antes que ella, deberá decidir si se convierte en protagonista de su cambio o en testigo de su propia desaparición. En un mundo donde el conocimiento ya no se compra sino que se genera, la verdadera consultoría será la que te ayude a pensar, no la que te cobre por hacerlo.

Nota: https://www.enriquedans.com/

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