Nike y su zapatilla biónica: mejorando nuestras capacidades

Actualidad30/10/2025
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Mi columna en Invertia de esta semana se titula «Cuando el cuerpo se vuelve configurable: la nueva frontera de la mejora humana», y es una reacción al anuncio por parte de Nike del Project Amplify, una zapatilla deportiva que combina motor, sensores, ajuste biomecánico individualizado y un calzado modular extraíble para cuando se quiere utilizar de manera convencional, y que proporciona a quien la lleva un incremento de sus capacidades musculares, mayor resistencia a la fatiga y mejores prestaciones.

Las zapatillas se integran en un soporte anclado a la parte superior del tobillo, que contiene un anillo de baterías ajustado a la pantorrilla. Unido al conjunto de baterías hay un brazo mecánico que apunta hacia abajo, con la parte más gruesa apoyada sobre la parte exterior del tobillo. En esa parte gruesa se encuentra el motor, que acciona una pieza articulada unida al talón del zapato.

La idea me resultó provocativa e interesante, porque la cobertura que he leído hasta ahora habla de cuestiones como «acercar el humano al cyborg» o «una e-bike para tus pies«, conceptos que considero muy buenos para plantear algunas reflexiones. Por supuesto, Nike no está en ningún momento planteando el uso de este tipo de «calzado aumentado» para atletas profesionales o de élite, sino para personas con capacidades perfectamente estándar que simplemente pretendan obtener u rendimiento superior, sea porque son corredores medios o porque pasan muchas horas de pie. La idea, básicamente, es combatir mejor la fatiga y obtener un empuje mayor que el que obtendríamos simplemente con nuestros músculos, todo ello gracias a un conjunto de sensores biométricos y algoritmos de inteligencia artificial que, en cada momento, calculan el impulso que necesitamos y lo adaptan a nuestra locomoción.

No he tenido la oportunidad de probarlos y, por tanto, me guío únicamente por lo comentarios, pero la posibilidad de convertir un calzado, una prenda o un accesorio en una extensión del propio organismo me parece, como mínimo, digna de una reflexión, o de un conjunto de ellas. Por el momento, el uso habitual de este tipo de mecanismos solía venir determinado por las prótesis, en personas que poseían algún tipo de limitación en algún miembro o en una parte del cuerpo y que trataban de obtener una funcionalidad similar a la que se tiene con la funcionalidad completa.

Ahora, sin embargo, no hablamos de limitaciones más allá de las fisiológicamente asumidas, como el cansancio, etc.: lo que planteamos es potenciar la funcionalidad para que una persona pueda, sin esfuerzo, pasar más horas de pie, caminar o correr durante más tiempo. El cuerpo como plataforma para que, mediante un periférico, podamos incrementar sus capacidades. Estamos ante la llamada human augmentation o human enhancement, un espacio conceptual en el que se puede distinguir entre lo que supone replicar una capacidad, aumentarla o incluso exceder sus límites, y que nos lleva a considerar la frontera entre herramienta y órgano como algo cada vez más borroso.

Las preguntas, claro, surgen inmediatamente: estamos hablando de un simple capricho que alguien puede utilizar para correr más rápido o más tiempo? ¿O ante el próximo adminículo con el que algunos trabajadores serán forzosamente equipados para que puedan pasar más horas de pie, por ejemplo, atendiendo al público? La diferencia no es para nada sutil y para nada inofensiva: si convertimos este tipo de posibilidades de mejora en un requisito para ciertos trabajos, estaremos planteándonos, posiblemente, llevar al cuerpo humano a una lógica de eficiencia extrema que podría desembocar en muchas cosas, muchas de ellas muy peligrosas, como la explotación laboral.

Mejorar el cuerpo y sus prestaciones puede ser una idea muy potente e interesante. Pero conviene plantearse la lógica y los valores con las que nos planteamos hacerlo, porque nos pueden llevar a cosas muy distintas, y a consideraciones muy complejas. Y el momento de llevar a cabo ese tipo de reflexiones es ahora, cuando la conjunción del desarrollo de la inteligencia artificial y de la biomecánica nos permite empezar a plantear este tipo de dispositivos ya prácticamente enfocados al consumo. Si permitimos que sea el mercado el que lo regule «a la americana» por la vía de facto, ya sabemos con qué nos vamos a encontrar. A lo mejor, conviene hacer una cierta reflexión y plantearse en qué casos y para qué vamos a considerar este tipo de dispositivos como algo deseable e interesante, y en cuáles como algo cercano a la explotación.

Nota:https://www.enriquedans.com/

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