


Reforma jubilatoria: Milei quiere que el país trabaje hasta los 70 años y allanar el camino a la privatización el sistema
Actualidad - Nacional29/10/2025


El Gobierno buscará avanzar en el Congreso con la reforma previsional que le prometió al FMI cuando recibió un mega préstamo en abril. Validado en las urnas, La Libertad Avanza pretende subir la edad jubilatoria a 70 años, la más alta del mundo, y hundir la medianía de los ingresos a valores similares a la Pensión Universal al Adulto Mayor (PUAM). En paralelo, allanaría el camino para que bancos privados lideren un negocio como el de las AFJP y desdoblar el sistema.
El presidente Javier Milei le prometió al Fondo Monetario avanzar en una reforma jubilatoria para seguir apuntalando el ancla fiscal del programa económico. El acuerdo con el Fondo estipulaba compromisos a cumplir por parte de la Argentina con relación a la implementación de reformas estructurales vinculadas a políticas sociales, como el actual régimen jubilatorio. Una vez concluidos los comicios, la apertura de la discusión legislativa es inminente.
Hace más de dos meses el Gobierno hizo circular por los tribunales un proyecto de reforma sobre el régimen general de jubilaciones. ¿En qué se basaría? En los papers publicados en la última década por el propio FMI, el Banco Mundial, la OIT, la OCDE y la Fundación Mediterránea-IERAL. En los artículos mencionados nació el espíritu de la ley que quiso implementar Mauricio Macri en 2017, frustrada ante el impacto social que generó su redacción. Cabe detenerse en este punto.
En una entrevista concedida en julio al portal Río Negro, el presidente de IERAL, Osvaldo Giordano, había deslizado cuando le consultaron sobre una reforma: "Entendemos que a los 65 años todos debieran acceder a algo parecido a la PUAM, más un reconocimiento proporcional a los años de aporte de cada beneficiario. Eso técnicamente se llama ‘cuentas nocionales’, algo así como una simulación de una cuenta de capitalización de todos los aportes. Algo así implicaría un sistema mucho más consistente. Si además el mercado laboral funciona mejor, la gente va a tener mejores haberes. Y es clave, la edad de retiro de 65 años, se vaya moviendo junto con la demografía. Hay dos elementos centrales: uno es que la expectativa de vida ha mejorado y otro es la caída de la natalidad". Giordano fue titular de la Anses durante el inicio de gobierno de Milei.
La reforma previsional de Milei: la edad jubilatoria más alta del mundo
La edad mínima para jubilarse se elevaría de los actuales 60 años para mujeres y 65 para varones, hasta llegar a los 70 años para ambos géneros. El aumento comenzaría en 2027 y se aplicaría de forma escalonada, con la meta de alcanzar los 70 años en 2030. En 2027 la edad sería de 66 años para los hombres y 62 para las mujeres, y así sucesivamente.
Todo un récord mundial o "fenómeno barrial" en palabras de Milei. En mayo de este año, el Parlamento de Dinamarca elevó el parámetro a la misma edad que propondría el proyecto libertario, pero esa cifra recién sería alcanzada en 2040. En el caso argentino, la carrera sería ganada por 10 años. De momento no se conocen otras propuestas internacionales que lleguen a ese umbral.
Tasa de sustitución: la clave para entender la reforma jubilatoria
La tasa de sustitución jubilatoria, también conocida como tasa de reemplazo, es el porcentaje del último salario de un trabajador que se reemplaza por la pensión al jubilarse. Este indicador sirve para medir cuánto poder adquisitivo mantiene una persona después de retirarse y se utiliza para comparar el nivel de vida antes y después de la jubilación. Por ejemplo, una tasa de sustitución del 75% significa que el jubilado recibirá el 75% de su último sueldo como pensión.
Actualmente, la fórmula de cálculo se establece en 1,5% por cada año aportado, con un mínimo de 30 años, aplicado a la remuneración promedio de los últimos 10 años, más un concepto de suma fija, denominado prestación básica universal (PBU). Es este último componente fijo el que otorga la progresividad del sistema, otorgando mayores tasas de sustitución, definida como el ratio entre salario en actividad y el haber en pasividad, a los trabajadores de más bajos ingresos
Una persona que percibe el salario mínimo, vital y móvil (SMVM) recibiría una tasa de sustitución del 95,9%, cifra que desciende al 72,4% para quienes perciben 1,5 SMVM, al 65,5% para quienes perciben 2 SMVM y continúa descendiendo paulatinamente hacia tasas en torno al 50% para quienes perciben desde 5 SMVM en adelante.
La reforma macrista de 2017 contemplaba bajar la tasa de sustitución al 20% y con Milei incluso sería menor. La Prestación Proporcional -figuraba en el proyecto de Ley Bases pero luego del Gobierno la retiró porque se descontaba que no sería aprobada por el Congreso- consistía en una jubilación según los años aportados, con la garantía de un haber mínimo equivalente a la PUAM del 80% del haber mínimo.
Si se extendiera el rango de cálculo a la totalidad de los 30 años de aporte, se deberían contabilizar salarios nominales ínfimos, lo cual abriría la puerta a que aquellos sueldos más altos recurran a un sistema privado, montado sobre un negocio en el cual bancos privados se verían involucrados. Esta es una de las preocupaciones más grandes de los abogados laboralistas consultados por este medio.
El discurso libertario presenta la extensión etaria como un derecho voluntario del trabajador, un vil chantaje. Si hoy la tasa de sustitución promedio de las jubilaciones oscila en el 50% del salario que se percibe en actividad, la decisión de continuar la vida laboral no es voluntaria, es por supervivencia. Más aún si la prestación complementaria que se establece por cada año que supere los 30 años de servicios alcanza al 1,5% del promedio salarial de los últimos 10 años. Es decir, prolongar cinco años la vida laboral garantiza un 7,5% más a la hora de hacer el cálculo del haber jubilatorio.
Asimismo, para aquellos trabajadores que estén en condiciones de jubilarse y que decidieran continuar su vida laboral más allá de la edad hoy requerida, sus empleadores quedarían exceptuados de las contribuciones patronales. Es decir, se abarataría la mano de obra a niveles extremadamente suculentos para cualquier empleador. ¿Quién elegiría darle un puesto de trabajo a una persona jóven si la ley permitiría pagar sueldos sin cargas sociales?.
La pensión por viudez en el ojo de la tormenta mileísta
Otro punto central es la pensión por viudez. A diferencia de los beneficios por vejez (jubilaciones) e invalidez (jubilaciones o pensiones), las pensiones por fallecimiento tienen como sujeto protegido a los integrantes del grupo familiar de la persona cubierta.
Quienes están detrás del proyecto consideran que la progresiva incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y a los derechos previsionales irían en contra la justificación de otorgar pensiones vitalicias a viudas o viudos jóvenes, que pueden continuar su vida laboral.
Una de las opciones sería reemplazar las pensiones vitalicias para adultos jóvenes por un esquema que ofrezca protección económica durante un período ante el fallecimiento de un cónyuge, pero con límites temporales. Del mismo modo, el esquema de beneficios para los adultos mayores no debería simplemente acumular beneficios, sino estar diseñado en función de la realidad de las necesidades de protección efectiva y las restricciones presupuestarias del Estado.
Este esquema seguiría la lógica de la cobertura por vejez e invalidez. Es decir, si el fallecido no tenía aportes al sistema, el monto sólo corresponderá al 70% de la prestación básica (siempre y cuando los derechohabientes no tengan derecho propio a
una prestación básica). Con este esquema, se lograría una reducción de costos para el sistema.
Desde el 10 de diciembre, La Libertad Avanza irá a fondo en el Congreso para aplacar una de las vías de gasto social más grandes en la estructura estatal vigente y allanar el camino a lo que siempre deseó: cumplir el sueño privatizador del sistema previsional.
Por Rodrigo Nuñez / El Destape
























