Los riesgos del aislamiento
El miércoles 13 de noviembre pasado, el think tank REDAPPE (Red argentina de profesionales de política exterior), organización creada hace seis años que nuclea a alrededor de 300 especialistas en relaciones internacionales de todo el país y que brega por una política exterior soberana e inclusiva, organizó en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA un seminario titulado “Una política exterior de Estado para la democracia argentina”.
Fue una convocatoria oportuna en momentos en que la política exterior atraviesa por un período de cambios en los que el gobierno se aparta de los consensos históricos de la democracia y encara una política de alineamientos con Estados Unidos e Israel, se aleja de la región latinoamericana y reniega del multilateralismo y de la acción de las Naciones Unidas.
El primer panel del encuentro, titulado “La actualidad de la política exterior: rupturas y continuidades”, estuvo integrado por el ex canciller Rafael Bielsa, el ex vicecanciller Raúl Alconada Sempé, la ex embajadora ante la ONU y Francia, María del Carmen Squeff y el autor de esta nota.
La embajadora Squeff se refirió a la importancia del multilateralismo y a los riesgos del aislamiento en un foro en el que es importante lograr consensos para causas de interés argentino como la cuestión Malvinas. Se refirió también al voto negativo argentino en la Asamblea General referido a la cuestión de los pueblos indígenas, que en el pasado la Argentina votaba favorablemente y copatrocinaba, y a la reciente retirada de la delegación argentina de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Cambio Climático. Señaló que la Argentina tenía una larga historia de apoyo al multilateralismo y que no es atacando al mismo que se resolverán los grandes problemas de la humanidad, que seguirán siendo tratados por el mundo aún sin nuestro país.
Por mi parte, expresé que a esta altura era evidente que había un abandono de los ejes principales de política exterior de la democracia restaurada en 1983: la integración regional, el apoyo al multilateralismo y las relaciones con todos los países del mundo con independencia de sus regímenes y sin prejuicios ideológicas. Estos ejes habían sido respetados por todos los gobiernos y en la actualidad se abandonaban, como lo indicaban la falta de interés actual por la región, las críticas a la ONU efectuadas por el Presidente acusándola de pretender establecer “un gobierno mundial con agenda socialista” y los ataques a los Presidentes de países como China, Colombia, México, Brasil, Bolivia o España. Destaqué la gravedad de las acusaciones al servicio exterior argentino y la importancia de escuchar y respetar todas las opiniones y debatirlas, como garantía para tomar luego las decisiones acertadas.
El ex vicecanciller del Presidente Alfonsín, Dr. Raúl Alconada Sempé, se refirió al espíritu de cooperación política democrática que existía en los primeros tiempos de la democracia, recordando distintos episodios como el apoyo que Carlos Menem brindó a Raúl Alfonsín en el tema del canal de Beagle, o las visitas que el canciller Guido Di Tella efectuaba a Alfonsín, o los entendimientos multipartidarios en el tema de los hielos continentales. Sostuvo que siempre se opinó con libertad, que era una conquista de todos tras la dictadura, y criticó los ataques a lo que denominó “un cuerpo diplomático argentino de excelencia”, al que se debía dejar opinar sin temor a represalias. Concluyó su exposición diciendo “sea educado, como nos enseñaban en la escuela; la soberbia se maneja indefectiblemente con violencia”.
El ex canciller Rafael Bielsa hizo referencia a los grandes cambios que están teniendo lugar en el mundo y a las soluciones que proponían personas insospechadas de ser de izquierda como el Presidente Macron o la señora Christine Lagarde, referidas a medidas proteccionistas que se debían tomar o a la importancia de las regulaciones financieras o de mayores impuestos a las multinacionales. Abogó por la importancia del consenso y de la sensibilidad por el sufrimiento del otro y citó a un economista idolatrado por el Presidente Milei, el profesor español Huerta de Castro, quien sostuvo que “la democracia le da la posibilidad de hablar a mucha gente y el Estado transforma esto en algo que además debe ser pagado, Estado y democracia son socialistas, y por lo tanto no deberían existir”, concluyendo –como decía Joan Manuel Serrat– que “no se puede hacer buen vino de una cepa enana”.
El segundo panel, titulado “Acuerdos nacionales para una política exterior de estado”, estuvo integrado por la diputada por la provincia de Buenos Aires, Margarita Stolbizer, el ex canciller y ex ministro de Defensa Jorge Taiana, la ex gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, y el senador nacional por la ciudad de Buenos Aires, Martín Lousteau.
La diputada Stolbizer defendió la necesidad de lograr acuerdos y consensos en la política en general y sobre todo en la política exterior. Sostuvo que se trata de consensuar en la diversidad y oponerse al patrullaje ideológico y a la intolerancia. Destacó la existencia de principios en el historial de la política exterior de la democracia, señalando a los derechos humanos como el valor principal, mantenido en todos los gobiernos y generador de respeto y consideración internacional. Defendió el multilateralismo y reivindicó una política exterior pragmática, sobreponiendo el interés nacional a enfoques ideológicos. Al concluir reivindicó al cuerpo diplomático argentino diciendo que sintió como propio el agravio por las lamentables “auditorías del pensamiento” que se estaban encarando contra los funcionarios.
El ex ministro Taiana sostuvo que hay continuidades importantes en la política exterior argentina, la primera de las cuales es la cuestión Malvinas. La Argentina nunca accedió a la ocupación del territorio de las islas y se opuso desde el primer día de la invasión británica en 1833. Otra continuidad es la de la neutralidad argentina, la oposición a “atarnos detrás de ningún país” y la postura de “decidir por nosotros mismos”. Reivindicó al multilateralismo como fundamental para un país como el nuestro, que necesita del respeto al derecho internacional. Sostuvo que era un error que acarreaba costos votar contra la agenda 2030 y contra otras resoluciones sobre derechos humanos, así como abandonar nuestra oposición a las sanciones a otros países, que solo pueden ser impuestas por los organismos internacionales como el Consejo de Seguridad o los tribunales internacionales. Finalmente expresó solidaridad con el servicio exterior frente a los agravios recientes y defendió la profesionalidad de su labor.
La ex gobernadora Bertone expresó su solidaridad con el servicio exterior argentino por las amenazas de persecución ideológica, señalando que ni la dictadura militar se había atrevido a tanto, manifestando que conocía de su profesionalismo y capacidad. Sostuvo que la defensa de la soberanía nacional estaba en juego y que con la actual política se perdía credibilidad, preguntándose cómo votarían en el Comité de Descolonización los países árabes si se concretaba el traslado de nuestra embajada a Jerusalén o los africanos si cerrábamos nuestras embajadas en África. Criticó la pendularidad en nuestra política hacia Malvinas a partir de la relación cambiante con el Reino Unido y de los acuerdos recientes firmados por la canciller Mondino sobre pesquerías y vuelos a las islas, que retoman los acuerdos Foradori-Duncan y que pueden generar incertidumbre en nuestros aliados. Defendió la capacidad disuasoria de la que debe dotarse a nuestras Fuerzas Armadas, en particular para la defensa de nuestros recursos, y la importancia del multilateralismo y de iniciativas como la agenda 2030 y sus objetivos, que habían encontrado aplicación práctica en su provincia.
El senador Lousteau criticó la volatilidad de la política exterior señalando que, si bien había continuidad en el apoyo a cuestiones como Malvinas o el Mercosur, no existía claridad sobre qué políticas llevar adelante con respecto a las mismas. La volatilidad era aún mayor en estos días por ejemplo con respecto a China, por las cambiantes posiciones del Presidente. Criticó la personalización de la política exterior y las peleas con otros mandatarios expresando que nadie puede por sí solo abarcar la complejidad del mundo, por lo que el ataque al servicio exterior además del agravio representa una pérdida de riqueza conceptual para interpretar las nuevas realidades. En un mundo tan cambiante sostuvo que era necesario que la Argentina estuviera en muchas mesas y que había sido un grave error alejarse de los BRICS. Reclamó por último la integralidad del debate en política exterior, que no se registra en el país sino aisladamente en algunos ámbitos, pero no por ejemplo en las comisiones parlamentarias, por lo que celebró la realización de eventos como el que lo tenía de partícipe.
El seminario organizado por REDAPPE, que contó con alta participación de asistentes del universo político, de la academia y de los estudiantes, representó una acción significativa en favor de un diálogo amplio para diseñar una política exterior adaptada a los tiempos actuales y consensuada por la mayoría. Esperemos que sea el primer momento de un debate de todos los sectores políticos que promueva la integración plena de la Argentina al mundo sobre la base de la cooperación democrática y pacífica.
Por Alberto D`alotto * El autor es ex vicecanciller. / El Cohete