





Cuando el diputado y primer candidato de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, ingresó cerca de las 21 a la quinta de Olivos todos, libertarios y macristas, funcionarios y legisladores, estaban convencidos de que presentaría la renuncia. Los grandes medios de comunicación aliados al gobierno nacional ya lo daban por muerto (políticamente). Las pruebas de su vínculo y conocimiento de las actividades del narco Fred Machado, detenido en Viedma y con pedido de extradición a los Estados Unidos, se habían convertido en la piedra del molino que hundirá las aspiraciones electorales para el próximo 26 de octubre del presidente Javier Milei. El triunfo es una de las condiciones que le impuso el gobierno de Donald Trump para concretar el respaldo económico que necesita de manera urgente el Presidente. Mauricio Macri, que lo visitó durante la tarde, le había recomendado que se saque el lastre, que pague el costo y que reinicie con vigor la campaña. Argumentos similares escuchó de la mesa política, pero Milei no aceptó las recomendaciones. Cuando recibió a Espert en Olivos, que llegó decidido a dimitir, le dijo que no renuncie.
Tomada la decisión, Espert recurrió a su cuenta de X y escribió: "Hola Edu! No me bajo nada". Edu es Eduardo Feimann que durante toda la tarde había utilizado su programa para demostrar la inconveniencia de que Espert continúe con su candidatura. "Te veo el lunes en tu programa de A24. Salute!", lo retó el diputado. Casi de inmediato, Milei lo respaldó con un retuit.
Las pruebas de la cercanía de Espert con el narco Machado crecían minuto a minuto. De hecho, en el programa de Feimann se pudo ver un video donde Espert, recostado al costado de la pileta que Fred Machado tiene en su casa de Viedma, se mofaba de las penurias económicas de Macri. El video, filmado por el narco, se había concretado en 2018. Hacía poco tiempo que habían conocido. Luego, cuando el año siguiente Espert se lanzó a la política para debutar como candidato del partido UNITE, su amigo Machado lo iba a transportar por todo el país en dos aviones propiedad del ahora narco detenido. Incluso lo iba a acompañar en cinco oportunidades.
El video transmitido parecía que era la gota necesaria para lograr la renuncia de la candidatura, que le reclamaban a Milei los dos catetos del triángulo de hierro que lo acompañan en la gestión, Karina Milei y Santiago Caputo. Incluso al Presidente le había hecho llegar el resultado del último focus group realizado. Los datos que arrojaban eran calamitosos donde 6 de cada 10 no creía en las explicaciones que daba Espert sobre su vínculo con el narcotraficante. Milei no decía nada.
Cerca de las 17 recibió la visita de Mauricio Macri. Era la segunda vez que lo veía en una semana después de un año sin encontrarse, con señales del libertario que molestaban al expresidente que, insistía, se sentía destratado tanto por el jefe del Ejecutivo como por algunos integrantes del gobierno.
Macri le recomendó que debía cortar de cuajo con el caso Espert. Le recordó que en 2015 tenía como primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires al periodista deportivo Fernando Niembro. Poco antes, se realizaron una serie de denuncias por unos contratos millonarios que su productora, La Usina, había firmado con el gobierno porteño. Macri, que era el jefe de gobierno y candidato presidencial dijo que había tomado una “decisión dolorosa pero necesaria”, Niembro dejó de ser candidato y Macri ganó las elecciones presidenciales. Milei escuchó la anécdota y la recomendación.
No hubo fotos, Macri pidió que se resuelva este intríngulis y que todo lo que se puede hacer en conjunto se debería hacer después de las elecciones del 26. Y se fue. Ni siquiera hizo un comunicado.
Mientras tanto, en los mentideros políticos de los libertarios y de los dirigentes del PRO se especulaba sobre en qué momento Espert daría el paso al costado. Hablaban de lo imperfecto que había sido el discurso con el que buscó justificar los 200 mil dólares que había recibido de la empresa minera Minas del Pueblo de Guatemala y que Espert había dicho en ese discurso leído que estaba vinculada a Machado. Era como que se colocaba a sí mismo la soga al cuello, porque no mostraba el contrato, no decía el monto final del trabajo y, sobre todo, justificaba la suspensión del trabajo por la pandemia del Covid cuando se trataba de un asesoramiento que podía concretarse vía Zoom. Pero sobre todo, afirmaba que había cobrada una importante cifra antes de comenzar el trabajo. Todo un suertudo.
Los medios de Guatemala habían mostrado que esa empresa pertenecía a Machado y que luego de una serie de irregularidades con el fisco local se descubrió que Minas del Pueblo SA --la que le había pagado al diputado-- operaba en la comuna de Chiquimula sin licencia de extracción de minerales. Todo mal.
En el PRO la comidilla era que en la militancia bonaerense "había una rebelión". Advertían que "nadie quería hacer campaña con la cara de Espert". Por lo tanto, consideraban que la renuncia era la mejor salida. El problema estaba en que para estos comicios se aplica la Boleta Unica Papel (BUP) y la imagen de Espert junto a Karen Reichardt aparecían primero en la larga boleta. "Hasta tres semanas antes se pueden reimprimir boletas”, le dijo uno de los popes del PRO violeta a Página/12. Era más que improbable. Las BUP ya están terminándose de imprimir y en poco tiempo más se van a distribuir por todo el territorio de la provincia. Rehacer, además, cuesta un verdadero dineral que iría en contra del objetivo de Milei de morir con el déficit cero.
Mientras tanto, en su casa de Beccar, Espert cavilaba junto a su familia. Miraba las redes sociales, los portales y en todos lados estaba su cara, los vuelos con Machado, los aviones, su video grabado con una escenografía típica de los años setenta, casi en blanco y negro con un discurso leído pero al que se le escaparon como una quincena de contradicciones (ver aparte). La renuncia se presentaba como la salida más conveniente.
Cuando Espert llegó al ingreso de Olivos por la calle Villate estaba decidido a renunciar, dar el paso al costado que le reclamaban propios y extraños. Milei lo recibió acompañado de Karina. El Jefe no quería que siga siendo candidato. Ella, según trascendió, era una de las que al oído le decía a Milei que lo mejor era que debe de ser candidato.
Cuando estuvieron frente a frente Milei se opuso a que dimitiera. Una decisión que parece hacer carne esa frase del presidente que dice que acelera en una curva. Los voceros no oficiales, como Lilia Lemoine, salieron de inmediato a responsabilizar al kirchnerismo de todo lo sucedido. Era una versión renovada del eslogan "Kirchnerismo nunca más" con el que sufrieron una aplastante derrota en territorio bonaerense el 7 de septiembre pasado.
Una vez decidido que Espert continúe en carrera, el legislador escribió su tuit y que segundos después Milei replicó. Casi nadie cree que este gesto cambie el destino de los comicios del próximo 26.
Por Felipe Yapur y Paula Marussich / P12





