Resistencia popular, una gramática de la protesta

Actualidad20/09/2025
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A casi dos semanas de la aplastante derrota gubernamental, y sin desconocer la influencia de la sacrificada gestión de Axel Kicillof y el empuje de los intendentes peronistas, aún se carece de una valoración del impacto de las luchas en el resultado electoral.

El creciente enfrentamiento a los recortes en educación, ciencia, salud y la inversión social, a la defensa de las fuentes de trabajo frente al masivo cierre de empresas, los despidos, suspensiones y el techo salarial que pretende imponer el gobierno es mucho más que bronca.

Es resistencia consciente, que se extiende.

Esencial, pero –para algunos– invisible

La unilateralidad de la práctica política, incluso de buena parte de la dirigencia del campo nacional y popular, que en su mayoría sigue prisionera de internas y desgaste de pasillos y salones, les impide tomar conciencia acerca de:

-El incremento de esa resistencia, en ocasiones espontaneo, con comisiones internas que asumieron su papel; en casos con el apoyo de sindicatos y dirigentes que desde el primer día entendieron la necesidad de frenar la famosa “motosierra” neoliberal.

-La ausencia de su propio compromiso concreto, hasta físico, cuando su responsabilidad es promover la solidaridad con los conflictos, contribuir a su coordinación y organización, pero principalmente darles una perspectiva política nacional de cambio de poder.

El voto de la lucha bonaerense

La prueba más contundente de que la dirigencia no logra ver más allá de las urnas -y de que fue la resistencia popular la que marcó el verdadero ritmo de la política- se encuentra en un análisis detallado de los resultados en la provincia de Buenos Aires. Allí, la correlación entre los conflictos en cada territorio y la contundencia de la derrota liberal no es casual: es causal. Sencillamente, esas luchas determinaron el clima político y hacen inexplicable el resultado, y su magnitud, sin ellas.

Primera Sección Electoral

Fuerza Patria (FP) le sacó 10 puntos de diferencia a La Libertad Avanza (LLA) y superó esa cifra en lugares donde se produjeron conflictos como el cierre de Kenvue, ex Johnson&Johnson, los despidos de ILVA y Kimberly Clark (Pilar, donde la diferencia fue del 60,71% al 29,06 %), Georgalos y FATE (Victoria, San Fernando 55,66% a 31,68%) y Cerámica Cortines (Lujan, 51,62% a 36,89%), Pirelli (Merlo, 44,17% al 29,19%), Industrias Secco (San Martin, 52,33 % a 36,15). Por menor diferencia, la LLA también fue derrotada en municipios como Campana, donde cerró motos KTM, o Mercedes, en la que Aceros Borroni redujo personal unilateralmente.

Segunda Sección Electoral

Aquí, donde la diferencia fue de casi seis puntos, las principales acciones fueron protagonizadas por los contratistas de la acería Ternium/Siderar, del grupo Techint de Paolo Rocca.También hubo despidos y suspensiones en Toyota y Celulosa Zarate, donde las químicas Archroma y Clariant, que bajaron definitivamente sus persianas.

Tercera Sección Electoral

La mayor diferencia, lejos, fue en el corazón del conurbano, donde Verónica Magario obtuvo el 53.97% frente al 28,43 del mileismo, cuyas políticas de ajuste fueron resistidas. Es el caso del cierre de Gráfica Morvillo o el intento encaramelos Lipo (Lanús), así como los despidos en Shell (Avellaneda), Molinos de Pérez Companc (Esteban Echeverría), Astra Evangelista, de YPF (Canning, Ezeiza) y Bridgestone (Llavallol). Dánica, también en Lomas de Zamora, finalmente, fue una de las pocas empresas recuperadas durante este periodo, pero con la asistencia provincial.

Cuarta Sección Electoral

La derrota liberal fue por 40,34% a 30,30% en esta sección, en la cual los obreros de las lácteas Vidal (Carlos Casares), La Suipachense (Chivilcoy) y la siderúrgica Acerbrag (Bragado), enfrentaron con tomas y acampe el vaciamiento, los despidos o las suspensiones.

Séptima Sección Electoral

En este caso, la derrota fue por más de cinco puntos, con un núcleo de rechazo en Olavarría, donde solo sufrieron 800 despidos, principalmente de la cerámica Cerro Negro, la cementera Loma Negra y la chilena FABI, fabricante de bolsas industriales.

Simultáneamente, en localidades de casi todas las secciones electorales, miles se movilizaron y enfrentaron el intento de desguace de organismos vitales en cada zona como el INTI, el INTA, Vialidad y otros, finalmente frenado parcialmente por la justicia.

T3V23G36XBDIDM5RWGMCP6XATU El gobernador de la Provincia de Buenos Aires en la Marcha Federal Universitaria. Foto: Gastón Taylor.
 
Lo nuevo: combinación de las nuevas y clásicas formas de lucha, cada vez más vinculadas y rodeadas

La tendencia confirma lo que adelantaos en La Tecl@ Eñe («La columna vertebral no se quiebra«) de junio pasado, en cuanto a los objetivos de las políticas de ajuste neoliberal y, frente a ellas, el crecimiento y características de la respuesta de los trabajadores.

En aquel entonces, el Observatorio de Trabajo y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), contabilizaba 225 acciones de resistencia en mayo, más de 7 diarias, que –según cálculos propios y parciales–, en agosto superaron las 300.

Hoy, a ese total cuantitativo podemos agregar otros elementos cualitativos. La gigantesca movilización multisectorial que rodeó el Congreso durante el tratamiento del rechazo a los vetos presidenciales es la confirmación más elocuente: la resistencia ya no es solo sectorial, es amplia, diversa y determinante.

En todas las provincias, con mayor o menor desarrollo, los trabajadores combinaron las clásicas e históricas formas de lucha –paros, totales o rotativos; tomas, cortes de calles y rutas– con prácticas nuevas, que permiten visibilizar los reclamos, utilizando la herramienta más apta y eficaz según las condiciones concretas. Se multiplican los ruidazos, bocinazos, banderazos, semaforazos, abrazos simbólicos, marchas de antorchas o de velas, festivales y otras expresiones de la combativa creatividad popular.

Crece una convicción que se respalda día a día con resultados concretos, incluso triunfos parciales, como la ruptura del techo salarial o reincorporaciones: impedir que aíslen las protestas, que enfrenten a víctimas con víctimas, rodearse de otros sectores en lucha y, a la vez, favorecer la comprensión y solidaridad de vecinos y pobladores.

En ese sentido, registramos un hecho novedoso y alentador frente a cualquier rasgo de desánimo o de apatía: En Rio Tercero, San Nicolás, Villa Constitución y Firmat, pueblos enteros se movilizaron y rodearon, respectivamente, a los trabajadores de la petroquímica PR3, Ternium/Siderar, Acindar y Vassalli.

Claro que ninguna interpretación es absoluta, válida para todo tiempo y lugar. Tampoco las excepciones desmienten las tendencias generales, aunque la realidad suele sorprendernos con su complejidad: Bahía Blanca, azotada por los temporales, las inundaciones y el desprecio de Milei, le dio la victoria por siete puntos, aprovechando el 11,7 % que votó a Somos Buenos Aires. El pueblo de Firmat, que salió masivamente a la calle hace pocos días y repudió a la ahora libertaria Arrieto, en 2023 había acompañado a Milei con un 62,34% de los votos: “el presidente más votado de la historia”.

Las incógnitas de octubre

Entonces, ¿Qué puede pasar en el resto de las provincias argentinas el 26 de octubre?

Resulta poco serio aventurar pronósticos al papelonero estilo de la mayoría de las consultoras, cuyos modelos arañan, y no siempre, el humor social del momento pero no la profundidad estructural del conflicto.

Sin embargo, podemos arriesgar una hipótesis fundada: el impacto acumulado de la resistencia popular tendrá su efecto, mayor o menor pero ineludible, incluso en aquella provincias donde Milei ganó por amplio margen en 2023.

¿Por qué? Porque el ajuste no es una amenaza abstracta sino una realidad tangible que ya está golpeando los bolsillos y el futuro de la gente en todo el territorio nacional. La memoria electoral es corta, pero la experiencia cotidiana del desempleo, la inflación y el recorte del gasto social es un maestro eficaz y rápido.

A lo dicho podemos sumar que en todas las provincias se han extendido conflictos de carácter nacional que transversalizan el malestar en salud, discapacidad, educación, la economía popular, las cadenas de supermercados y electrodomésticos, el campo, los jubilados y gremios como los aeronáuticos, alimentación, de prensa y comunicación o peones rurales.

Esta capa de conflictividad generalizada sienta las bases de un clima preelectoral volátil.

Además, a este reclamo nacional multifacético se  sumaron importantes conflictos localizados en los grandes centros fabriles que son el corazón productivo del interior: Santa Fe (con Acindar, Vassalli, Lácteos Verónica, frigorífico Europlus, Metrofund, Celulosa, Nuevo Banco Santa Fe, las algodoneras Avellaneda, Reconquista y Santa Fe), Córdoba (Petroleros, del Neumático, la Petroquímica Rio Tercero, Fadea, Coca Cola, Arcor y Georgalos) en incluso Mendoza (petroleros y una tensa y crítica situación en la metalurgia)

Estos focos de resistencia no son islas; son síntomas de un terremoto social que va cuestionando al modelo en su conjunto. La pregunta no es si ese malestar se expresará en las urnas, sino de qué forma lo hará y qué fuerzas podrán capitalizarlo.

No hay Argentina con Milei, esta parece ser la certeza que, desde las fábricas, las aulas y las calles, comienza a templar la voluntad de un pueblo. La evidencia es clara: el proyecto de ajuste infinito y de sumisión al capital más concentrado no solo comienza a ser rechazado en las urnas: principalmente ya es impugnado, día a día, en los barrios y en los lugares de trabajo y estudio.

La gran incógnita, entonces, ya no es el fracaso del modelo, sino la capacidad del movimiento nacional y popular de constituirse en una alternativa creíble de poder, no solo de castigo electoral,para construir un país justo e inclusivo. Queda por ver si su dirigencia logra superar su visión superestructural, abandona la comodidad de los pasillos y sus irritantes internas, y si es capaz de bajar a la tierra para sintonizar con la potencia casi huérfana de la resistencia popular.

Por Alberto Nadra * Político, escritor y periodista / La Tecl@ Eñe

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