





Con salarios que anotaron una caída del 6,1% real entre diciembre del 2023 y el último marzo, tal como mostraron los datos del Indec, y con un ajuste fiscal que estuvo muy por arriba de la media de los programas de estabilización históricos en la región, la morosidad en los pagos de tarjetas de créditos de los hogares llegó al 2,8% en marzo, el pico máximo para los últimos tres años. Se trata de niveles de incumplimiento que solo se superaron en la pandemia y durante las devaluaciones de entre 2018 y 2019, pese a que el BCRA muestra números desde el 2010.


La ministra de Desarrollo Humano, Sandra Pettovello, afirmó este miércoles que los salarios Ripte crecieron un 19,2% entre diciembre del 2023 y abril del 2025. El dato, al comparar literalmente con el nivel de diciembre del 2023 deja afuera la caída que provocó la suba del dólar de ese mes, decretada a los pocos de asumir el presidente Javier Milei, que fue del 118% y generó un pico inflacionario histórico. Al comparar contra noviembre del 2023, el instante previo más inmediato a la llegada del nuevo Gobierno, la mejora se reduce a una del 2,9% real.
Por otro lado, el Ripte incluye solo a trabajadores estables, no toma en cuenta montos no remunerativos y no toma muestras del salario de ningún trabajador sino que es un registro administrativo de una remuneración imponible promedio, lo que según el macroeconomista de la UBA Federico Pastrana genera inconsistencias, especialmente en épocas de alta inflación. El Índice de Salarios del Indec, en cambio, mostró en marzo del 2023 una contracción del 6,1% real para los sueldos del sector registrado, tanto públicos como privados, al comparar con los niveles que tenían en noviembre del 2023, la foto previa más cercana a la llegada del Gobierno.
Morosidad en aumento
Al ajuste del salario del sector registrado, se le suma el fuerte recorte del gasto fiscal, que dejó un superávit más alto que la media histórica regional de los últimos 45 años, y que funciona como una baja de recursos del sector privado en beneficio del sector público. Un informe del IIEP de la UBA, a cargo del economista Joaquín Waldman señaló en ese sentido que la mejora de las cuentas públicas fue del 4,5 puntos del PBI entre 2024 y 2023, si se mira el resultado primario que pasó de un negativo de 2,7% del PBI a un superávit de 1,8%; y de 4,7 puntos si se mira el resultado financiero, que pasó de un negativo de 4,4% a un positivo de 0,3%.
Eso estuvo por encima de la mediana de mejora de 3,3 puntos y 3,4 puntos, respectivamente, que reflejó una muestra de 53 consolidaciones fiscales de la región relevada por una investigación reciente que citó el informe del IIEP. También el informe remarcó que, tomando el período 1980-2023 para toda la región, solo en el 15% de los casos hubo superávits financieros superiores a los 0,3% del PBI que logró el Gobierno actual, y solo en el 24% se registró uno superior al 1,8% del PBI que dejó el resultado primario del año pasado.
Esa sobreactuación en términos de motosierra, que implicó una fuerte acumulación de pesos del sector público en detrimento del privado, y que no dejó una reducción de la deuda en pesos y tampoco una compra de dólares por parte del BCRA, implicó que “el Gobierno está quitando recursos a la economía por la vía del superávit fiscal que no devuelve a los privados mediante el repago de su deuda”. Waldman agregó: “El objetivo de esta política doblemente contractiva es atraer dólares, presionando el tipo de cambio a la baja y ayudando a la desinflación, eje principal del combo de políticas económicas. En lugar de atesorar el superávit en forma de inversiones, el Gobierno podría optar por relajarlo, retomando la inversión pública en obras. Esto está contemplado en el programa con el FMI, que proyecta una reducción del resultado financiero al 0,0% del producto”.
La baja en el ingreso de los hogares, con doble efecto del ajuste salarial y fiscal, redundó en marzo en una suba de los incumplimientos a la hora de pagar sus vencimientos de las tarjetas de crédito. Ahora el ratio de irregularidad llegó al 2,8%, tal como mostró el último Informe de Bancos del BCRA, del que se hizo eco la agencia Bloomberg. La última vez que se había visto un nivel similar había sido en enero del 2022, a la salida de la pandemia. Desde que hay serie histórica, a partir de enero del 2010, solo entre abril de 2018 y febrero del 2020, con el impacto de las devaluaciones que signaron a la última mitad del gobierno de Cambiemos, y entre mayo del 2021 y enero del 2022, se registraron niveles superiores a los que mostró marzo.
Por María o Cuparo Ortiz / BaeNegocios







