





El Gobierno sostuvo en mayo el uso de la motosierra fiscal que había desplegado durante abril, luego de un primer trimestre de incrementos hasta ese momento inéditos para las erogaciones del sector público. En mayo la baja del gasto primario fue del 4,1% real interanual según la medición del devengado, que no toma en cuenta los pesos efectivamente salidos del arcas públicas, sino las obligaciones de pago generadas. Esa baja del gasto fue en línea con la del 5% real anual que se había observado en abril. El Gobierno busca así cumplirle la meta al FMI, que exige un superávit de $867.000 M en mayo, y que tiene como dificultad extra la baja de los ingresos tributarios, causada en parte por la reducción de las retenciones y el fin del impuesto PAIS.


El dato devengado del gasto público muestra los asientos contables del balance fiscal de mayo. La consultora Analytica adelantó a través de un informe los números de esa medición y encontró un recorte del gasto primario del 4,1% real anual. La Secretaría de Hacienda publica todos los meses el resultado en base caja, que en lugar del asiento contable, es decir la obligación de pago, da cuenta de los pesos efectivamente salidos una vez que esas obligaciones de pago se hacen realidad. Si bien ambos datos pueden mostrar diferencias entre sí, suelen registrar, salvo en algunos casos excepcionales, una misma tendencia.
Por ejemplo, en lo que va del año hubo hasta ahora puras coincidencias: tanto el base caja como el devengado mostraron una suba del gasto primario durante enero, en el primer caso fue del 13,2% real anual y en el del devengado fue del 20,7%; durante febrero la diferencia entre lo prometido y lo pagado se compensó y ambas mediciones registraron otra vez un incremento, que en el base caja fue del 19,1% real y en el devengado del 10,2% real; en marzo dieron de nuevo subas ya algo más licuadas del 5% real y del 1,8% real, respectivamente; mientras que en abril ambos encontraron el primer ajuste interanual real, que fue del 1,1% para el base caja y del 5% en el caso del devengado.
El ajuste interanual se vio en abril y continuó en mayo
Vale destacar que en los primeros tres meses del año una buena parte de la explicación de las subas en el gasto se explicaron por la baja base de comparación que había dejado el primer trimestre del 2024. En aquel momento, el recién asumido Gobierno piso por completo el freno en la obra pública y las transferencias a las provincias y licuó las jubilaciones aprovechando, en lo que el ministro de Economia, Luis Caputo, calificó como una necesidad de sobreactuar la austeridad fiscal para darle un mensaje de credibilidad al mercado: para el Gobierno el equilibrio fiscal es clave, porque le resta ingresos al sector privado, reduciendo la emisión monetaria, moderando la demanda y quitándole presión al tipo de cambio. La acelerada baja del riesgo país, que ahora encontró un piso alto, por encima de los 650 puntos, fue el premio obtenido por ello.
Para mayo, Analytica detalló: los mayores ajustes se vieron en los salarios públicos, que cayeron un 7,1% real; en los programas sociales, que se redujeron un 12,8% anual; en los subsidios económicos, que bajaron un 62,4% real; y en la obra pública, que cayó un 51% real. Las jubilaciones volvieron a subir un 10,8% real, ya apuntaladas por la nueva fórmula y comparando contra un pésimo mayo del 2024, aunque con una recuperación menor a la que tendrían con la fórmula anterior, según el CEPA; la AUH mejoró un 39,7% real, las transferencias a provincias un 160,9% real y los bienes y servicios brindados por el estado un 59,1% real.
Por Mariano Cuparo Ortiz / BaeNegocios







