Tropas de asalto





Asistimos a tiempos de barbarie confesional, en que para presentarse como “Brazo armado” neoliberal, se invoca a “Las fuerzas del cielo” ‒ las fuerzas de la Casa de Dios” (Antiguo Testamento- Macabeos)[i] o a la serpiente (Dan) que ataca al caballo desde atrás y hace caer al jinete (Génesis 49:17)
En este contexto, destacamos ciertos mandatos que las Corporaciones económicas imparten a sus Estados Gendarmes. Mandatos estos encaminados a incrementar los Poderes punitivo (estatal y paraestatal) en resguardo del Modo de producción capitalista. Referimos también ‒más allá de cortes sincrónicos‒: que este Modo de producción recurre, en distintos momentos, a diversas formas de “Orden económico”‒de Organización económico-político-jurídica‒ (Estado de bienestar democrático, Liberalismo totalitario, Fascismo) y desde esa perspectiva subrayamos, algunos casos paradigmáticos que ilustran el apoyo que algunas Corporaciones multinacionales brindaron, de manera simultánea, al III Reich y a varios movimientos libertarios.
1. La cultura de las armas. … Cuando escucho la palabra cultura quito el seguro de mi Browning. Esta frase, de la pieza teatral Schlageter, retumbó, la noche del 20 de abril de 1933, en la sala de Teatro Estatal de Berlín. Esa obra, del dramaturgo alemán Hanns Johst ‒presidente de la Kampfbund für Deutsche Kultur, un organismo orientado a combatir “degeneraciones culturales”– resultó estrenada en una atmósfera de celebraciones por el 44º cumpleaños de Adolfo Hitler. La representación escénica, escrita en el estilo patriótico de “poesía völkisch» que caracterizó a su autor, constituyó un homenaje a Alberto Leo Schlageter –un miembro destacado de las Tropas de Asalto antimarxistas freikorps (cuerpos libres) – considerado un símbolo del heroísmo nazi y cuya figura, hoy, sigue siendo motivo de tributo en terrenos totalitarios.
2. Criminales del arte. Al igual que en Mein Kampf, el “Programa de Los 25 puntos” del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán” (4 de febrero de 1920) hizo explícito el repudio de los nazis hacia quienes caracterizaban de: “parásitos criminales de la cultura”. En esa misma dirección, durante un Congreso partidario, el Führer reiteró: “Una revolución engendra un Estado y a la vez se esfuerza por hacer germinar una nueva cultura… una vez ajustadas cuentas con los criminales de la cultura, no tendremos que seguir por más tiempo litigando con estos pervertidores de nuestro arte. Desde hace mucho tiempo la decisión era irrevocable: nunca nos dejaremos envolver en discusiones sin fin con hombres que –a juzgar por sus obras– eran o locos o estafadores” (Núremberg, setiembre de 1935). Categorías estas en que quedarían incluidos, y perseguidos, entre tantos otros: Pablo Picasso, [ii] Bertolt Brecht, Victor Hugo, Rudolf Hilferding, Maximo Gorki o Ernest Hemingway. Igualmente, podemos mencionar, a título ejemplificativo de represión cultural fascista: la condena a prisión de Antonio Gramsci (en las cárceles de Mussolini-1937); el asesinato del miembro del movimiento “Escritores proletarios”: Tajiji Kobayashi (Tokio-1933)[iii] o el asesinato del bibliotecario anarquista Joaquín Penina (fusilado por la policia del neofascita José Félix Uriburu, en el puente de Saladillo de Rosario-9 de setiembre de 1930)[iv].
La política del gobierno nacionalsocialista ambicionaba que el pueblo alemán “hiciera suyos”: la cultura, los intereses económicos y planes militares que sostenía el Tercer Reich. Objetivo este que no solo se expresó en el ejercicio del Poder punitivo (a cargo del Estado y grupos paraestatales), sino, también, en la “lucha por el sentido y las relaciones de poder”; la construcción de subjetividad; la vigilancia de contenidos comunicativos y la supervisión educativa en sus diferentes niveles. Precisamente, apenasproducido el arribo del nazismo al poder en 1933, y luego de manipular a legisladores pusilámines o venales –en línea con el pensamiento de Carl Schmitt–lograron sancionar la mencionada “Ley habilitante”, del 24 de marzo de 1933. Ley que facultó al Reich para dictar normas al margen del Parlamento y legitimó, [v] la persecución de lo que fuera “distinto”; del pensar crítico, de la negritud.
En estos escenarios de Gleichschaltung –de sincronizar ideología y política– la afirmación de la superioridad de la raza germana; la voluntad y el instinto, mezclada con invocaciones esotéricas de las SS, convocaron a círculos ocultistas y todo tipo de ideólogos reaccionarios. En esos caminos, teóricos y escribas se sumaron al repudio de “la educación de tipo sexual y de los elementos que condujeran a la destrucción de la familia”, a la par de combatir el “peligro comunista”.[vi] Así, podemos destacar, entre los intelectuales que realizaron diversos aportes al nacionalsocialismo, las figuras de Martin Heidegger y Carl Schmitt.
El filósofo Martin Heidegger.
3. El Discurso del Rectorado. En ese “espíritu de época”, y con el fin de reforzar el “principio de autoridad incondicional del líder” (Führergrundsatz), Martin Heidegger –devenido en miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAL) – es designado al frente de la Universidad de Friburgo. Nombramiento que nos remite al momento en que el autor de Ser y Tiempo asume el Rectorado: un día después de realizar su arenga en homenaje a Alberto Schlageter (el personaje central de la referida obra de Johst) y al poco tiempo de llevarse a cabo, en 34 ciudades universitarias germanas, un nuevo culto a la quema de libros (10 de mayo de 1933). De esta forma, una gris jornada de Freiburg, encuentra a Heidegger desplazándose, enfundado en su negra toga ritual, camino a cruzar los portales de aquella Universidad a fin de “tomar posesión” de la función (27 de mayo de 1933). Lo hace encabezando una compacta columna de profesores y estudiantes, rodeados por las camisas pardas de la Sturmabteilung (SA), en una atmosfera de antorchas encendidas y cruces gamadas. Atmosfera esa que da marco al polémico discurso de Heidegger respecto de La autoafirmación de la Universidad Alemana [vii]. Alocución donde va a sostener los principios de la Kriegsideologie (Ideología de Guerra) al exponer: la Universidad alemana solo llegará al poder cuando los servicios “del trabajo, las armas y el saber se reúnan originariamente en una única fuerza”. Para finalizar recurriendo –conforme ya destacara José Pablo Feinmann–[viii] a la frase en que Platón expresa: “Todo lo grande está en peligro”– a fin de resignificarla: “Todo lo grande está en medio de la tempestad”. De esta manera, en el texto alemán introduce, subrepticiamente, la palabra Sturm, que puede traducirse como tempestad, pero que también tiene la acepción de asalto. Por consiguiente, él, en su carácter de Rektor, ocupa la centralidad del acto, en medio de las Tropas de asalto (SturmTtruppen) de Ernst Röhm.
4.- El enemigo. Los postulados de laPlataforma del NSDAL también fueron precisos al establecer: “Algunos residentes de Alemania no pueden ser ciudadanos, sólo los ciudadanos tienen derechos igualitarios”. Enunciado este que dio sustento a prédicas que, vociferadas en una jerga soez y violenta, van a centrarse en cualquier ser humano estigmatizado de: “judío”, “homosexual”, “artista”, “negro”, “comunista”; enemigo o “legislador chusma de partido”. Por tanto –al igual que acontece en nuestros días de Gobernanza Global Corporativa– el discurso autoritario “a la vez de señalar al enemigo” –haciendo uso del aparato estatal– procura instalar al orador en una suerte de “liberador” mesiánico.
El problema de la relación “amigo-enemigo” reconoce, hacia fines del siglo XIX, distintos abordajes. Dentro de los cuales podemos mencionar al Positivismo criminológico italiano que, de la mano de las publicaciones de Garoffalo (1882) y Enrico Ferri (1884), va a caracterizar al “anormal hombre delincuente” ante quien el Estado está habilitado para anticiparse a sus actos y privarlo de su libertad o bien incapacitarlo. Ese camino, de persecución de “personas desprovistas de valor vital” (Karl Binding-1906), anormales o Unnütze esser (bocas inútiles)[ix] condujo, entonces, hacia Dachau y los campos crueles destinados a encarcelar a seres humanos calificados como: “raleas urbanas enemigas del Estado”. En lo tocante a este tema, el aporte teórico de Carl Schmitt (miembro del Partido nacionalsocialista, considerado Kronjurist del Tercer Reich) contribuyó para legitimar al Fuhrerstaat, de la misma manera que, hacia fines del siglo pasado, ejerció su influencia ideológica sobre algunos adeptos de un Derecho penal del enemigo. En este aspecto, su Teoría del Estado totalitario desarrolla la construcción dialéctica amigo- enemigo, donde el enemigo (feind), corporizado en el “otro” –el “extraño”– otorga unidad a la comunidad política ante ese enemigo al que debe enfrentar. Asimismo, su defensa del “Principio de Liderazgo» (Fuhrerprinzip) lo llevó a sostener que Hitler no hacía leyes sino que adoptaba medidas ejecutivas o administrativas –como diríamos hoy: “Decretos”, como el DNU 70/23 o la designación de cortesanos por el poder ejecutivo–. “Medidas” decididas por fuera de la división de poderes y ajenas al principio de legalidad iluminista, que no implicaban sino una Defensa del Derecho por parte del Líder… del Supremo señor de la justicia.
Referencias:
[i] “En una batalla la victoria no depende del número de soldados” sino del poder que viene del cielo –de la fuerza que Dios /la casa de Dios “nos da” (Antiguo Testamento, Libro I de los Macabeos – Capítulo 3, Versículo 19), que refiere la revuelta de un movimiento judío de liberación contra el ejército griego (año 166 AC).
[ii] Clark, Toby (2001). Arte y propaganda en el siglo XX, Akal. ISBN 978-84-460-1150-7
[iii] Sardegna, Miguel (director), Bajo un cielo oscuro cargado de nieve, Ed. también el caracol, Buenos Aires 2020, pp. 20 y 28.
[iv] Tarcus, Horacio, Diccionario biográfico de la izquierda argentina, Emecé, Buenos Aires, 2007, pp. 500
[v] Leydel 26 de mayo de 1933- RGB, I, 293
[vi][vi] http://constitucionweb.blogspot.com/2013/10/discurso-del-rectorado-martin-heidegger.html
[vi]ii Rafecas, Daniel, “El aporte de los discursos penales a la conformación de Auschwitz”, Nuestra Memoria Año XI · Nº 25 · Junio 2005 – Museo del Holocausto. Argentina, pp. 139 y siguientes.) https://museodelholocausto.org.ar/private/pdf/nuestra-memoria/nuestra-memoria-25.pdf
[vi] iii Feinmann, José Pablo, La filosofía y el barro de la historia; Ed. Planeta, Buenos Aires, 2008, p. 385.
Por Carlos Cruz * Doctor en Derecho-Universidad de Buenos Aires. Profesor Consulto, Facultad de Derecho – UBA. Presidente de la Asociación de Abogados/as de Buenos Aires (2011-2013). / La Tecl@ Eñe