Los escalofriantes detalles que brindó Fabiola Yáñez en su escrito: "Me pegó desde su lado de la cama"
La exprimera dama Fabiola Yáñez presentó este lunes ante la Justicia un escrito de 20 páginas en el que sostiene que fue víctima de "lesiones graves doblemente calificadas por el vínculo y perpetradas en el marco de violencia de género con abuso de poder y de autoridad". También exigió que el expresidente Alberto Fernández sea acusado por amenazas coactivas, describiendo un patrón de "golpes con habitualidad" y "violencia reproductiva".
Entre sus declaraciones, a las que accedió PERFIL, resalta un episodio de violencia física en el que el Jefe de la Unidad Médica Presidencial habría ayudado a tapar un golpe propiciado por Fernández en el ojo, en la Quinta de Olivos. “Habíamos discutido antes, mucho, como ya era habitual y como cierre de la discusión me pegó desde su lado de la cama un terrible golpe de puño. Grité y le dije ‘qué me hiciste’. Pero nada, se dio vuelta y con ese golpe terminó la discusión”, narró.
"Me hacía callar con desprecio, con violencia, me ha empujado"
“Al otro día el ojo empezó a ponerse rojo, no había nacido Francisco aún. Me levanté, prendí la luz y fui al baño. Cuando vuelvo del baño estaba dormido, ‘qué me hiciste’ le volví a decir, él lo negaba. Pero es claro que lo hizo con intención, por la discusión que habíamos tenido. Ese día yo tenía que viajar a Misiones, era un compromiso oficial como primera dama, así que viajé igual. Al principio solo se veía colorado, pero me quedé 3 o 4 días y el ojo comenzó a cambiar cada vez a un color más fuerte. Volví y me quedé en Olivos”.
“Estando allí, junto con Alberto lo llamamos al Dr. Saavedra, Jefe de la Unidad Médica Presidencial, me dio unos globulitos de árnica, y me dijo que se iba a ir con el tiempo. Y estuve así paseándome por días dentro de la casa, en Olivos, obligada a no salir para que no se viera el golpe”, completó. A los hechos de violencia física se sumaban "actos de hostigamiento, el maltrato, el menosprecio" que dejaron secuelas psicológicas profundas que afectaron su vida durante más de 30 días. La denunciante dijo que debió someterse a tratamientos psicológicos y psiquiátricos.
En su declaración aseguró que las agresiones alegadas comenzaron en 2016, mucho antes de la campaña presidencial que llevó a Alberto Fernández a la Casa Rosada en 2019 y que el maltrato constante incluyó cachetadas frente a su hijo, “terrorismo psicológico” tras el escándalo por el festejo en Olivos en la pandemia y episodios de "violencia reproductiva". En ese sentido, recordó que en el principio de la relación se vió coaccionada para interrumpir un embarazo, tras sufrir “desprecio y rechazo” por parte de su pareja. “Él me decía ‘hay que resolverlo, tenés que abortar’”, contó.
“El hablaba encima de mí, me hacía callar con desprecio, con violencia, me ha empujado para que entre o salga de lugares, me ha zamarreado, me ha tomado fuerte del brazo mientras hablaba cerca de mi cara, me humillaba delante de cualquiera, me agarraba la cara, en un gesto de silenciarme, incluso sé que hay videos con esta imagen, caminaba delante mío, como olvidándose que yo estaba allí, aun estando embarazada”, añadió.
Además, en su relato presentado ante el fiscal Ramiro González, explicó que hacia el final de su mandato le daba “cachetazos diarios” y que los últimos seis meses fueron los peores. “Me trajo a España, pero no me ayudó con los trámites, de hecho me revocó el pasaporte diplomático mío y de mi hijo, creo que en parte como otro modo de castigo y control”, dijo. También denunció tener inhibidores instalados en la zona de su casa y que teme “ser víctima de violencia económica también, porque vivo aterrada de no contar con el dinero para pagar el alquiler, la escuela de mi hijo”.
A pesar de que el juez Ercolini dictó la prohibición de “todo tipo de contacto físico, telefónico, por correo electrónico, sistema de mensajería de texto y/o voz a través de cualquier plataforma, por vía de terceras personas y/o por cualquier otro medio”, Fabiola Yáñez afirmó que “el acoso de Fernández no ha parado nunca, llamándome a cualquier hora” y sumó que “hace más de 2 meses me empezó a amenazar con que se va a suicidar”. Tras denunciarlo, “comenzaron nuevamente sus amenazas coactivas, en esta oportunidad, además de victimizarse, me decía que si hacíamos un comunicado conjunto tendría el futuro de mi hijo y el mío solucionado”, detalló.
Infidelidad y violencia institucional
La denunciante declaró que se separó del expresidente tras la interrupción del embarazo a la que fue forzada y que volvió en diciembre de 2016. “Me prometió casarse, tener un hijo, todo nuevamente como al principio, pero volvió el hostigamiento, la persecución constante, y mientras yo no daba motivos para esto, en paralelo me llegaban mensajes de muchas mujeres que decían estar teniendo historias íntimas con él, lo cual negaba. Incluso la persona que le manejaban la cuenta de Dylan, y que hoy maneja en gran medida toda la comunicación de Fernández, era una de esas personas”, aseguró.
“Estaba obsesionado con que si salía era porque lo engañaba, lo insólito era que mientras yo me quedaba en casa con una amiga a cenar para que el saciara su sed de control, él salía para estar con otras mujeres”, sostuvo Yáñez. “Yo sentía que me mantenían medicada como modo de controlarme, y que su intención era hacerme sentir que el problema era yo, que eran todas cosas de mi cabeza, que estaba loca. Pero claramente no era así porque incluso un día, llegando a la reunión del grupo, manejando mi auto, me llama una amiga desde México, y me dice ‘me acaba de escribir Alberto’, primero le mandó un punto, y luego le dijo: 'Te tengo acá en mi teléfono pero no sé cómo, que linda sos’”.
Yáñez cruzó a la exministra Mazzina: "Sentí que me estaba tomando el pelo"
“Ni siquiera recordaba que la tenía guardado en sus contactos porque era amiga mía. Yo lo llamé, le gritaba y él me decía que estaba loca, que eran pavadas. Así estuve, en tratamiento pagado por él en INECO durante más de un año, hasta que no fui más”, completó.
“También hablo de violencia de género institucional porque no solo su secretaria María Cantero sabía lo que estaba viviendo, sino también la ministra de Género, Ayelén Mesina (sic), la ministra designada por Alberto Fernández para ese cargo que sería su bandera más preciada”, apuntó Fabiola Yáñez, en referencia a Ayelén Mazzina, exministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina.
“En una oportunidad le pedí que me acompañe a dar una entrevista a Brasil, en ese país y en el mundo éramos referentes por tener Ministerio de la Mujer, así que me pareció apropiado ir con ella, y más aún intentar hablarle de lo que vivía. Recuerdo que después de la conferencia fuimos a cenar, y antes nos sentamos afuera, había un banco. Y le dije ‘tengo que decirte algo’, le muestro la foto y le muestro los videos de Alberto con otra mujer teniendo relaciones en la Casa Rosada, se queda callada. Dice ‘no lo puedo creer, Fabi contá conmigo y vení al Ministerio’”.
“No hizo nada. Después de eso, la encuentro un día en una cena a la que fui con Alberto, se acerca y por lo bajo me dice: ‘¿Estás mejor?’. Sentí que me estaba tomando el pelo. Me pregunté cómo creía factible que la primera dama se presentara ante el edificio que era la bandera y mayor conquista política de mi pareja, el Presidente, para decir lo que estaba viviendo”, recriminó. Yañez declarará este martes ante el fiscal por videoconferencia desde Madrid.
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