


Santiago Caputo con las manos vacías: ni jefe de Gabinete ni ministro del Interior
Actualidad - Nacional04/11/2025


En los días posteriores al triunfo legislativo de La Libertad Avanza en todo el país, una oleada de especulaciones y movimientos internos sobre la figura de Santiago Caputo empezó a trascender. El asesor del "Triangulo de hierro" fue el centro de intensos rumores sobre su posible ascenso a un puesto clave del Ejecutivo. Primero como Jefe de Gabinete y, paralelamente, como eventual ministro del Interior.
Fuentes periodísticas sostuvieron que, ante la salida de Guillermo Francos, existía en la Casa Rosada un debate real sobre si el "Mago del Kremlin" debía ocupar un puesto de mayor poder formal en la administración libertaria. Estas versiones circularon con fuerza entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre y fueron reflejadas por medios nacionales que siguieron de cerca las negociaciones internas, que en varios casos fueron ventiladas sottovoce por el propio consultor.
El origen de la especulación combinó varios factores que van desde su creciente influencia en la toma de decisiones públicas y la salida del “puente” institucional que representaba Francos. Por ejemplo, La Nación detalló que el propio mandatario discutía las atribuciones que un eventual rol de Caputo podría tener dentro del Ministerio del Interior o en la estructura de coordinación política, lo que alimentó versiones sobre una reconfiguración que implicaría trasladar hacia colaboradores más leales al núcleo íntimo del presidente.
Sin embargo, las negociaciones no fueron un trámite cerrado. Los medios señalaron que la designación de cargos terminó demorándose por resistencias internas, la necesidad de recomponer vínculos con gobernadores provinciales y la búsqueda de perfiles que conciliaran legitimidad política. En los reportes se subrayó además el papel de Karina Milei, entre otros miembros del equipo capitaneado por la presidenta de LLA, como factores que vetaron la propuesta y moldearon la decisión final. En ese contexto, la posibilidad de que Caputo formalice su tarea en la administración nacional se fue diluyendo frente a otras candidaturas alternativas.
La salida concreta de Guillermo Francos fue interpretada por analistas y por el propio Francos como el cierre de “un ciclo” en la relación con la gestión y con la nueva etapa política tras el triunfo electoral. De esta manera, se abrió la vacante y desbloqueó una serie de nombres para sucederlo. Finalmente, el presidente optó por Manuel Adorni, exvocero presidencial y secretario de Comunicación, como nuevo jefe de Gabinete. Adorni — un perfil con buena síntonia con la secretaria general de Presidencia — que fue presentado como la persona idónea que debía coordinar el trabajo entre ministerios y asegurar un hilo de lealtad interna.
En paralelo, la cartera del Interior fue ocupada por Diego Santilli, gran ganador de las elecciones legislativas nacionales del mes pasado. La designación de Santilli buscó recomponer vínculos con gobernadores provinciales y aportar experiencia política en la relación con las provincias y con el Congreso; además, la llegada de el ex dirigente macrista fue presentada como una señal hacia sectores que buscaban mayor institucionalidad y diálogo tras las turbulencias del gobierno de los últimos meses.
El resultado concreto fue una solución híbrida que se resume en la salida de figuras con perfil de negociación y la llegada de dos nombres que cumplen funciones distintas pero complementarias para la gestión política del presidente. Caputo, con figura poderosa en el off y motor de varias versiones periodísticas, terminó no asumiendo formalmente ninguno de los dos cargos de mayor jerarquía mencionados. El monotributista de Casa Rosada se quedo sin el pan y sin la torta.
Fuente: Revista Noticias
























