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Actualidad10/10/2025
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Hoy parece más que nunca indispensable mantenerse informado a cada momento, estar siempre pendiente de lo que pasa, no despegarse de las noticias ni tan siquiera por un instante. ¡La realidad es tan veloz y es tan cambiante! ¡Las cosas son de una forma y en minutos ya son de otra! Se diría que las nuevas tecnologías, al crear, como crearon, un estado de conexión permanente, uno en el que siempre nos encontramos y del que nunca nos salimos del todo, favorecen en principio esa disponibilidad absoluta. Pero no fue en alguno de los novísimos formatos, sino en uno más bien tradicional, donde pude verificar patentemente hasta dónde llega el vértigo de una realidad en continua transformación.

Un formato tradicional en una escena tradicional: el diario de la mañana, impreso en papel y leído durante el desayuno en el café de la esquina. ¿Qué diario? El diario Clarín. Que anuncia en su portada, como título principal: “En modo rockstar, Milei relanzó la campaña y buscó dejar atrás el episodio Espert”. Es la mañana del martes 7 de octubre, los hechos ocurrieron la noche anterior. Al abrir el diario, apenas en la página 3, el mismo asunto, la misma noticia, se ve precedida ahora por este otro título: “En modo rockstar Milei cantó hits, buscó relanzar la campaña en crisis y dejar atrás el escándalo Espert”.

¿Es la misma información? No es la misma información. Se mantiene la idea del “modo rockstar” (habría que ver qué se entiende exactamente por “modo”, porque los rockstars en verdad no son así), pero se agrega el haber cantado hits. Pero si en la página 1 se afirmaba que Milei había relanzado efectivamente la campaña y buscado dejar atrás lo de Espert, en la página 3 se dice que buscó, que solamente buscó, tanto relanzar la campaña como dejar atrás lo de Espert. Ya no se da tan por seguro que haya logrado relanzar la campaña. ¿Será por eso que, no habiendo dicho nada sobre la campaña en la página 1, se la declara “en crisis” en la página 3? No está en crisis en la página 1, en la que se la afirma ya relanzada, pero sigue en crisis en la página 3, en la que se advierte que Milei tan sólo buscó relanzarla, no es seguro que lo haya conseguido.

El cambio más significativo, de todos modos, es el carácter y la condición de eso que se está buscando dejar atrás: la estrecha relación de Espert con una red de narcotráfico. En la página 1 del diario, eso no es más que un “episodio”. Y un episodio, en tanto que tal, se dispone ni más ni menos que a eso: a pasar y ser dejado atrás. Pero en la página 3, lo de Espert ya no es un “episodio”, es un “escándalo”. Y los escándalos, aunque pueden dejarse atrás, porque todo puede, mal o bien, dejarse atrás, no se deja diluir y olvidar como se dejan los episodios. Son más espesos. Más resistentes. Incluso en un gobierno, o sobre todo en un gobierno, que va de escándalo en escándalo.

¿Cuánto se tarda en leer y pasar de la página 1 a la página 3? ¿Un minuto? ¿Dos minutos? Lo cierto es que, en un lapso tan breve, en esa ráfaga de tiempo efímero, la realidad política parece haber cambiado: la campaña relanzada ya no ha sido relanzada, el episodio Espert es en verdad el escándalo Espert. ¡Qué pronto cambia la realidad política hoy en día! ¡Hay que actualizarse en la información a cada instante! No es que las noticias en ciertos medios se amañen, mucho menos que su presentación se acomode con malicia acá o allá. ¡Es que la propia realidad se ha puesto fluida y tornadiza! ¡Es una en una página y es otra en la siguiente! ¡Es una en la portada y es otra en el interior del diario! ¡Hay que seguirla minuto a minuto! ¡Hay que seguirla minuto a minuto!

Por Martín Kohan *Escritor y docente universitario. Licenciado y doctor en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires. / La Tecla Eñe

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