


Escondieron una estatua de Evita bajo tierra para protegerla del golpe del '55 y la recuperaron 30 años después
Actualidad - Nacional11/07/2025




El odio antiperonista existe desde el mismo momento en que se concibió el movimiento o, incluso, antes: cuando su mentor desempeñaba varios roles en el gobierno de Edelmiro Farrel y propiciaba derechos para los sectores más vulnerables. Los habitantes peronistas de un pueblo llamado Cojudo Muerto, ubicado en el partido bonaerense de Lincoln, lo tenían muy claro y actuaron en consecuencia. De hecho, antes de que fuera derrocado el líder de los trabajadores, en septiembre de 1955, escondieron el busto de Eva Perón que se lucía en la plaza principal para protegerlo del vandalismo inexorable de los “contras”. Así las cosas, sigilosamente, entre varios militantes, quitaron la escultura de la abanderada de los pobres, la llevaron hasta un campo, la enterraron y allí permaneció protegida durante más de 30 años. En 1987, la rescataron, estaba casi intacta y la guardaron en la propiedad de un vecino, En la actualidad, la figura de la ex primera dama se luce en la plaza con su nombre en la mismo localidad donde se erigía antes.


“La gente agarró el busto de Evita, que estaba colocado en la plaza principal del pueblo, lo sacó, lo trasladó y lo llevó hasta la estancia Santa María, ubicada a 7 kilómetros de la ciudad cabecera de Coronel Martínez de Hoz, conocido como Cojudo Muerto (en referencia a un caballo que murió). No fue un terreno de la familia Cartechini que suele ser el relato más repetido. Una vez allí, lo colocan en el centro de un tanque de fibrocemento. También incluyeron libros, revistas y diarios de la época, todo envuelto como para que no se estropeara. Y a su vez, el tanque fue enterrado en la cocina de un puesto del campo que estaba a unos 1000 metros del camino donde se llegaba al lugar”, le cuenta a El Destape Jorge Fernández, quien fuera intendente de Lincoln durante tres mandatos consecutivos (2003, 2007, 2011).
Asimismo, quien también es actual concejal por Unión por la Patria, continuó: “Quien había enterrado el busto recordaba perfecto dónde estaba, pero a su vez, también lo recordaba el puestero de la estancia, para tener más seguridades y luego encontrarlo”. Sin embargo, el mero paso del tiempo, con sus lógicos eventos metereológicos y la destrucción de una buena parte del lugar, despertaron ciertos temores entre quienes velaban por la escultura de Eva.
El reencuentro después de 32 años
La preocupación era lógica. Desde que el busto de Evita fuera escondido en la cocina de aquel puesto de estancia, pasaron las proscripciones al peronismo (desde su lider exiliado hasta la prohibición de la utilización de su nombre); la aplicación de la ley marcial y los fusilamientos de 1956 en José León Suárez; la represión a los trabajadores y tres golpes de Estado, entre ellos, el más sanguinario de 1976. Incluso en democracia persistió el ataque a los símbolos del justicialismo, con la profanación de la tumba de Perón para cortarle y robarle sus manos.
No en vano, los vecinos de Lincoln que guardaron férreamente su secreto, esperaron el momento indicado. En consecuencia, no se animaron en 1983 con un gobierno democrático recién nacido después de 7 años de terror. Entonces, recién en 1987 decidieron ir a rescatar el busto de Evita. Aunque después de 32 años, los que habían participado de aquella ceremonia nocturna ya eran pocos, estaban muchos mayores y en el aire se percibía la tensión.
“Con el tiempo, se demolió la casa, el puesto también y los tractores, como se araba con arado, le rompieron la tapa y se había filtrado agua. Así las cosas, lo encontraron con un poquito de agua en las revistas, libros y diarios. Así que al ir a buscarlo en 1987 entraron al campo con muchas dudas. Entonces, con unos caños en mano con iban golpeando en el piso para advertir una zona más dura donde pudiera estar enterrado el tanque que lo resguardaba”, agregó Fernández.
En aquella jornada, en la que apelaron a la memoria visual, a ciertas distancias ya calculadas en su momento, participaron más de un centenar de personas del pueblo. Incluso, entre ellos, estuvo el candidato a intendente de entonces. El primer festejo se produjo tras encontrar la cisterna. Luego, hubo momentos de tensión hasta ver en qué estado se encontraba la figura de Eva.
Los documentos que cirdundaban la escultura estaban húmedos, pero resistieron. Y al elevarla desde la cisterna y ver su figura en buen estado, llegó la euforia, los gritos y la emoción. “Los hombres rudos, de campo, esos hombres que a mí a los 15 años me parecían tan secos, tan distantes, todos lloraban, se sonaban los mocos, se abrazaban, mirándola a ella, blanca y perfecta. Imaginate, era una misión cumplida”, le contó Bettina, quien presenció el rescate, a la periodista Sandra Russo en 2021.
El derrotero del busto de Eva luego de salvarlo
Si bien hoy el busto de la abanderada de los humildes se luce en la plaza Eva Perón, ubicado en la localidad de Coronel Martínez de Hoz, pasaron muchos años más hasta llegar a ese pedestal. De hecho, al principio lo resguardaron, ya no bajo tierra, en el Club Agrario. “Allí permaneció durante mucho tiempo. Ese espacio lo manejaba la familia Pino, pero luego se vendieron a los Saraco, una familia recontra gorila. Y bueno, después llego a mis manos en unos de mis mandatos como intendente”, cuenta con una sonrisa Jorge Fernández.
De hecho, el actual concejal de Unión por la Patria, hizo colocar el busto en su segunda intendencia, entre 2007 y 2011. A la escultura, ya restaurada, se le realizó una nueva base realizada por Pipi Barisoni en hojalata para que no se oxide y la iluminaron con el color azul en alusión al peronismo
Ante la curiosidad de El Destape sobre por qué nunca cambió el nombre la plaza ubicada en Coronel Martínez de Hoz, quien fuera el primer intendente peronista de Lincoln explica que los antiperonistas ya se quedaron tranquilos al no ver el busto.
“En esa plaza los radicales y los intransigentes, que eran bastante gorilas, porque los intransigentes de este pueblo eran de la Libertadora, de lo que representaría ahora la Libertad Avanza, no hacían eventos ahí porque decían que la plaza se llamaba Eva Perón. El odio antiperonista no es de ahora, claramente”, agregó Fernández.
Y concluyó: “Durante mi gestión de gobierno convocamos a todos los que quedaban del peronismo de aquel momento: a aquellos que estuvieron cuando lo encontraron y lo descubrieron, los que estaban vivos. Uno de ellos era Lucas García, otro era el enano Molina, que eran los jóvenes muchachos de aquellas épocas. Asimismo, quisiera mencionar a la labor fundamental de Joaquín Iglesias, los hermanos Alba, lamento no recordar bien el nombre del puestero de la estancia cuya tarea fue importantísima y Refucilo Franco, quien murió hace tan solo un año y medio; el último en vida de todos ellos”.
Evita viva en tierras de Martínez de Hoz
Aquellos que visiten por primera vez la localidad de Coronel Martínez de Hoz, ubicada a 63 kilómetros la ciudad cabecera de Lincoln, deberán saber que en uno de las primeras imágenes que verán al ingresar será la imagen de Evita. Una curiosidad en sí misma, en un pueblo con un nombre perteneciente a la oligarquía a quien Duarte combatió. Pero más allá del dato anecdótico, lo importante que en la plaza Eva Perón, hay una historia de odio, amor, compromiso y de cierta épica. Esas mismas historias que en la actualidad se repetencomo farsa.
Fuente: El Destape







