Saber manejar la ambigüedad, la nueva competencia de los ejecutivos que buscan las empresas

Manejar la ambigüedad es una habilidad esencial en entornos laborales, ya que las situaciones no siempre son claras y pueden presentar múltiples interpretaciones.

Podríamos citar a filósofos como Michel Foucault, cuyo enfoque en el poder y el discurso muestra cómo la realidad se construye y se legitima a través de la interpretación y los sistemas de conocimiento.

O a Friedrich Nietzsche afirmando que "no hay hechos, sólo interpretaciones", poniendo de manifiesto la naturaleza subjetiva y constructiva de la realidad.
Ahora bien: ¿Qué sucede en los ambientes de trabajo actuales donde el cambio vertiginoso necesita seres humanos capaces de tomar decisiones en la más profunda incertidumbre?
En países en los que la economía se encuentra más controlada, los forecast de ventas y de producción se pueden respetar con un margen porcentual de error dentro de los parámetros saludables.

Mientras que en países con economías más endebles, manejar la ambigüedad suele ser la clave de la competencia que se necesita entrenar y aplicar en las altas gerencias.

Liderar en la ambigüedad

En un entorno caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad —lo que se conoce como mundo VUCA—, el liderazgo tradicional basado en el control, la planificación exhaustiva y las respuestas lineales pierde efectividad.

En su lugar, emerge una nueva forma de liderar, donde lo central no es tener todas las respuestas, sino la capacidad de formular las preguntas adecuadas, leer los contextos con sensibilidad estratégica y actuar con agilidad aún cuando el panorama no sea claro.

Liderar en la ambigüedad implica aceptar que no siempre hay un único camino correcto. Requiere tolerancia a la incertidumbre, coraje para tomar decisiones con información parcial y humildad para reconocer que las certezas pueden cambiar.

Esta competencia, es un activo crítico para organizaciones que quieren mantenerse innovadoras, adaptables y humanas.

La toma de decisiones en entornos ambiguos no es un acto impulsivo, sino un proceso guiado por pensamiento crítico, escucha activa e intuición entrenada.

Impulsar culturas resilientes, creativas y colaborativas demanda líderes que sepan sostener al equipo en momentos de confusión o falta de dirección externa, y que puedan ser un punto de referencia emocional y estratégico.

Por eso, las organizaciones que apuestan a liderazgos flexibles y conscientes son las que logran desarrollar ventajas competitivas sostenibles.

Estos líderes no solo se adaptan: diseñan el camino mientras lo transitan, fomentando la confianza, la experimentación y el aprendizaje continuo.

Liderar en la ambigüedad no es solo una habilidad deseable: es una necesidad urgente en un mundo donde lo único constante es el cambio.

Prácticas para gestionar la ambigüedad

Algunas estrategias prácticas para manejar la ambigüedad en entornos inciertos son las siguientes:

• Simular escenarios complejos en entrenamientos ejecutivos. Por ejemplo, business war games y ejercicios de “what if”.
• Promover culturas de aprendizaje continuo, donde se valore más la exploración que el error cero.
• Incentivar la toma de decisiones descentralizada, donde los equipos tengan margen para actuar ante lo inesperado.
• Fomentar el pensamiento sistémico, que permite comprender cómo interactúan múltiples variables en entornos volátiles.

Gestionar la ambigüedad es un músculo que se fortalece con la práctica, la reflexión y el aprendizaje continuo. 

7 aspectos claves para trabajar en ambientes ambiguos

En un mundo laboral en constante cambio, la capacidad de desenvolverse en entornos inciertos y complejos se ha vuelto una competencia clave.

Trabajar en ambientes ambiguos implica enfrentar la falta de información clara, tomar decisiones en contextos cambiantes y adaptarse con rapidez a lo inesperado.

Lejos de ser una desventaja, saber gestionar la ambigüedad potencia habilidades esenciales como la creatividad, la colaboración y el desarrollo personal.

Comparto los principales aspectos que permiten no solo sobrellevar la ambigüedad, sino también aprovecharla como motor de crecimiento y transformación:

1. Toma de Decisiones: La ambigüedad puede surgir en la falta de información o en situaciones complejas. Saber manejarla permite tomar decisiones informadas, incluso con datos incompletos.

2. Flexibilidad y Adaptabilidad: En un entorno laboral dinámico, la capacidad de adaptarse a cambios y a nuevas circunstancias es fundamental. Manejar la ambigüedad fomenta la resiliencia ante lo inesperado.

3.Creatividad e Innovación: La ambigüedad puede ser una fuente de oportunidades. Al aceptar la incertidumbre, se pueden explorar nuevas ideas y enfoques que no serían considerados en un entorno más rígido.

4. Mejora de la Colaboración: En equipos, la ambigüedad puede llevar a discusiones productivas. Manejarla de manera efectiva promueve una comunicación abierta y el intercambio de diferentes perspectivas.

5. Desarrollo Personal y Profesional: Aprender a lidiar con la ambigüedad fortalece la confianza y la competencia, habilidades que son valoradas en cualquier organización.

6. Gestión del Estrés: La ambigüedad puede generar ansiedad. Desarrollar estrategias para afrontarla puede reducir el estrés y mejorar el bienestar general en el trabajo.

7. Alfabetización emocional. Comprender y gestionar las emociones propias y ajenas en contextos inciertos permite contener al equipo, fomentar la confianza y sostener el propósito. Incluso cuando el rumbo no está del todo claro.

Manejar la ambigüedad es fundamental para el éxito en el entorno laboral, ya que permite la toma de decisiones efectivas, fomenta la innovación y mejora las relaciones interpersonales.

Las empresas que reconozcan y promuevan esta competencia estarán mejor preparadas para navegar, no solo la complejidad actual, sino también las problemáticas que surjan en el futuro.

Por David Altonaga * Business Sr. Manager en NUMAN – Headhunter Industrial / Ámbito Financiero