







El rumbo económico impulsado por La Libertad Avanza desde su arribo al poder implicó un claro retroceso en el devenir de la industria nacional. En primer lugar, las medidas económicas adoptadas al comienzo de la gestión impactaron en la actividad económica en general y en la industria manufacturera en particular debido al ajuste fiscal y al severo recorte en el poder adquisitivo de los hogares, que deprimió la demanda.


Asimismo, el Gobierno tomó sucesivas medidas de apertura comercial: se eliminaron mecanismos de administración del comercio de la gestión anterior y se interrumpieron políticas paraarancelarias que protegían a determinados sectores productivos, como el de indumentaria y calzado, el de bicicletas y el siderúrgico, entre otros. Además, se adoptó un sendero de reducción arancelaria que en las últimas semanas sumó nuevos capítulos, con medidas que afectaron al sector textil y a la industria electrónica radicada en Tierra del Fuego.
En este contexto, la apreciación del peso promovida por el Gobierno con el objetivo de mantener un ancla cambiaria que desacelere la inflación, agravó el cuadro de desprotección de la industria nacional.
A esto se agregan el desmantelamiento de algunas políticas relevantes como la Ley de Compre Argentino o el Programa de Desarrollo de Proveedores (derogados a través del DNU 70/2023) y el freno en la ejecución de programas vinculados con la política industrial, científica y tecnológica, en el marco del fuerte recorte dispuesto sobre el gasto público.
Las políticas adoptadas por el Gobierno rápidamente se reflejaron en el desempeño de la actividad industrial. Según el Índice de Producción Industrial Manufacturera del INDEC, el promedio evidenciado durante el primer trimestre del año ubica a la actividad industrial casi un 10% por debajo de lo registrado en el primer trimestre de 2023.
Si bien hay algunos sectores que crecieron, la mayor parte de las actividades acusó un retroceso significativo, aún más crítico en el caso de los productos minerales no metálicos (27,3%) y de las industrias metálicas básicas (23,6%), actividades también perjudicadas por el freno de la obra pública.
En el mismo período, la utilización de la capacidad instalada en la industria descendió 8,8 puntos porcentuales, con caídas que llegan a dos dígitos en la mitad de las actividades relevadas. La contracción de la industria impactó también en los niveles de empleo: entre diciembre de 2023 y febrero de 2025, la cantidad de los asalariados registrados en la industria manufacturera se redujo un 2,1%, aproximadamente 25.000 personas, según los datos del SIPA.
En paralelo, la combinación de apertura comercial y apreciación cambiaria impulsó el incremento de las importaciones, que en marzo crecieron un 38,7% interanual, de acuerdo con el informe de Intercambio Comercial del INDEC. Si bien todos los usos de las importaciones registraron subas, el que más se elevó fue "resto" (183,3%) debido principalmente a la mayor compra de bienes despachados mediante servicios postales o couriers. Le siguió el aumento registrado en la importación de vehículos automotores (107%) y de bienes de consumo (75,7%).
La crisis de la industria golpea especialmente a las pymes. El relevamiento realizado por el Observatorio Pyme en el primer trimestre del año indica que el 42% de las pymes industriales se siente amenazado por las importaciones. Además, un 28% señaló una caída de su participación en el mercado interno.
La amenaza importadora es mayor en actividades como la metalmecánica y la industria textil, prendas de vestir, productos de cuero y calzado. Incluso al interior del segmento pyme se aprecia una creciente sustitución de producción nacional por importada.
En 2024, el 18% de estas empresas sustituyó insumos locales por importados. De mantenerse el plan económico vigente, esta situación se profundizará a lo largo de este año, ya que las expectativas muestran que un 30% de empresas espera incrementar sus importaciones de insumos y un 18% planea elevar la importación de productos terminados.
En suma, la industria manufacturera argentina se encuentra atravesando una etapa de repliegue, producto de la apreciación cambiaria y de la desregulación del comercio exterior, sin políticas de compensación que incentiven la producción local. Este escenario enciende múltiples alarmas debido a sus consecuencias en los niveles de empleo, la pérdida de capacidades productivas y la reprimarización de la economía argentina.
Por Agustina Haimovich / BaeNegocios







