La W, la nueva versión de la economía real que obsesiona al Gobierno
El jueves pasado por la tarde, Javier Milei estaba entusiasmado. Casi feliz. Tenía detrás de sí, para la foto, a la plana mayor de los empresarios de aquí y de afuera que están presentes en Vaca Muerta. Y que, RIGI mediante, apuestan por el proyecto. Sin embargo, hasta ese día, no habían sido convocados por el Presidente; y, siendo muchos miembros del autodenominado Círculo Rojo, mantenían cierta distancia intelectual y casi ideológica con el libertario. Y si bien apuestan por el gran proyecto del yacimiento neuquino, hasta hace poco tiempo dudaban que el jefe de Estado sea la persona adecuada para encararlo. Sin embargo, ese jueves, todos estaban ahí. Lo rodeaban haciendo el gesto de los índices hacia arriba, o al menos sonrientes, el anfitrión y CEO de YPF, Horacio Marín; Alejandro Bulgheroni, presidente de Pan American Energy (PAE); Marcos Bulgheroni, el CEO Group de Pan American Energy (PAE); el presidente de CGC, Hugo Eurnekian, y el CEO de Tecpetrol, Ricardo Markous, directivos de Pampa Energía además de ejecutivos de Vista (la compañía armada para Vaca Muerta por Miguel Gallucio, el expresidente de YPF en la primera parte de la renacionalización ideada por Cristina Fernández de Kirchner. También gente de Shell Argentina, Pampa Energía, Chevron, ExxonMobil y TotalEnergies. “Es un honor recibir al presidente de la Nación en nuestras instalaciones para poder mostrarle la potencialidad de Vaca Muerta y de toda nuestra industria. Tenemos el gran desafío de poner foco en esta formación y desarrollarla en profundidad para transformar a la Argentina en un gran exportador de energía”, dijo Horacio Marín despertando el aplauso de todos. Para Milei, sonó el hermoso ruido de la revancha; y el nuevo inicio de una relación siempre compleja de parte del círculo rojo. Se habló de números. Por ejemplo, este año la balanza energética será superavitaria en 1,500 millones de dólares. Número que el año próximo se elevaría a los US$ 4 mil millones y llegaría a los US$ 10 mil millones para 2026. Se comentó también que la próxima semana habrá un hito importante: comenzará la venta de gas a Brasil vía Bolivia, con la reconversión del gasoducto. El pecho inflado de Milei tenía en realidad otro motivo de satisfacción. Mientras recibía el aplauso y apoyo del círculo rojo versión petrolera, en Buenos Aires estallaba definitivamente el bombardeo contra Alberto Fernández, al conocerse las fotos de su exmujer Fabiola Yañez lastimada por supuestos golpes del expresidente en tiempo de pandemia y convivencia en Olivos. Minutos después el escándalo escalaría a dimensiones desconocidas por la democracia moderna, al conocerse un video de las escaramuzas sexuales del mandatario en la Casa Rosada. Para Milei, sentirse respaldado por los empresarios al ver el cadáver político de su antecesor circular por los medios; fue una satisfacción que hasta el momento no había vivido en su carrera presidencial.
Fue entonces cuando Javier Milei lanzó la frase que se repite en el Gobierno con insistencia en los últimos tiempos.
“Nosotros hicimos ya mucho. Ahora les toca el turno a ustedes de apoyar. Inviertan”. Casi como un rap, esta frase, o similar, se repite cada vez que un funcionario de importancia del gabinete nacional se reúne con empresarios de cualquier rubro para hablar de la coyuntura y de lo que se viene. Les pasó a los principales petroleros locales y extranjeros presentes el jueves pasado en Vaca Muerta. También a varias empresas mineras anunciaron que aprovecharán al máximo el Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI). Escucharon la convocatoria grandes productoras de alimentos y bebidas que se encontraron con funcionarios para consultar si podían o no aumentar precios. Y también los bolseros del mercado de capitales que fueron convocados para convencer a sus clientes de que tengan dinero no declarado (en negro) para blanquear. Para el Gobierno, en definitiva, llegó el momento en que los privados dejen de lado las especulaciones y se la jueguen. Y empiecen a invertir en una Argentina donde la economía real no reacciona, los indicadores sobre la industria y la construcción presentados durante la semana que terminó no muestran mayores síntomas de mejora y, en definitiva, corre el reloj de arena donde Javier Milei, Luis “Toto” Caputo, Santiago Bausilli y el resto de los hombres y mujeres que conducen la economía argentina deben comenzar a dar respuestas. Que, por ahora, no las hay. Salvo en algunos rubros puntuales.
El panorama tan ecléctico derivó en que los teóricos y analistas comiencen a desarrollar un término nuevo para describir la situación sectorial actual. No se percibe una V, esto es una caída fuerte acompañada luego de un crecimiento similar. Tampoco la Pipa Nike, una baja abrupta acompañada por una tenue recuperación. No hay una L, con un estancamiento posterior a la abrupta caída, dado que hay sectores que crecen, y otros que continúan en caída libre. ¿Qué se observa entonces? Una Doble V (W). Esto es: rubros que comienzan a crecer (algunos de manera fuerte), con otros que siguen cayendo. Por ejemplo, el campo, la minería, el petróleo, la energía en general, la pesca y la petroquímica están en tiempos de mejora constante. Algo en la construcción privada y el rubro inmobiliario también a partir del comienzo del blanqueo. Sin embargo, como contrapartida, la obra pública, las terminales automotrices, los textiles, la industria metalúrgica y metalmecánica, la producción de bienes de capital y materiales para la construcción y el comercio no reaccionan. Y, en algunos casos, presentan caídas de más del 50% y utilización de plantas instaladas a la mitad.
Se habla también de datos positivos en el sistema financiero en cuanto a la evolución de créditos al sector privado al crecer el stock total desembolsado en un 15,63% y con un desempeño positivo de casi todas las líneas. Se sumaron por esta vía unos 4,4 billones de pesos a la economía en julio, con un stock total que llegó a los $ 31,195 billones. Gran parte del crecimiento se debió al alza provocada por nuevos depósitos de privados, con una contrapartida auspiciante: el crédito a empresas creció 17% mensual real. Es un dato que entusiasma particularmente a la gente del Ministerio de Economía, que ve cómo los pesos que antes iban a fondear el déficit fiscal, ahora tienen que, sí o sí, destinarse a créditos al sector privado.
Pero también llegan a Economía datos deprimentemente negativos en el sector consumo. Uno de los grandes productores de bebidas se reunió esta semana con autoridades del ministerio, y le mostraron proyecciones de ventas acumuladas a julio con caídas de más del 30%. Y, lo peor, sin síntomas de mejoras entre junio y el mes pasado. Pedían así el aval para incrementar precios en un 10%, ante el reclamo desde el exterior de mejorar la performance de facturación a través de la mejora en los precios de venta al público, dado que la promesa de un mayor volumen de ventas no se estaba cumpliendo. Las autoridades presentes en la reunión simplemente recordaron que el actual es un gobierno que no se detiene en la evaluación del valor de venta al público ni en listados de precios congelados acordados con las autoridades. Sí recordaron que hay dólares disponibles para que los propios supermercados puedan aumentar sus volúmenes de importación.
Otra vez se escuchó la música del oficialismo: “Nosotros hicimos un esfuerzo enorme. Ahora es el momento de ustedes de volver a invertir”.
Por Carlos Burqueños / Perfil