


Dólar estallado, inflación acelerada, deuda familiar, recesión y consumo en el piso: así llega Javier Milei a las elecciones del domingo
Economía24/10/2025


El contexto en el que se darán las elecciones legislativas nacionales combina un consumo debilitado, el ascenso de la deuda familiar y una inflación que, aunque contenida en torno al 2% mensual, muestra señales de aceleración. La actividad económica adolece al borde de la recesión, mientras el dólar oficial y los paralelos exponen la tensión entre la demanda de cobertura y los límites del esquema de bandas.
En la previa del domingo, un informe de la consultora Qualy analizó el estado de la economía libertaria, que enfrenta presiones en los precios mayoristas, empuja a la industria hacia niveles de capacidad instalada cercanos a los mínimos de la pandemia y muestra un sector externo que mantiene superávit, pero con señales de agotamiento: las importaciones crecen al 30% interanual, y las exportaciones se expanden a menor ritmo, sostenidas sobre todo por el agro, los buenos precios del oro y la energía.
Mientras tanto, el frente financiero refuerza las alertas. El Riesgo País supera los 1.000 puntos, las reservas netas se reducen por la intervención cambiaria y el sistema bancario concentra depósitos en dólares como resguardo frente a la incertidumbre política. La asistencia extraordinaria de Estados Unidos mediante un swap de U$S 20.000 millones evitó un salto brusco, pero no logró disipar las expectativas de una devaluación posterior al 26 de octubre.
Inflación acelerada
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre registró un aumento mensual de 2,1%, lo que implica una leve aceleración respecto al 1,9% registrados en julio y agosto. Con este resultado, se cortó la racha de cuatro meses consecutivos con variaciones por debajo del umbral del 2%, y parece consolidarse una tendencia alcista iniciada en jun/25. La inflación acumulada en los primeros nueve meses del año alcanzó así 22% y la variación interanual se ubicó en el 31,8%.

La aceleración del IPC se da en un contexto de política monetaria contractiva, con tasas de interés reales muy positivas, cuyo objetivo es anclar las expectativas inflacionarias y contener la presión devaluatoria. Sin embargo, el dólar libre mostró una significativa volatilidad e inestabilidad, incluso luego del fuerte apoyo de los Estados Unidos. A pesar de esto, el traslado a precios se mantiene acotado por ahora. Este desacople se explica por la persistencia de una demanda interna débil y la fuerte caída del consumo, que limita la capacidad de las empresas para trasladar los aumentos de costos a los precios finales.
Con un incremento del 2,6%, el aumento de los regulados se debe principalmente a la continuidad de la política de ajuste tarifario en servicios públicos. Por su parte, los estacionales, con una suba del 2,2% en septiembre, revirtieron la deflación observada en agosto. Esta aceleración se explicó, en gran medida, por el alza en ciertos productos agrícolas, como verduras, tubérculos y legumbres (6,1%) y Frutas (4,1%).

Por otra parte, el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), publicado por el Indec registró un aumento del 3,7% en septiembre respecto al mes anterior. Esta cifra representa una marcada aceleración de 0,6 puntos porcentuales frente al 3,1% de agosto y es el incremento mensual más alto en el último año y medio, desde marzo de 2024.
La causa principal de la aceleración mayorista fue el componente de productos importados, que registró un aumento mensual de 9%, casi el triple de la suba de los precios de los productos nacionales (3,3%). La variación en los precios de los productos importados refleja directamente el impacto del tipo de cambio oficial en el costo de los bienes transables
Producción en crisis
El PBI se sostuvo en agosto gracias al auge de la bicicleta financiera, pero mientras tanto continuó derrumbándose la economía real. Así lo mostró el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) dado a conocer por el Indec este miércoles.
Concretamente, la actividad económica creció un 2,4% en agosto respecto al mismo mes del 2024, mientras que aumentó un 0,3% respecto a julio pasado en la medición desestacionalizada. Por lejos, el rubro que más creció fue el de intermediación financiera, un 26,5% interanual, en línea el dato de los meses previos y con la intención del equipo económico de alargar la fiesta del carry trade. Además, el de más impacto fue el rubro de recaudación de impuestos. Estos tuvieron una incidencia de 0,9 y 1,5 puntos porcentuales respectivamente, por lo que entre ambos explican toda la variación positiva del EMAE en el mes.
Sin embargo, un análisis más detallado revela que el peligro de recesión sigue latente. De hecho, la actividad cayó en cinco de los ocho meses del año, y descendió por un trimestre entero (entre mayo y julio), pero que, para la suerte del Gobierno, se contabiliza como parte de dos trimestres diferentes.
Pese a la suba de agosto, consultoras y bancos anticipan un mal mes de septiembre, ya que en el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central, publicado a inicios de octubre, pronostica una caída del PBI del 0,6% para el tercer trimestre del año.
En ese sentido, el indicador de Indec que mide la actividad industrial mostró un panorama mixto en agosto, signado por la contracción en la comparación anual y una moderada recuperación mensual. El dato central fue la caída del -4,4% en la producción respecto a igual mes de 2024, lo que consolida una tendencia negativa en el segundo semestre del año.

El retroceso interanual de la industria se explica por la baja de 15 de las 16 divisiones que componen el índice. Las caídas más profundas y con mayor impacto se registraron en los sectores más vulnerables a la retracción de la demanda interna y el aumento de la competencia externa, como productos textiles, prendas de vestir, cuero y calzado y productos de metal. Incluso la división de alimentos y bebidas experimentó una disminución interanual.
El freno en la producción también se refleja en el indicador de Utilización de la Capacidad Instalada en la Industria, que en agosto alcanzó el 59,4%. Este es el peor registro para un mes de agosto desde 2020, cuando se encontraba en 58,4% en pleno aislamiento por la pandemia.
A diferencia de 2020, donde la inactividad era obligatoria por un factor sanitario, el bajo uso de la capacidad instalada en 2025 se debe a factores económicos, con sectores como la metalmecánica y los textiles operando con niveles de capacidad ociosa casi idénticos a los momentos más críticos del confinamiento.
Consumo deprimido
Septiembre cerró con un retroceso generalizado en las ventas minoristas PYME, reflejando una marcada fragilidad en el consumo interno. La demanda de los consumidores sigue condicionada por la pérdida de poder adquisitivo de los hogares y el endurecimiento monetario, con crédito escaso y muy caro.
En el análisis por rubros, la situación fue homogénea, ya que se registraron caídas interanuales en todos los sectores. La mayoría de los comerciantes indicó que su situación se mantuvo igual en comparación con el año pasado, y un porcentaje considerable advirtió un empeoramiento.
Según las últimas cifras disponibles, los datos de consumo mostraron un claro retroceso en julio, según los datos del Indec. En la medición mensual desestacionalizada, las ventas en supermercados cayeron -2,1% respecto a junio, lo que confirma un freno en el poder de compra. Los autoservicios mayoristas también registraron una baja de -0,8% en la misma comparación. Esta desaceleración mensual en ambos canales evidencia que la leve recuperación observada en el primer trimestre del año no logra consolidarse, y el consumo sigue siendo el punto más frágil de la economía.
El informe de Scentia sobre el consumo masivo de septiembre evidenció una caída en la demanda, situando la actividad comercial en su nivel más bajo del año. El consumo experimentó una caída interanual de 4,4% y un retroceso de 3,7% respecto al mes anterior. Esta contracción fue impulsada por el desplome de las ventas en los supermercados y mayoristas (con caídas mensuales superiores al -5%).
Es que el salario no da más. Según los datos relevados por el Observatorio Paritario del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), los aumentos salariales acumulados hasta el tercer trimestre del año se ubicaron 3,2% por debajo de la inflación. El Gobierno paralizó las negociaciones paritarias a lo largo del 2025 para enfriar la economía y así contener a los precios, una política que determinó una caída del poder adquisitivo.
Teniendo en cuenta los acuerdos paritarios cerrados hasta diciembre, la proyección señaló que los salarios estarán 5,3% por debajo de la inflación estimada, consolidando así una tendencia decreciente.
Deuda familiar
En paralelo, el stock de financiamiento al consumo de las familias, que agrupa préstamos personales y tarjetas de crédito, experimentó una contracción real significativa a octubre. El saldo conjunto de estas líneas, $ 36.939.106 millones, cayó 2% real respecto al mes anterior. Esta disminución fue impulsada principalmente por el segmento de tarjetas de crédito, cuyo stock se contrajo -3,6% real en el mes.
En comparación directa con el máximo registrado en agosto, el financiamiento al consumo acumula una reducción de -3% real, lo que sugiere una tendencia una menor financiación de los hogares, sea por menor demanda de estos o por mayores requisitos de acceso impuestos por las entidades financieras.

El ratio de irregularidad en el financiamiento al consumo de los hogares muestra un deterioro que supera incluso los niveles críticos alcanzados durante la pandemia. Tras un período de relativa calma en 2023 y 2024, el índice de incumplimiento en créditos personales escaló hasta el 8,1% en agosto, superando significativamente el máximo del 7,2% registrado en agosto de 2021. De manera similar, la morosidad en tarjetas de crédito alcanzó el 6%, un valor notablemente superior al pico de 4,6% observado en julio de 2021.
Comercio exterior: se disparan las importaciones
El superávit comercial alcanzó apenas U4S 921 millones en septiembre y el saldo acumulado de los nueve meses del año fue de U$S 6.039 millones (9.027 millones menos que el mismo período de 2024). Las exportaciones crecen a un ritmo menor (7,5%) contra las importaciones, que lo hacen al 30,6% en el acumulado interanual.
Las importaciones de septiembre sumaron U$S 7.207 millones, cifra máxima de la era Milei. La variación de las importaciones indica, en parte, que los actores económicos descuentan un abandono del actual esquema cambiario. Esto genera una aceleración en la compra e ingreso de bienes del exterior, descontando un aumento del tipo de cambio.
Crisis cambiaria
La situación monetaria se define por una tensión financiera extrema y una profunda incertidumbre sobre la dirección futura de la economía. El sistema está bajo una intensa presión que se manifiesta en dos frentes críticos: el cambiario y el de colocaciones de deuda.
En el frente cambiario, el dólar oficial ya superó la barrera de los $ 1.500. Este hecho subraya que la política de contención cambiaria llegó a un punto límite ante la demanda de cobertura de agentes que anticipan un ajuste cambiario post electoral.

Para frenar esta dinámica, el Banco Central tuvo que recurrir a la venta masiva de reservas líquidas, debilitando aún más su posición. El Acuerdo de Estabilización Cambiaria (swap) por U$S 20.000 millones con Estados Unidos proporcionó un colchón de contingencia, pero su efecto psicológico y político fue opacado por la intensa demanda de dólares y por la previsión de un cambio en el régimen cambiario luego de los comicios, con un aumento relevante de la cotización del dólar.
En el mercado de bonos, el Riesgo País se mantiene en un rango elevado (superior a 1.000 puntos), lo cual es una señal inequívoca de desconfianza de los inversores.
Entre la crisis de la macroeconomía y la microeconomía, así llega el "especialista en crecimiento económico con y sin dinero" a las elecciones legislativas. Por lo menos así se definió el propio Milei.
Por Rodrigo Nuñez / El Destape
























