El Gobierno resigna la recuperación por miedo a un repunte de la inflación
Los pocos indicadores económicos que empezaban a mostrar indicios de haber pasado el pico de la recesión activaron a la vez el temor a un rebote de la inflación, como el que ya reflejó el IPC de la Ciudad de Buenos Aires, y forzaron al Gobierno a realizar un mayor ajuste de la política fiscal y monetaria pero en un contexto de menor acompañamiento social, ya que se empieza a sentir la preocupación por la pérdida de ingresos.
La obsesión por la inflación le hizo quitar al ministro de Economía, Luis Caputo, y al presidente del Banco Central, Santiago Bausili, el foco en la acumulación de reservas internacionales, que el mercado ve con preocupación temiendo que no pueda hacer frente a los pagos de deuda que se acumulan el próximo año, en especial en un contexto internacional cada vez más adverso, donde empieza a jugar el temor a una recesión en Estados Unidos.
En encuestas que llegan a los despachos oficiales la imagen del Gobierno está en un punto neutro, con una aprobación del 49% y una desaprobación del 50%, pero la preocupación por la falta de propuestas para el crecimiento creció siete puntos en el último mes y llegó al 51% y la incertidumbre en la situación económica subió tres puntos a 60%, todos datos del Monitor de Humor Social y Político del estudio D’Alessio IROL, Berensztein. La inflación profundiza su derrumbe al tercer lugar del ranking (después de inseguridad e incertidumbre económica) y con un punto menos que el mes anterior fue mencionada por 57% de los encuestados.
Esa combinación de suba de la incertidumbre con caída de la preocupación por la inflación es la que está evaluando el mercado como un límite a la recesión buscada por el equipo económico como única herramienta para controlar el proceso inflacionario que se disparó en diciembre con la devaluación dispuesta por la gestión de Javier Milei. “Si hay algo que ha quedado claro en los primeros meses de la administración Milei, es que el equipo económico fijó como objetivo principal la baja de la inflación”, reseñó el informe que llegó este jueves a los inversores elaborado por el banco CMF y destacó que “para lograrlo, la actividad debía resentirse, y así lo hizo”.
Sin embargo, advirtió que “ahora, el objetivo ya no parece tan claro” y “si bien es motivo de celebración que aumente el crédito al sector privado, no deja de tener un potencial impacto negativo sobre la inflación producto del repunte de la actividad. Lo mismo desde el punto de vista del salario real”. “El Gobierno pareciera tratar de equilibrar la balanza en este trade-off, dado que la población pareciera comenzar a preponderar mayormente el empleo por sobre la inflación, como preocupación principal”, alertó.
El informe concluyó que “desde el punto de vista social, no cabe duda que debe encontrarse un equilibrio; técnicamente, un repunte de la actividad supone un riesgo mayor al programa desinflacionario”. La dicotomía entre bajar la inflación y recuperar la economía la planteó en un informe el JP Morgan, que se inclinó por la primera opción a costa de una mayor recesión. En un informe que se conoció hace una semana consideró que haber colocado la baja de la inflación como objetivo prioritario "tiene sentido" y advirtió que espera “una recesión más profunda en medio de una política fiscal estricta y un enfoque en la desinflación".
El problema del equipo económico que dirige el presidente Milei y el ministro Luis Caputo es que los números de inflación de julio parecen no acompañar la idea de desinflación y obliguen a dar un nuevo ajuste y profundizar la recesión. El IPC de la Ciudad de Buenos Aires se aceleró en julio a 5,1% y de esta manera, en lo que va de este año los precios en CABA acumulan un incremento de 98,5%, mientras que comparado con julio de 2023 el avance fue de 264,9%. Los informes privados tampoco acompañan. La “inflación Core RPM” que elabora la consultora EcoGo arrojó para julio 3,9% y la que replica el IPC del Indec 4,1%.
El último Relevamiento de Expectativas de Mercados (REM) que elabora el Banco Central arrojó un consenso de que en el próximo semestre la inflación se mantendrá por debajo de 4% pero la núcleo que sigue con especial atención el Gobierno porque se estableció como el parámetro a seguir camino al levantamiento del cepo, se ubicará entre 3% y 3,5%, mostrando un piso difícil de perforar.
A medida que se le complica el proceso de desinflación, se agrava la pérdida de reservas del Banco Central que decidió intervenir en los mercados financieros para controlar la brecha entre el dólar oficial y los paralelos que terminan influyendo en la formación de precios. El Instituto Internacional de Finanzas, en un informe que se conoció este jueves, advirtió que “los países soberanos con calendarios exigentes de servicio de la deuda externa y activos externos limitados, como Argentina, enfrentan graves desafíos a medida que la apreciación del dólar aumenta los costos de pago de la deuda, lo que podría descarrilar los esfuerzos de estabilización”.
En ese contexto de dificultad de acceso al mercado, la agencia Bloomberg informó que Economía y el BCRA negocian con el banco Santander para que lidere un consorcio de bancos que otorguen un préstamo por US$ 1.000 millones a una tasa estimada en 10,8% con garantía que están negociando y que podrían ser bonos de la deuda pública o activos del BCRA, como podría ser el oro que se están llevando del Tesoro del Banco Central a Londres, para poder usarlo en operaciones financieras.
Por Fernando Alonso / El Destape