Para cualquiera con un mínimo de sentido común, la aparición de Donald Trump en la inauguración de la conferencia Bitcoin 2024, haciendo todo tipo de promesas de desregulación y de creación de un fondo nacional en bitcoin suena exactamente a lo que es: el populismo exacerbado de un tipo al que le han dicho que los criptoentusiastas suponen una importante bolsa de votos, y que hay que atraerlos al redil como sea.

Evocación de los demócratas como «el enemigo que hará desaparecer la industria«, promesas de echar «el primer día» a Gary Gensler, enormemente impopular en ese entorno, anuncio de la congelación inmediata del plan para crear una CBDC o dólar digital, derecho a la auto-custodia y búsqueda del aplauso fácil en un discurso lleno de tópicos como «nunca vendas tus bitcoins», son claramente la representación del populismo y de quien no duda en prometer lo que sea a cambio de un puñado de votos o de dinero, del mismo modo que ha hecho, de forma completamente irresponsable, con la industria del petróleo.

Las cosas en su sitio: la administración demócrata de Joe Biden lo ha hecho muy mal con respecto a las criptomonedas. Ha logrado generar de manera aparentemente intencionada un clima de total incertidumbre regulatoria que ha dificultado su desarrollo, y ha retrasado avances como la constitución de fondos en criptomonedas como Bitcoin o Ethereum hasta que legalmente no le ha quedado más remedio que aceptarlos. Pero una cosa es que la administración lo haya hecho muy mal, y otra creer que un candidato populista y ultraconservador lo va a hacer extremadamente bien. Las promesas de Trump son, simplemente, dar a los entusiastas de las criptomonedas exactamente lo que quieren oír, sin siquiera pararse a pensar un momento lo que se está prometiendo, para el horror de otros que sí saben perfectamente de qué están hablando.

Si alguien de verdad cree que este candidato, que durante su anterior mandato afirmaba que «el bitcoin era una estafa contra el dólar» y que «estaba basado en aire calentito«, es quien va a suponer un gran desarrollo de la industria de las criptomonedas, tiene un problema: Donald Trump no tiene ni maldita idea de lo que está hablando, solo enumera consignas que le han dicho que van a provocar el aplauso fácil, y se dedica a decir que los demócratas van a ser crueles, despiadados, harán cosas que no creeríamos, y que todos los presentes en la conferencia desaparecerán. Es tan profundamente burdo y ridículo que da auténtica vergüenza ajena… si no fuera porque algunos van y se lo creen.

Kamala Harris, por su parte, rechazó acudir a la misma conferencia y ha planteado como respuesta abrir un diálogo con los principales actores en la industria buscando un reinicio de sus relaciones con la administración. Nada contundente, pero al menos no es aparecer en loor de multitudes y plantear que eres la solución a todos los problemas. Siempre que alguien te plantee que es o que tiene la solución a todos tus problemas, huye, Así de sencillo.

Las criptomonedas son el dinero del futuro, y lo serán digan lo que digan, hagan lo que hagan y prometan lo que prometan Donald Trump o Kamala Harris. Sus posibilidades de influenciar el desarrollo de las criptomonedas son simplemente mínimas, más allá de crear un clima más o menos favorable y de molestar lo menos posible. A partir de ahí, pensar que Donald Trump va a ser maravilloso y Kamala Harris es el enemigo es, simplemente, pintar un retrato absurdo y exagerado de la realidad. Que es, precisamente, en lo que es experto el populismo.

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