Los gobernadores que eligieron un camino diferente al del Pacto de Mayo
Con una oposición dialoguista totalmente desdibujada, que no deja de ofrecerle "herramientas" a Javier Milei para que siga a gusto con su ajuste brutal, cinco gobernadores de Unión por la Patria se mantuvieron firmes en un ideario que tiene que ver con la reivindación del rol del Estado, del desarrollo de la producción como generadora de empleo, y la defensa de la soberanía nacional, puntos ausentes en el acuerdo de mayo suscripto anoche en Tucumán. "No vamos a firmar algo que no representa el mandato que nos dio nuestro pueblo", avisó el gobernador bonaerense Axel Kicillof, que desde el primer día se ubicó como referencia del rechazo al modelo libertario. El riojano Ricardo Quintela, el formoseño Gildo Insfrán, el pampeano Sergio Ziliotto y el fueguino Gustavo Melella se mantuvieron en la misma postura, en la que la justicia social no es una aberración sino un noble objetivo a alcanzar. A este grupo se le sumó a último momento el santacruceño Claudio Vidal, que si bien no es de UP, viene acumulando muchas broncas con el Ejecutivo que ya lo llevaron a coincidir varias veces en las votaciones en el Congreso.
Pese a que los indicadores económicos no traen más que malos pronósticos y las cuentas provinciales sufren las consecuencias de la motosierra y de la baja de la recaudación, Milei consiguió que la mayoría de los gobernadores se trasladaran a Tucumán para la vigilia del día de la Independencia. Luego de votarle la ley Bases, el dialoguismo también viajó a respaldar el decálogo de mayo, en el que apenas si pudieron colar una lavada mención sobre educación. El tucumano Osvaldo Jaldo, elegido en las boletas del peronismo pero travestido a las filas libertarias, jugó feliz el rol de anfitrión, acompañado por el catamarqueño Raúl Jalil, otro que parece convencido sobre las bondades de acercarse al oficialismo. También provinciales que orbitaban en UP como el santiagueño Gerardo Zamora y el rionegrino Alberto Weretilneck y oficialistas seriales como el salteño Gustavo Sáenz y el misionero Hugo Passalacqua esucharon el largo discurso presidencial en la fría noche tucumana.
Por eso, ante estas deserciones, se revaloriza el papel de los gobernadores resueltos a mantener su pensamiento aunque le traiga consecuencias. "No voy a firmar lo que no está consensuado, no está acordado o discutido mínimamente", subrayó el fueguino Melella. Evaluó la gravedad de que muchos gobernadores acepten mansamente suscribir algo para lo que no fueron consultados sino simplemente anoticiados a través de las redes sociale y definió el acuerdo como un conjunto de "títulos vacíos". “¿Por qué voy a firmar algo sobre la propiedad privada cuando en la Argentina no está en riesgo la propiedad privada”, se preguntó en una entrevista en Futurock. También marcó la contradicción de quienes critican los recortes de la Casa Rosada a las provincias y luego van al pie para apoyar sus medidas. Incluso, el poco claro punto cinco del acuerdo que considera "extorsivo" el actual sistema de coparticipación federal.
Al mismo tiempo que, en un clima de incomodidad, los gobernadores desfilaban en la Casa de Tucumán para poner su firma al pie del acuerdo y fotografiarse junto al Presidente, Kicillof subió a las redes un tramo de un discurso reciente con críticas a la convocatoria. Mientras que este pacto tiene como lógica el ajuste, el gobernador bonaerense recordó el llamado de Perón al pacto social en 1973 con el objetivo de que los asalariados alcanzaran el 50% de la distribución del ingreso. Dos mundos diferentes. "El único pacto que aceptamos en la provincia de Buenos Aires es el que defiende el federalismo, la industria, el trabajo y los recursos nacionales, el que garantiza los derechos y el bienestar de los bonaerenses", resaltó. Kicillof se propuso, en la medida de sus posibilidades, llevar el estado provincial allí donde el Estado nacional huya. Fue claro el gesto cuando ofreció patrulleros a Santa Fe y ambulancias a Chubut.
"La Rioja luchó y siempre luchará por una Independencia verdaderamente federal", apuntó Quintela, otro de los gobernadores del peronismo con rol protagónico en el rechazo al modelo de Milei. Tan convencido que, antes de replicar el ajuste en su provincia, decidió emitir un bono, el Bocade o "chacho", con el que abona una parte de los sueldos a los empleados estatales que ya se utiliza con éxito. Luego de algunas conversaciones de este fin de semana, es casi un hecho que Quintela se convertirá en noviembre en el nuevo presidente del PJ Nacional en nombre de la unidad, para lo que ya tendría el visto bueno de Kicillof y de Cristina Kirchner.
Un problema para este grupo de gobernadores -lo mismo que para Unión por la Patria en el Congreso- es conseguir aliados en su cruzada contra el modelo libertario. Buena parte de la dirigencia dialoguista prefiere juntarse con Milei antes de apoyar algún proyecto con el peronismo. Así, nunca consiguieron los votos para derogar el DNU 70/2023, otra de las "herramientras" de Milei que continúan vigentes. Por eso, cada gesto de distanciamiento con el Ejecutivo es mirado con atención. Por ejemplo, el que anunció el fin de semana el bloque de Hacemos Coalición Federal que preside Miguel Angel Pichetto, que anticipó que no asistiría a Tucumán. A ellos se sumó en las últimas horas el gobernador de Santa Cruz, de relación tensa con la Rosada. "No es momento de fiestas ni de grandes actos", planteó anoche Vidal. En su entorno hablaban de cansancio por las muchas promesas incumplidas.
Por Fernando Cibeira / El Destape