¡Haz un alto! Consejos para evaluar el año y prepararse para el próximo

Recursos Humanos 23 de diciembre de 2023
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Más allá de las festividades, los intercambios y el apuro por dejar todo listo para irse de vacaciones. En el crepúsculo del año emerge un espacio silencioso, casi sagrado, que nos regala una oportunidad única para el crecimiento y la transformación. Este umbral, cargado de potencial, donde lo familiar se desvanece suavemente en la promesa de lo nuevo, nos brinda la excepcional ocasión de pausar y reflexionar con intención sobre nuestro recorrido.

Este ejercicio de autobservación va más allá de los propósitos superficiales de año nuevo. No se trata de redactar una lista de deseos, sino de apreciar el crecimiento en el viaje emprendido, con todos sus bemoles.

Es un instante para reconsiderar nuestra manera de vivir, de hacer negocios, de percibir nuestro impacto en el mundo, de construir equipos y, sobre todo, de generar un efecto expansivo y lleno de propósito para el tiempo venidero.

En este espacio intermedio, podemos abandonar nuestras rutinas diarias y contemplar las experiencias pasadas con una claridad que escasea en el torbellino cotidiano, construyendo así un futuro con mayor estructura y deliberación.

Para emprender este viaje introspectivo, se requiere la decisión consciente de apartar un tiempo significativo de serenidad y silencio. Es indispensable equiparnos con pluma y papel, y revisar nuestro calendario del año que acaba para evaluar con objetividad a qué le hemos dedicado nuestra atención y esfuerzo.

Una guía para la reflexión
El mero deseo de claridad a veces basta para mejorar la percepción, pero aquí te ofrezco una serie de pasos para establecer pilares importantes y útiles en tu introspección:

Inicia el proceso con respiraciones profundas y procede a revisar hacia atrás tu calendario. Para cada mes, selecciona una palabra o frase que capture la esencia de tus aprendizajes; al finalizar los doce meses, destaca aquéllas que sinteticen los temas centrales que han definido tus vivencias y aprendizajes del año, idealmente tres o cuatro.
Identifica y registra los logros del año, considerando incluso aquellos pequeños actos que propiciaron crecimiento y alegría. Este acto de reconocimiento es también un proceso de profunda comprensión de nuestras fortalezas y capacidades. Recuerda aquellos momentos de superación personal y los éxitos colectivos reconocidos por todos.
Reflexiona sobre las lecciones inesperadas, aquéllas que te llevaron en direcciones y posibilidades nuevas que no habías considerado anteriormente. Valora su significado e impacto en la persona que eres hoy. Recuerda a esas personas, contextos y situaciones que te regalaron estas preciosas joyas de crecimiento.
Reconoce los proyectos inconclusos; profundiza en las razones de su inacabado estado sin juzgarte duramente, evalúa y considera las acciones relativas a la procrastinación, el abandono o los errores, lo cual te será útil para establecer esquemas más robustos para tus proyectos del año siguiente.
La verdadera magia de la reflexión se encuentra en su capacidad de transformar pensamientos y sentimientos en acciones concretas. Es el momento de aplicar los conocimientos adquiridos en planes de acción bien definidos, con metas realistas y estrategias claras para su consecución”.

Crea un plan de desarrollo personal
Crea un plan de desarrollo personal para el año nuevo es comprometerse con uno mismo. Este plan debe reflejar no sólo las áreas de crecimiento deseadas, sino también los recursos y estrategias necesarios para alcanzar nuestras metas. Los momentos de liminalidad son ideales para establecer este tipo de planes, ya que nos permiten pensar más allá de los límites de nuestra rutina diaria.

Para este fin, considera los siguientes aspectos:

Establece objetivos claros y medibles: Determina qué quieres lograr en el año nuevo. Establece metas específicas, medibles, alcanzables, relevantes y temporales para cada dimensión importante en tu vida. Menos es más, te invito a que tengas tres grandes objetivos a los que te dedicarás en cuerpo y alma durante el 2024.
Diseña un plan de acción detallado: Desglosa cada objetivo en acciones concretas y asigna plazos mensuales para cada una. Esto te ayudará a visualizar el camino hacia tus metas y a mantenerte en el curso correcto a lo largo del año. Lo más importante aquí es planear para fallar, es decir, piensa en aquellas cosas que podrían anteponerse a tus planes e idea las medidas necesarias para contrarrestar esos problemas.
Revisa y ajusta regularmente: Un plan efectivo es dinámico. Reserva tiempo cada mes para revisar tu progreso y hacer los ajustes necesarios. Esto te permitirá mantener tus metas alineadas con tus circunstancias cambiantes y prioridades evolutivas. Lo importante es tener claridad del propósito y de que esto es un viaje de aprendizaje que puede tener un final abrupto, por lo que cada segundo cuenta.
Cada fin de año nos recuerda que la vida está llena de umbrales, momentos de transición que nos invitan a crecer y cambiar. Estos periodos son catalizadores potentes de transformación personal. Nos instan a dejar atrás lo obsoleto y a abrazar nuevas oportunidades con una energía renovada y perspectiva fresca.

A medida que avanzamos hacia el nuevo año, no somos meros pasajeros del tiempo, sino arquitectos activos de nuestro destino. Portamos no sólo las experiencias del año que dejamos atrás, sino también una comprensión profunda de que cada final es un comienzo repleto de nuevas posibilidades.

Con cada ciclo que se cierra y se inicia, nos acercamos a la mejor versión de nosotros mismos, fortalecidos con la sabiduría, la fortaleza y la visión adquiridas en los umbrales de nuestros años.

Nota:eleconomista.com

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