Qué implica que Argentina sea un país "barato"

Economía 08 de febrero de 2023
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En estos días, los turistas que llegan a las calles del centro donde vuelve a sonar con fuerza el "cambio, cambio" de los arbolitos, se han vuelto parte de la escena cotidiana de un barrio que estuvo muerto durante la pandemia. Un barrio de negocios cerrados, calles desiertas acostumbradas a sus oficinistas y cambistas aburridos. Hoy los turistas pasean, compran perfumes, comen asado sobre la calle Florida y en sus vacaciones todo es jolgorio: Argentina es hermosa y barata.

Recientemente se viralizó uno de esos TikTok donde una joven argentina y un joven estadounidense comparan el valor de las cosas en dólares. En este caso comparaban cuánto sale cortarse el pelo, llenar el tanque de nafta, cenar comida rápida, ir al cine y tomar un café en un país y en otro. El video muestra que los precios de todos los productos y servicios valen la mitad en Argentina que en Estados Unidos. ¿Cómo leemos estos datos?

Hay varias cuestiones a considerar pero tal vez la primera tenga que ver con el salario. Argentina empezó el 2023 con el salario en dólares más bajo de la región. Según un informe de Statista, el salario mínimo vital y móvil, que actualmente tiene un valor de 65.000 pesos equivalentes aproximadamente a 189 dólares -según el tipo de cambio-, se encuentra por encima de Venezuela, que registra un salario de un poco más de 8 dólares.

Pensar el poder adquisitivo es fundamental para pensar la economía pero no puede pensarse por fuera del contexto en el que se da esa capacidad de compra. Hay algunos factores que no deben ser dejados de lado porque impactan directamente en ese hecho: el acceso a la salud pública, el acceso a la educación pública, el acceso a la vivienda propia y el acceso al disfrute. Y esto en Argentina está muy bien construido, no solo porque el sistema de salud y educación pública son de excelente calidad sino también porque la salud privada es mucho más barata que en otros países si se compara en términos de dólares.

Causado por la existencia de la salud pública como opción haciendo que las prepagas se vean levemente restringidas. Por ejemplo, un tratamiento de conducto en Estados Unidos tiene un costo de entre 500 y 2000 dólares, lo que muchas veces lleva a las clases medias (familias tipo con jefes de familia insertados en la vida laboral) a endeudarse para afrontar ciertos gastos.

Si bien el acceso a la vivienda es algo que supo estar garantizado y actualmente se encuentra vulnerado por el precio de los alquileres y la imposibilidad de acceder a un crédito (porque no hay y los que hay no alcanzan para comprar un inmueble), durante un tiempo la clase media pudo realizar el sueño de la casa propia. Y el disfrute supo ser, y lo sigue siendo, dependiendo del gobierno de turno, una política de estado activa garantizado por distintas políticas públicas que ofertan actividades culturales gratuitas -Tecnópolis, el Centro Cultural Kirchner, las salas de cine emblemáticas con precios diferenciados para jubilados y estudiantes- y planes para vacacionar.

Entonces, ¿tiene sentido comparar salarios en dólares de esa manera? Sigamos

Inflación y desorden macro

En Estados Unidos la relación de los precios parecería ser más razonable. En Argentina, estamos en una situación en la que el precio de un par de zapatillas -de 40 mil pesos- es la mitad del valor del precio de un alquiler estándar. Esta relación entre los valores genera que se pierda el sentido de los precios, la línea entre que es caro y que es barato se desdibuja. Y es así también como nuestra percepción sobre el peso también se altera y usamos al dólar como referencia, ese ancla de orden. La inflación, el desorden de la macroeconomía -que se encuentra así hace tiempo- y la dificultad de planificar un sendero económico llevan a esa imposibilidad de discernir si algo es barato o caro. En Estados Unidos esos problemas estructurales no existen pero en Argentina están resueltas esas otras cosas.

Entonces, ganar en dólares es el sueño de todos y todas pero me atrevo a corregir: ganar en dólares... en Argentina es el sueño de todos y todas. Si se percibe el salario en dólares en Argentina se vive cómodamente porque hay oportunidades en un país que además es barato en dólares. Incluso si el salario no es percibido en dólar blue, con un dólar oficial se está por encima de la media. En este sentido, Argentina tiene una gran posibilidad para aprovechar en un contexto donde hay cada vez más posibilidades de trabajo remoto.

Me interesa volver al precio de las zapatillas. Porque si bien estamos pensando el precio del dólar hacia adentro de la economía, ¿qué pasa con el comercio exterior y su relación con -la nunca realizada- industrialización?

Las zapatillas que se importan manejan precios desorbitantes justamente porque son importadas. -Podríamos hablar acá del fanatismo por lo importado. Cuando Cristina Fernández de Kirchner cerró las importaciones en función de generar una economía local más fuerte y competitiva no tardaron en llegar los reclamos por la falta de productos lujosos importados. A diferencia de Brasil en donde solo en ciertos shoppings se consigue Adidas y en la calle nadie acepta un dólar porque son "amantes de lo suyo", en Argentina lo que viene de afuera sirve para diferenciarse pero ese no es el punto-.

Las zapatillas son sólo la punta del iceberg de todo lo que se importa que no son solo bienes de consumo sino también de capital: los necesarios para que cualquier industria se actualice y gane en eficiencia. Probablemente sea por eso, y no por las zapatillas, que las posibilidades de que crezca la economía se entorpecen. Lo que nosotros notamos como consumidores (un descalabro en los precios y ciertas asimetrías en nuestra capacidad de compra), es en realidad un síntoma de algo más estructural que no es ni más ni menos que el desorden cambiario en el que país está sumido por lo menos hace diez años.

Por Valentina Castro

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