¿Oportunidad o riesgo?

Actualidad26/11/2025
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El nuevo marco para un acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos no es un tratado firmado, pero sí un borrador que anticipa compromisos negativos para nuestro país. EE.UU. implementa una estrategia conocida: sube aranceles de manera general y luego se sienta a negociar país por país. Ahora le toca a Argentina.

¿Qué ofrece EE.UU.?

Principalmente, ampliar el cupo de carne argentina. Con el stock bovino más bajo en 75 años, EE.UU. necesita importar carne bovina para contener los precios internos (o sea, tiene una necesidad). Para esto propone pasar de las actuales 20.000 toneladas a 80.000. Hoy esas 20.000 toneladas pagan un arancel simbólico de 40 u$s/tonelada (menos del 1%), pero fuera de esa cuota rige un 36,4%. La idea estadounidense es que la ampliación tribute solo un 10%.

¿Qué pide a cambio EE.UU.?

Recordemos que pide para cubrir su propia necesidad de carne.

1-Aceptar como válidos sus estándares técnicos para agroquímicos, insumos veterinarios, alimentos y maquinaria. Esto permitiría que herbicidas prohibidos en el mundo, pero aprobados en EE.UU., ingresen sin ensayos locales con riesgos ambientales y para la salud.

2-Abrir el ingreso de aves, bovinos vivos, lácteos, productos cárnicos y farmacéuticos estadounidenses. Esto expone a industrias nacionales, como la láctea, a competir con productos importados más baratos y de grandes volúmenes, perjudicando a los productores regional.

3-Flexibilizar los registros del Senasa. Así podrían entrar vacunas o agroquímicos prohibidos en otros países, lo que comprometería luego nuestras exportaciones a mercados exigentes como la Unión Europea, en los cuales EE.UU. es nuestro gran competidor, sacándonos de competencia.

4-Eliminar la Tasa de Estadística para las importaciones desde EE.UU. Esto abarataría bienes importados de ese país, perjudicando a la industria nacional, por ejemplo: una sembradora estadounidense podría venderse al público más barato que una nacional.

5-Adoptar reglas de propiedad intelectual bajo criterio estadounidense, incluyendo UPOV91. Esto permitiría a semilleros extranjeros impedir que el productor guarde semillas para uso propio, afectando sobre todo a pequeños y medianos productores, y favoreciendo a los semilleros multinacionales.

6-Elimina una restricción de ciertos nombres de alimentos, como por ejemplo “leche vegetal” o carnes de laboratorio, confundiendo al consumidor y perjudicando al productor nacional.

Como vemos, este acuerdo parece inclinado. Argentina habilita la entrada de bienes y procesos productivos, y a cambio EE.UU. obtiene la carne que necesita. También incluye la idea de “estabilizar el comercio mundial de soja”. En un contexto donde EE.UU. perdió mercado en China frente a Brasil y Argentina, “estabilizar” significa reposicionarse a costa de sus competidores. Incluso podría exportar soja a nuestro país, desplazando a nuestros países vecinos. Recordemos que Argentina importa alrededor de 10 millones de toneladas de soja para la industria.

Mientras Brasil y Uruguay fortalecen vínculos con China, Milei se alinea con Estados Unidos cambiando carne por pérdida de soberanía productiva.

Ya lo vivimos y lo pagamos con menos industria y menos trabajo.

Por Matías Jauregui * Ingeniero Agrónomo y Productor Agropecuario (Zona Tandil) / La Tecl@ Eñe

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