El Congreso que viene, Milei sin tercio propio ni pacto de gobernabilidad

Actualidad - Nacional26/10/2025
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Javier Milei convirtió la elección de este domingo en un plebiscito de su gestión. El cheque en blanco que firmó ante Donald Trump le impone dos condiciones: ganar la elección y llevar adelante las reformas transformadoras que les permitan a las multinacionales norteamericanas desarrollar su esquema de negocios en el país a bajo costo y sin riesgos. Ante las autoridades del JP Morgan, el presidente prometió el viernes por la noche que el resultado de los comicios le permitirá ampliar la representación en el Congreso para defender los vetos y avanzar con las reformas laboral y tributaria. El silencio de Macri agrega tensión y suspenso. Aun con el mejor resultado electoral posible, los libertarios necesitarán apoyo externo para resistir la agenda opositora. A la Casa Blanca, principal accionista de la campaña libertaria, le preocupa que la amenaza del juicio político arruine los planes de su mejor aliado en la región.

Este domingo, 36.478.320 argentinos están llamados a votar en todo el país. Los resultados, que se conocerán entrada la noche, definirán la nueva composición del Congreso y, con ella, el mapa real del poder. Durante el último año, el Poder Legislativo funcionó como contrapeso de un Ejecutivo avasallante y de un Poder Judicial que, más de una vez, eligió mirar hacia otro lado. Así, el Parlamento se transformó en el principal obstáculo para los planes de la Casa Rosada. En estas elecciones, la Cámara de Diputados renueva 127 bancas y el Senado 24, distribuidas en ocho provincias. Lo que se juega cada fuerza política depende de su punto de partida y, sobre todo, de las metas que persigue para la próxima etapa. 

La Libertad Avanza tiene como objetivo quedar lo más cerca posible del tercio propio para poder seguir gobernando a fuerza de vetos y decretos. No será posible. En el mejor escenario proyectado, el oficialismo se haría de unas 77 bancas propias, todavía 9 debajo del tercio de hierro (86). Quiere decir que, aun pasando de 37, el número actual, a 77 escaños, los libertarios estarán obligados a negociar. El escenario es similar en el Senado, donde una gran elección propia y de aliados los llevaría a 18 bancas, todavía 6 por debajo del tercio en la Cámara Alta, que son 24. Si bien el gobierno crecerá mucho en representación parlamentaria, aun si perdiera, no tendrá musculatura propia para llevar adelante las reformas que pide Washington. Por eso será crucial el rol que tome Mauricio Macri a partir del domingo, y sobre todo cómo logre recomponer el vínculo con los gobernadores de Provincias Unidas.

En el caso del PRO, de las 35 bancas que hoy detenta en Diputados, se irán 21 y permanecerán 14. La Casa Rosada busca evitar una dependencia extrema de Mauricio Macri. La designación de Quirno al frente de la Cancillería operó como un anticipo de que los acuerdos se circunscribirán al ámbito parlamentario. Macri permanece en silencio. En el sprint final de la campaña solo brindó apoyo a los suyos y se mostró preocupado por el ingreso de Fernando de Andreis. El calabrés tiene por delante poder de daño en el Congreso si Milei se resiste a abrir el gobierno. En el PRO miran la elección de costado: “Esta es la elección de ellos”, aseguran en el entorno de Macri, y se muestran confiados en recuperar autonomía de cara a 2027.

Las fuerzas de centro son el otro espacio a mirar por los libertarios. Encuentro Federal confluirá con el nuevo espacio de los gobernadores Provincias Unidas. El bloque de Pichetto arriesga 7 de las 15 bancas. El armado de los gobernadores Maximiliano Pullaro, Ignacio Torres, Carlos Sadir, Martín Llaryora, Gustavo Valdés y Claudio Vidal buscará ser un bloque con peso propio en ambas cámaras. Según el resultado, podría sumar entre 9 y 25 diputados propios. Por eso la relación del gobierno con los gobernadores no peronistas será una de las claves del segundo tramo del mandato de Milei. Y la disputa por quién encarará esas negociaciones deberá resolverse cuanto antes. Los gobernadores no confían en los interlocutores actuales, Martín Menem, Guillermo Francos y Lisandro Catalán. Los mandatarios de Provincias Unidas exigirán que sea Milei quien le ponga el cuerpo a las conversaciones futuras y adelantan que “no habrá pacto de gobernabilidad”, sino que “las negociaciones serán tema por tema”.

Nunca aliados

En estos casi dos años de gobierno, el peronismo y la izquierda fueron las únicas dos fuerzas que no acompañaron iniciativas del oficialismo. En esta elección el peronismo renueva las bancas obtenidas en la elección de 2019, cuando Alberto Fernández se convirtió en presidente. Por eso es la fuerza que más pone en juego. En Diputados, de las 98 actuales, se le vencen 46 y se quedan 52. Si ganara la elección, pasaría a tener 109 bancas propias, según el trabajo de la Sastrería de Timerman/Malagoli. Si pierde, se quedaría con 97, y si empata, tendría unas 103 bancas. Es decir, que Unión por la Patria podrá conservar la primera minoría en ambas cámaras. En la provincia de Buenos Aires, las fuentes consultadas por este diario aseguran que una buena elección sería “poder meter unos 18 diputados”. Por su parte, el Frente de Izquierda renueva 4 de sus 5 bancas y solo queda una.

En el Senado el peronismo podría perder entre 5 y 3 bancas. Allí renueva 15 de las 34. En diálogo con Página/12, la senadora Silvia Sapag, que renueva su banca, dijo que el objetivo es “no perder el poder de veto”, es decir, poder seguir siendo el cortafuego de las iniciativas libertarias, sobre todo en tiempos en que se profundizarán los pedidos de la Casa Blanca.

Autoridades en suspenso

En Diputados, Martín Menem, hombre de confianza de Karina Milei, podría verse afectado por una eventual reconfiguración del gabinete nacional. Las definiciones llegarán una vez que se conozcan los resultados de las urnas el domingo por la noche. Pese a los rumores que ubican a Cristian Ritondo ganando terreno en Diputados, pocos creen que Menem pueda perder su lugar. Cerca del riojano muestran confianza: “Nos va a ir bien y Martín va a reelegir”. La confianza se sostiene en dos cuestiones que repasa un asesor: “Solo en 2001 voltearon a la línea presidencial. Nosotros tenemos 80 soldados de Martín y Karina no va a tener margen". El peronismo no hará nada para quitarle ese lugar; en efecto, Cristina Fernández de Kirchner es la primera convencida de que la presidencia de la Cámara debe permanecer en manos del oficialismo.

En el Senado, el ingreso de Patricia Bullrich pone en jaque a Bartolomé Abdala, presidente provisional del Senado, y a Ezequiel Atauche, jefe de la bancada. “Mi sensación es que para Bullrich es más negocio ser jefa del bloque que presidenta provisional”, asegura una fuente del bloque. Las aspiraciones del jujeño le allanan el camino. Atauche buscará ser gobernador, por lo que debe comenzar a recorrer la provincia. Según confirma su entorno a este diario, entregar la llave del bloque no sería para él un problema.

Fuente: Pagina12

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