





El Ministerio de Economía continuó vendiendo dólares durante toda la semana. La falta de novedades desde los Estados Unidos seguramente influyó sobre esa oferta sostenida. El jueves a última hora llegaron las noticias que el Poder Ejecutivo esperaba.
Scott Bessent, secretario del Tesoro norteamericano, confirmó mediante un posteo: “Hoy compramos directamente pesos argentinos”, una forma de decir que vendieron dólares en el mercado para sostener las cotizaciones. Inaceptable intromisión en el mercado de cambios argentino. En paralelo, señaló: “Hemos finalizado un marco de swap de divisas de 20 mil millones de dólares con el Banco Central de Argentina”. Según Bessent, “el Tesoro de EE.UU. está preparado para tomar medidas excepcionales para proporcionar estabilidad a los mercados”.
Previo a esta intervención y para ayudar a tranquilizar a los mercados, Kristalina Georgieva, titular del FMI, dedicó unas frases a la situación de nuestro país en una presentación en el Instituto Milken. Dijo que “la Argentina está llevando adelante un programa de ajuste muy drástico. El éxito va a depender de lograr que la gente acompañe”.
Georgieva, haciendo referencia a los demás países, también sostuvo que la reducción del déficit no puede basarse solo en el ajuste del gasto: también se requieren políticas que expandan la actividad, porque si esto ocurre aumentaría la recaudación. No es algo que coincida con el programa económico argentino, que tanto alaba la titular del FMI.
El gobierno de Milei insiste solo en recortar. Los resultados son evidentes: una economía estancada, con un sector productivo a la deriva, que padece las políticas de apertura importadora, achicamiento del mercado interno, tasas de interés altas y volátiles y un tipo de cambio que genera desconfianzas.
En paralelo, la administración libertaria continúa haciendo uso de una serie de procedimientos controvertidos: emplea el veto como un instrumento permanente que debería usarse solo excepcionalmente; su fuerza parlamentaria desactiva comisiones que solo funcionan si el pleno de la cámara las emplaza a reunirse; sus funcionarios no informan sobre cuestiones trascendentes y es necesario interpelarlos. El Gobierno, cuando no puede mantener el veto de una norma –como sucedió con la Ley de Emergencia en Discapacidad–, se niega a implementarla argumentando falta de recursos para hacerlo.
Sin embargo, en el Congreso una oposición amplia y diversa continúa imponiendo agendas y una fuerte dinámica de trabajo parlamentario.
El miércoles, en una sesión que duró hasta la madrugada, se trataron numerosas iniciativas. Entre ellas, el proyecto de modificación de la Ley 26.122 que regula los decretos presidenciales: establece que estos deben ser tratados en un plazo máximo de noventa días y que pierden su vigencia con el rechazo de una sola de las cámaras. Si bien fue aprobado en general, el artículo 3 (que fija el plazo de noventa días) fue rechazado en la votación en particular. Consecuencia de ello, fue girado al Senado para su aprobación definitiva.
Por otro lado, se votaron positivamente las interpelaciones al ministro de Economía, Luis Caputo; al jefe de Gabinete, Guillermo Francos; a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y al ministro de Salud, Mario Lugones.
Además, se emplazó a las comisiones de Asuntos Constitucionales, Finanzas y Presupuesto y Hacienda para que traten el proyecto de resolución que reafirma que no se puede endeudar al país sin la aprobación del Congreso, tal como indica la Constitución.
En paralelo, se les dio media sanción al proyecto de ley que declara la emergencia y el aumento del financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, a la creación del Programa Nacional de Lucha contra la Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias (PLEA) y a la terna para cubrir la Defensoría del Niño, entre otras iniciativas.
Con la misma perspectiva, se logró el emplazamiento para tratar en comisiones diversos proyectos de ley referidos a la situación de las mipymes en todo el país, uno de ellos de mi autoría.
Durante una maratónica jornada, el Parlamento trató la casi totalidad de los temas sometidos a su consideración. En el vértigo de la democracia los distintos proyectos confrontan entre sí.





