







El riesgo país quedó a un paso de los 900 puntos, tras escalar hasta 898 unidades, el valor más alto en casi cinco meses. El salto diario fue de 8,3 por ciento, en una jornada marcada por la incertidumbre del mercado, el apretón monetario impulsado por el Banco Central, los escándalos de corrupción que golpean al oficialismo y la cercanía de una elección clave dentro de apenas cuatro días. Desde enero, cuando había tocado un mínimo de 560, el indicador de JP Morgan acumula un alza del 60 por ciento y se consolida como termómetro de la desconfianza inversora hacia la economía local.


Sin embargo el gobierno parece seguir con la idea de que la solución a las tensiones es confrontar con los bancos. Sumado a las últimas medidas del BCRA, que buscaron a través de la suba de tasas y encajes contener la subida del dólar, ahora el secretario de Finanzas de la Nación, Pablo Quirno, salió a acusar a una entidad bancaria de actuar adrede para meterle presión al dólar este lunes.
Mientras tanto en el mercado cambiario, el dólar del Banco Nación cerró estable y se vendió durante el día a 1.375 pesos, mientras que el mayorista cerró por su parte en 1.361,50, registrando una leve suba de 50 centavos. En contraste, el dólar blue avanzó 0,7 por ciento hasta 1.370, cerrando la jornada casi al nivel del dólar oficial. Dentro de los dólares bursátiles, el dólar MEP cotiza a $1.371,81 y el Contado con Liquidación (CCL) opera a $1.375,46. Según comentan especialistas del mercado, el gobierno volvió a intervenir utilizando fondos del Tesoro. Con la plaza cambiaria contenida de manera artificial, la estrategia oficial apunta a ganar tiempo hasta el resultado electoral.
En la plaza local, el S&P Merval retrocedió 0,3 por ciento hasta 1.970.528 puntos. Entre las acciones más golpeadas se destacaron Aluar, con una baja de 4,1 por ciento, Grupo Supervielle con 3,1, Telecom Argentina y Ternium con 2,5 cada una, y Banco de Valores con 2,5. En Wall Street, los ADRs mostraron mayoría de caídas, encabezadas por Edenor con 2,1, Telecom con 2 y Grupo Supervielle con 1,4, mientras que Pampa Energía logró avanzar 0,4. Por su parte, los bonos en dólares operaron con mayoría de subas de hasta 2,8 por ciento, como en el caso del Global 2046, aunque el Global 2029 retrocedió 2, luego de un comienzo de semana marcado por fuertes retrocesos.
La fragilidad del esquema cambiario fue resaltada también por la advertencia de Ricardo Arriazu, referente principalísimo del pensamiento neoliberal. “Si el dólar se escapa, se acabó todo”, sentenció el consultor al referirse al nivel de volatilidad que domina la plaza. Para Arriazu, la actual política de intervención en el mercado cambiario funciona como un dique de contención de corto plazo, pero que puede romperse rápidamente si se intensifica la presión sobre las reservas o crece la incertidumbre política.
En este contexto, la mirada de los analistas está puesta en el escenario inmediato posterior a las elecciones del domingo. Pablo Quirno, secretario de Finanzas, afirmó que “el programa es cada vez más difícil de voltear” y que en un contexto electoral habrá “volatilidad y operaciones truchas”, aunque aseguró que el Gobierno está preparado para enfrentarlas. El funcionario destacó además que las medidas aplicadas en las últimas semanas —desde mayores controles cambiarios hasta restricciones a los bancos— tienen como objetivo evitar una corrida que comprometa la estabilidad antes de la definición política.
La otra voz de peso en el debate es la del Fondo Monetario Internacional. El organismo condicionó la autorización a nuevas intervenciones oficiales en el mercado cambiario y puso sobre la mesa la discusión sobre el futuro del esquema. Para el FMI, la permanencia de un tipo de cambio administrado resulta insostenible sin un respaldo de reservas consistente y, en consecuencia, advirtió que después de los comicios será necesario definir un sendero de mayor flexibilidad cambiaria. La posición del Fondo agrega presión a un Gobierno que busca sostener la calma en los días previos a la votación, pero que se enfrenta a la perspectiva de ajustes más duros en la etapa siguiente.
La foto que dejaron los mercados ayer resume las tensiones que atraviesa la economía: un riesgo país en máximos, un dólar oficial contenido a fuerza de ventas, bonos que apenas rebotan tras semanas de caída y advertencias de economistas e instituciones internacionales sobre la fragilidad del esquema. Cada movimiento se lee en clave electoral, con operadores atentos al resultado del domingo y al margen de maniobra que tendrá el Gobierno para administrar la transición. La combinación de desconfianza financiera y controles crecientes muestra que la calma cambiaria es, por ahora, tan solo un delicado equilibrio sostenido en el tiempo.
Por Juan Garriga / P12







