


Inflación: regulados en alza, volatilidad cambiaria y los límites de un modelo que se agota
Economía14/07/2025




Este lunes se conocerá el dato de inflación de junio. Según anticiparon diferentes consultoras, los sectores regulados encabezaron las subas a raíz del incremento en las tarifas de servicios públicos que impactaron en el Índice de Precios (IPC) del mes, que se ubicaría más cerca del 2,0% mensual. Si embargo, más allá de lo puntual del mes, lo cierto es que cada vez se encienden más alarmas sobre el techo de la desaceleración de precios: el combo de regulados al alza, inflación núcleo en niveles elevados y los límites propios del ancla cambiaria y salarial a la que se aferra el gobierno de Javier Milei, ponen sobre la mesa las inconsistencias de un modelo que amenaza con agotarse en el mediano plazo, y con costos económico-sociales detrás del oficialmente proclamado “orden macro”.


De confirmarse las estimaciones, junio marcaría una aceleración de precios luego de la merma del mes previo (1,5% IPC Mayo) poniendo un signo de interrogante sobre los números que la administración libertaria fijó en el avance del Presupuesto 2026 dado a conocer en estos últimos días: “Se proyecta el IPC con una variación interanual de 22,7% en diciembre de 2025,”, detalló el texto. De hecho, el propio mercado desconfía: el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central (BCRA) relevó para junio un alza de precios del 1,8%, en tanto que para el año la inflación sería del 27,0% interanual (+4,3 puntos que la estimación oficial).
En esta coyuntura y como viene contando este medio, el ajuste en el consumo de bienes y servicios esenciales, el uso de ahorros propios y el endeudamiento son parte cada vez más frecuente de la subsistencia familiar y dejan de manifiesto las dificultades del gobierno para sostener a la baja un régimen de inflación atado a la postergación momentánea de aumentos programados, al atraso cambiario y una recesión que golpea con fuerza a las actividades productivas.
Regulados al alza
A la espera de la difusión oficial del IPC-INDEC de junio, relevamientos privados anticipan un panorama dominado por la suba de regulados, con fuerte injerencia de los incrementos de tarifas de servicios como electricidad y gas, a lo que se agregan los aumentos en transporte, prepagas y combustibles. Todo ello habría acelerado el nivel general de precios, luego del 1,5% de mayo.
¿Qué se espera del dato de junio? Según estimaciones de la consultora Eco Go, la inflación de junio se ubicaría en torno al 1,9%. “El aumento en el precio de los regulados fue un factor clave en la aceleración, con respecto al dato de mayo”, señalaron. Por su parte, en el caso de los alimentos consumidos dentro y fuera del hogar “acumulan en los últimos 12 meses alzas del 45,8% y 42,1%, respectivamente, y dejan un arrastre para el mes de julio de 0,5 puntos”.
Por su parte, datos relevados por Orlando J. Ferreres también muestran una suba mensual del 1,9%. Se destacó, en ese sentido, el alza tarifaria en luz, gas y agua, (aumentaron en torno al 2,8%) a la vez que alimentos y bebidas habrían tenido una suba similar.
Otra de las estimaciones disponibles advirtió en similar sentido que “en junio tanto el IPC Nivel General como el IPC Núcleo subieron 2,0%. Los precios Regulados lideraron el alza del mes (+3,2%), mientras que Estacionales trepó menos de 1%”, evaluaron desde la consultora Equilibra. De esta manera el componente regulado volvió a ponerle un piso a la inflación del mes, “en la última semana del mes treparon 0,6%, tras el incremento del precio de la nafta”, (salvo YPF, las empresas del sector subieron 5%).
En estos días se difundió, además, el Índice de Precios de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA) y para junio que dio cuenta de un aumento del 2,1%, trepando 0,5 puntos en comparación con el mes previo. Las subas tuvieron que ver con Regulados (+2,4%), aunque el IPC Núcleo también se incrementó (+2,2%). En detalle, la división de Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles y del rubro Transporte, aumentaron 3,1%. Otro sector que impactó en el mes fue Salud (+2,6%) como consecuencia de los nuevos aumentos de la medicina prepaga.
Por otro lado, respecto de la evolución de precios de los bienes de consumo masivo en el sexto mes del año, los datos difundidos por Focus Market anticiparon que la inflación en consumo masivo fue del 2,5% en junio. Así, en junio se registró “un aumento de los productos estacionales, especialmente frutas y verduras, que mostraron subas significativas" y ajustes "en precios regulados, como transporte y tarifas, junto con incrementos en servicios privados de salud y educación".
A su vez, desde el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) analizaron lo que sucede en comercios de cercanía de barrios populares del conurbano bonaerense y alertaron que, a diferencia de lo proyectado por las consultoras privadas, los alimentos treparon 3,4% a mitad de año. “Mes a mes hay subas en productos y servicios indispensables, que mantienen las dificultades de los hogares para prever el manejo de presupuestos que no se incrementan en la proporción de los aumentos que se producen”, consideraron.
Cambios en la estructura de precios relativos
Ahora bien, más allá de un mes en particular, ¿cómo se llega y de qué depende lo que suceda con los precios de la economía? El programa económico del gobierno de Javier Milei se sustenta no solo en la recesión de la economía argentina, sino también en una profunda redistribución regresiva del ingreso ya que, desde la mega devaluación de hace más de un año y medio atrás, sumado al fuerte ajuste y la política cambiaria, se desencadenó una redefinición de precios relativos con un importante traslado de ingresos en favor de los grupos económicos más concentrados. Entre las consecuencias concretas sobre la actividad, la nueva estructura de precios juega en contra de la producción industrial, el empleo y los ingresos.
“La inflación de mayo ha sido presentada como una victoria del programa, pero su composición revela que no fue el resultado de una estrategia virtuosa sino el efecto combinado de tres anclas deliberadas: la cambiaria (dólar oficial estable con fuerte intervención encubierta), la salarial (represión nominal del ingreso) y, en mayo particularmente se sumó un ancla tarifaria (postergación de aumentos de tarifas y transporte)”, planteó el último informe de coyuntura elaborado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP).
Según las economistas Agustina Haimovich y Ana Ramieri, “un programa antiinflacionario supone siempre instaurar un orden y en el caso de Milei, es un orden regresivo donde la desinflación en pesos oculta el aumento de la inflación en dólares, que desacomoda al conjunto del sistema económico”. La inflación en dólares afecta de forma directa a la estructura productiva: “genera déficit en divisas que debe cubrirse con endeudamiento, promueve el ingreso de importados en un contexto de aumento de los costos en dólares de los productores locales, destruyendo la actividad productiva y, en ese marco, destruye empleo y deteriora los ingresos”, sostuvieron.
En ese contexto, “la tranquilidad nominal tiene un costo económico y social creciente ya que, si bien la actividad económica rebotó en abril, compensando la caída de marzo, hay sectores que aún se ubican muy por debajo del nivel que tenían en abril 2023 (la industria -9,5% y la construcción -11,5%), al tiempo que el consumo masivo continúa deprimido y es promovido por el uso de las tarjetas de crédito que no logra revertir esa tendencia”, agregaron. Mientras el porcentaje de financiación de las compras vía tarjeta de crédito fue del 36% en promedio para el período enero 2017 a noviembre 2023, esa incidencia aumentó 8 puntos en los últimos 17 meses y llegó al 44%, valor en ascenso que trepó en abril pasado al pico del 46,3%.
En materia de ingresos, “no hay recuperación salarial (de trabajadores del sector privado ni mucho menos de los estatales) ni de ingresos de los jubilados. Son millones de pesos que cada bolsillo perdió desde que asumió este gobierno”. Así lo definieron desde el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE). Además, relevaron que el salario del sector privado se encuentra actualmente 8 puntos debajo del nivel -ya golpeado- que dejó el gobierno anterior, en tanto que el sector público perdió 21% contra 2023 y los jubilados están 26% para atrás, en el caso del haber mínimo esto equivale a una pérdida de 7 jubilaciones completas, desde el comienzo de la gestión libertaria.
En tal panorama, la demanda aparece cada vez más fragmentada: suben bienes durables (autos, motos), -con importaciones que alcanzan participación récord en el PBI- mientras cae el consumo de alimentos y medicamentos.
Qué esperar hacia adelante
El gobierno de Milei-Caputo logró, en el primer semestre del año, contener la suba de precios a través del ancla salarial y cambiaria, la licuación del gasto social y la atracción de capitales especulativos, mediante una creciente desregulación financiera. Esta arquitectura le dio un margen de gobernabilidad en el corto plazo, pero con costos económicos, políticos y sociales que pueden marcar el terreno en los próximos meses.
“El programa económico es extremadamente frágil”, evaluaron desde el IPYYP y mencionaron que “el reciente retiro de JP Morgan del carry trade, el agotamiento de las reservas netas, la deuda externa creciente, un perfil de vencimientos de deuda particularmente crítico a partir de 2026 (USD 20.000 millones por año), la dependencia total de la renta energética y el vaciamiento del mercado interno, configuran un modelo con altísimas chances de crisis o default antes del final del mandato”.
Por su parte, desde el Instituto Argentina Grande (IAG) pusieron el ojo en las tensiones de un modelo macroeconómico “orientado al equilibrio externo vía ajuste fiscal y tipo de cambio real bajo, pero sin mecanismos compensadores que sostengan la demanda agregada doméstica”. Para los especialistas “el sesgo recesivo estructural limita el crecimiento hacia sectores no exportadores y plantea un escenario de estancamiento con rebotes aislados, sin condiciones para una recuperación integral de la actividad”.
A su turno, desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) mencionaron que “la excesiva volatilidad del dólar puede generar que la inflación se exacerbe. El aumento de precios se acelera cada vez que el dólar se acerca a la banda superior, pero los precios no bajan cuando pasa lo contrario, producto de la rigidez de precios a la baja”, explicaron. A mediano plazo la estrategia oficial sería “apostar a un posicionamiento geopolítico cercano a Estados Unidos que ayude a reabrir los mercados de deuda para 2026”.
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Finalmente, sin cambios en la situación estructural de la economía argentina, el plan de contener precios por medio del ancla cambiaria y el techo salarial es la estrategia a la que se aferra el gobierno de cara a las elecciones mientras, a la par, se endeuda para intentar atraer dólares que - fundamentalmente- le den algo más de tiempo a ese modelo.
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