Plan cambiario en zona de riesgo

Economía03/07/2025
592552

La estabilidad cambiaria que el Gobierno logró sostener durante varios meses empieza a ser puesta bajo la lupa por analistas y bancos internacionales. El dato no es menor: los mismos factores que apuntalaron el modelo hasta aquí podrían estar mostrando señales de agotamiento, justo cuando se aproxima un trimestre clave en el calendario político. La consultora PXQ, el banco Barclays y analistas de AdCap advierten sobre un creciente riesgo de tensión en el mercado cambiario, producto de la baja acumulación de reservas, un esquema de tipo de cambio administrado con márgenes cada vez más acotados y un escenario político más incierto de lo esperado.

Según PXQ, el segundo trimestre marcó un adelantamiento fuerte de liquidaciones por parte del agro, empujadas por el incentivo de las bajas retenciones. Esa dinámica permitió cierta tranquilidad cambiaria en los últimos meses, pero no podrá sostenerse hacia adelante. De hecho, la consultora advierte que en el tercer trimestre es esperable una disminución en la oferta de divisas provenientes del campo, lo que incrementa el riesgo de una suba del tipo de cambio, especialmente en un contexto tan sensible como el período preelectoral.

Además de la menor oferta del agro, el informe subraya que las importaciones de bienes y servicios siguen presionando sobre la demanda de dólares, lo que impide que el tipo de cambio oficial se acerque siquiera al piso de la banda. Frente a este desequilibrio, el Gobierno podría verse forzado a intervenir más agresivamente en el mercado. 

Ya en mayo, el BCRA alcanzó una posición vendedora en contratos de dólar futuro de casi 2.000 millones de dólares, el nivel más alto desde octubre de 2023. A esto se suma un endurecimiento de la política monetaria como herramienta indirecta para frenar la expectativa de devaluación.

El factor político también gana peso en el análisis. Según PXQ, el reciente fallo de la Corte Suprema que inhabilita a Cristina Fernández de Kirchner para ejercer cargos públicos reconfigura el mapa. Aunque formalmente fuera de competencia, su peso simbólico y político permanece vigente.

Para el oficialismo, la ausencia de una figura que ordenaba la polarización puede ser más una amenaza que una ventaja. “Sin CFK en la cancha, desaparece la villana perfecta, y Milei queda más expuesto al desgaste propio”, advierten. En este contexto, las chances de una mayor volatilidad aumentan, justo cuando el Gobierno busca consolidar su programa económico.

En la misma línea, Barclays sostiene que la acumulación de reservas es una condición necesaria —aunque no suficiente— para sostener la credibilidad del régimen cambiario. En un informe a sus clientes, la entidad señaló que “las bajas reservas son uno de los principales problemas de la macroeconomía argentina” y que su acumulación “fortalece la credibilidad de la banda, actúa como seguro ante cambios políticos y mejora las chances de refinanciar deuda a tasas sostenibles”. Sin embargo, remarcan que el ritmo de acumulación es insuficiente: en junio el Gobierno apenas logró captar 500 millones, la mitad del objetivo autoimpuesto de 1000 millones mensuales.

AdCap también advierte sobre la debilidad del balance del BCRA. Para Eduardo Levy Yeyati y Federico Filippini, las reservas brutas —descontando el swap con China— rondan los 28.000 millones de dólares, apenas la mitad de la banda más baja del rango de 57.800 a 78.700 millones de dólares que el FMI considera prudente. 

Incluso tomando un valor intermedio como meta (68.000 millones de dólares), Argentina debería más que duplicar sus reservas actuales. "El stock actual sólo cubre entre el 36 y el 49 por ciento de ese rango", remarcaron. En un contexto de tipo de cambio fuertemente administrado, esta fragilidad eleva el riesgo de sobresaltos, especialmente si el Gobierno se ve obligado a intervenir en el mercado de manera más directa para evitar un salto discreto del tipo de cambio.

En conclusión, el equilibrio que permitió cierta paz cambiaria durante el primer semestre de 2025 comienza a mostrar signos de vulnerabilidad. Menor liquidación del agro, un stock de reservas peligrosamente bajo, y un escenario político que se vuelve más incierto parecen reflejar un cóctel de riesgo.

El Gobierno, que hasta ahora apostó por mantener el tipo de cambio bajo control como ancla antiinflacionaria, podría verse en la encrucijada de elegir entre sostener el esquema actual o anticiparse a una corrección con un costo político elevado. En cualquier caso, los próximos meses estarán marcados por la incertidumbre y marcarán si el plan puede sostenerse sin sobresaltos hasta las elecciones o si el dólar volverá al rol de ser el termómetro más sensible de la economía.

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email