¿Frente anti Milei o Tercera vía?

Actualidad22/05/2025
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En 1936, mientras Europa se deslizaba hacia el fascismo, Francia encendió una chispa de resistencia democrática con la formación del Frente Popular. La alianza entre socialistas, comunistas y radicales —viejos enemigos que por fin entendieron que el fascismo no dejaba margen para vanidades— ganó las elecciones con Léon Blum como primer ministro.

Fue un triunfo histórico: no solo derrotaron electoralmente a la extrema derecha, sino que impulsaron un paquete de reformas sociales sin precedentes para esa época. Vacaciones pagas, reducción de la jornada laboral, derecho a huelga y negociación colectiva. Por primera vez, los trabajadores franceses sentían que el Estado también estaba para protegerlos.

Pero la alegría duró poco. Los sectores reaccionarios del capital lanzaron un boicot feroz, la derecha agitó el miedo al “bolchevismo” y la situación internacional se volvía cada vez más sombría: Hitler remilitarizaba Renania, Mussolini masacraba Etiopía, y en España estallaba la guerra civil. Blum, aislado y presionado desde todos los frentes, renunció en 1937.

Aunque efímero, el Frente Popular francés logró algo que pocos en Europa pudieron: frenar —al menos por un tiempo— al fascismo desde las urnas y con reformas, no con tanques. Su legado sobrevivió incluso a la ocupación nazi, como un recordatorio de que la democracia puede ser combativa, si se anima a ser popular.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó devastada y con el nazismo completamente desacreditado. En ese vacío ideológico emergió la Unión Demócrata Cristiana (CDU), un partido de centro-derecha que combinaba economía social de mercado, conservadurismo moderado y compromiso con la democracia liberal.

Bajo el liderazgo de Konrad Adenauer primero, y más tarde de Helmut Kohl y Angela Merkel, la CDU se convirtió en el partido más exitoso de la Alemania moderna. Gobernó más tiempo que nadie, administrando tanto la reconstrucción de posguerra como la reunificación en 1990.

Estos son dos ejemplos de salidas democráticas a experiencias de extrema derecha en el siglo XX. Lógicamente la extrema derecha del siglo XXI es distinta al nazismo y al fascismo italiano, pero se pueden trazar analogías para intentar entender qué salidas tiene la oposición a la actual situación.

El Frente Popular Francés reunía a liberales, comunistas y socialistas reformistas. La Unión Democrática Cristiana, combinaba preocupación por lo social, respeto por las instituciones con una economía de libre mercado. Se podría decir que la primera es la táctica del frente antifascista y la segunda es la de la tercera vía, ni izquierda comunisa, ni extrema derecha. Tal vez, este sea el escenario que se abre en Argentina tras las elecciones porteñas.

Por un lado, el Gobierno tuvo un triunfo contundente pero lo deja como una primera minoría, no como un proyecto hegemónico que representa la mitad más uno de los argentinos. Además, el peronismo aparece como la principal oposición, pero tampoco es hegemónico en la oposición.

Reformulando una máxima del 2019, sin el peronismo no se puede y solo con el peronismo no alcanza si se quiere derrotar a Milei. Es escenario de un frente anti-Milei fue puesto en discusión por el legislador electo, Leandro Santoro.

“Es imposible ganar la ciudad de Buenos Aires si nos cerramos”, dijo en C5N después de las elecciones del domingo. Y agregó: “El desafío para el 2026 es seguir ampliando y construir un espacio local que tenga representación política y que sea capaz de articular diferencias.”

“Aca va a haber que polarizar contra Javier Milei y a eso hay que contraponerle una opción amplia”, planteó Santoro.

¿Quién entraría en esa opción amplia? ¿Larreta? ¿Martín Lousteau y Evolución? ¿Manes? ¿El peronismo cordobés? ¿La Coalición Cívica de Lilita Carrió? ¿Miguel Ángel Pichetto y el resto de su bloque? ¿La izquierda? ¿Hay condiciones para llegar a pisos de acuerdo en este sentido?

Para el peronismo, incluir propuestas y visiones de la realidad de todos estos espacios es un enorme desafío. Pero, para que todo estos espacios, que construyeron gran parte de su identidad en el antikirchnerismo se sumen a este espacio Cristina Kirchner tendría que salir.

Tal vez, a diferencia de Brasil, en el que el frente anti-Bolsonaro tuvo como condición la presencia de Lula, en Argentina un frente Anti-Milei requeriría la ausencia de Cristina.

En la Francia actual también hubo un frente táctico anti-Le Pen. En las elecciones legislativas de 2024, el ascenso imparable del Frente Nacional de Marine Le Pen obligó a los demás partidos a activar, una vez más, el mecanismo de contención conocido como front républicain.

Se trata de una unidad táctica de emergencia en este frente republicano, no ideológica sino defensiva, que opera en la segunda vuelta: cuando un candidato de Le Pen llega al balotaje con chances reales de ganar, los otros partidos —desde la izquierda radical hasta el centro liberal— retiran a sus postulantes o llaman a votar por quien esté mejor posicionado para impedir que la ultraderecha conquiste la banca.

Es el mal menor como doctrina electoral, elevado a política de Estado. Así, rivales acérrimos como Francia Insumisa y el partido de Macron terminan colaborando, aunque sea a regañadientes, frente a un adversario común que amenaza con convertir La Asamblea Nacional, el equivalente a nuestro Congreso, en una plataforma reaccionaria.

Esta unidad táctica no es nueva, pero en 2024 alcanzó un nivel de sofisticación sin precedentes: se negociaron retiros de candidaturas distrito por distrito, se coordinaron mensajes cruzados en redes sociales y se apeló al electorado progresista y centrista con una consigna simple y brutal: “cualquiera menos Le Pen”.

En algunos casos funcionó y el RN fue frenado en seco; en otros, la fatiga democrática y el hartazgo con el oficialismo hicieron que los votos no alcanzaran. Pero lo que dejó claro este episodio es que el sistema político francés ya no puede darse el lujo de fragmentarse frente a la extrema derecha, si quiere construir un “cordón sanitario” contra ella.

"Alcanzamos un resultado que nos decían que era imposible y se logró una movilización cívica impresionante”, dijo el fundador de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, luego de las elecciones.

“Las personas se sintieron amenazadas, pero ahora pueden estar tranquilas”, remarcó el dirigente.

Otro caso es el de España, gobernada por el partido de izquierda, PSOE y también logró resistir el avance de la extrema derecha de VOX y de la radicalización por derecha del PP, gracias a la unidad táctica y lo que se denomina “cordón sanitario”.

“Aspiramos a reeditar un gobierno de coalición progresista”, dijo Pedro Sánchez el 3 de octubre de 2023, luego de ser designado por el rey Felipe VI como candidato a la investidura. “Me voy a reunir con todas las fuerzas menos con la ultraderecha de VOX”, remarcó el mandatario en ese momento.

¿Cuál es la dificultad en nuestro país para un frente Anti-Milei? La ausencia de las PASO. Este tipo de mecanismo, permitió la creación de Juntos por el Cambio para derrotar al kirchnerismo. Las primarias hacen que cada espacio ocupe el lugar en las listas que le corresponde por su peso electoral y les permite ir unidos resolviendo sus diferencias democráticamente.

Quizás, por eso el Gobierno las quitó. No lo vamos a saber, pero es esperable que estrategas que han demostrado su agudeza como Santiago Caputo, hayan anticipado que podía suceder que todos los espacios políticos se aliaran contra Milei.

Y por eso las PASO terminaron siendo una amenaza para ellos y decidieron no eliminarlas del todo, pero las “metieron en el freezer”.

Sin embargo, tal vez, podríamos conjeturar que las elecciones porteñas fueron una suerte de internas. Es decir, al ser elecciones celebradas en el centro del país y gracias a que el Gobierno logró nacionalizar la discusión, se pueden tomar con un anticipo del escenario político nacional.

Por otro lado, volviendo a la democracia cristiana alemana, que recientemente venció a la extrema derecha de Alternativa por Alemania y volvió al gobierno en el país centroeuropeo, tal vez en Argentina haya espacio para algo que nunca resultó: por ejemplo que no sea una unión completa de todos contra Milei, sino una tercera vía.

Esta opción surge de los mismos números que se mostraron en las elecciones porteñas. Si hay un 30% libertario y un 30% kirchnerista, significa que hay un 40% que es “ni ni”, es decir ni libertario ni kirchnerista.

Los mismos sectores que podrían ser convocados por el peronismo para un Frente Anti-Milei, también podrían reeditar una suerte de remake de Juntos por el Cambio.

Esto sumando al peronismo cordobés, al socialismo santafesino, a los radicales “sin peluca”, entre ellos los de Evolución de Martín Lousteau con el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, la Coalición Cívica y el Gen y ensayar una opción que sea de centro, ni kirchnerista, ni libertaria.

Tal vez, una opción así, podría llegar a un tercio en las elecciones generales, pasar al balotaje contra los libertarios y ganarles.

Un espacio así tendría a figuras como Facundo Manes, quien renunció a la UCR junto a su hermano Gastón, con quien vamos a conversar en minutos. Los Manes lanzarán su propio espacio político para competir en la provincia de Buenos Aires.

Finalmente el contenido de las dos tácticas, la tercera vía y el Frente Anti-Milei es el mismo: oponerle a la locura de los libertarios y el fanatismo del populismo, una opción racional. Dejar los extremos, para valorar el diálogo entre políticos que piensan distinto para tratar de resolver los problemas de los argentinos.

En Europa estos frente antifascistas, como son llamados, tuvieron al clásico Bella Ciao como una canción de cabecera.

Por eso, nos vamos con este tema de los partisanos italianos, pero cantado por la intérprete de música urbana Becky G.

Modo Fontevecchia / Perfil

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