


Cuando acecha la maldad: el aporte de la cultura para gestar y consolidar a Milei
Actualidad21/05/2025




“Las ideas que la Nación tiene de sí misma sobre su historia y sobre su identidad, preservadas a través de la escuela y de la cultura, se han demostrado mucho menos protectoras de lo que muchos creían.”
Jason Stanley, Borrando la historia: cómo el fascismo reescribe el pasado para controlar el futuro, Septiembre 2024.


1. La oposición hace todo para fortalecer a Milei.
Cuando acecha la maldad es un film dirigido por Demián Rugna y destacado equipo que se estrenó el 9 de Noviembre de 2023. La fecha de su estreno no es lo único sugerente, no es la única sintonía fina del film. Spoiler alert mediante, debemos destacar que es una excelente alegoría de cómo los que dicen querer evitar algo terminan siendo sus facilitadores, sus potenciadores. “Combatiendo la maldad” o “la crueldad” (sic) la refuerzan, la expanden, la fortalecen, la hacen renacer.
La película es una potente metáfora de lo que hizo la clase política frente al malestar que sintetizó Milei. Un malestar que tenía elementos estructurales pero también fue retroalimentado por traumas y miedos sociales generados por prácticas nacidas en el corazón de las elites intelectuales, mediáticas y culturales.
Siegfried Kracauer publicó De Caligari a Hitler: una historia psicológica del cine alemán en 1947, pero fue un trabajo de décadas. Ese libro nos permitió, nos invitó a identificar lo sugestivo e inspirador en la historia del film y sus imágenes.
El film de Rugna y su multipremiado equipo es sólido tanto a nivel cinematográfico como dentro del género de horror pero se destaca por una rara sensibilidad histórica. Esa sensibilidad, esa sintonía, intentando seguir a Kracauer, permite ver los rastros de procesos sociales y psicológicos más profundos. Esa era la tesis que el mismo Kracauer clarifica en el segundo párrafo de su libro. En esa reconstrucción del cine alemán se intenta rastrear los elementos psicológicos del proceso cultural que llevó al nazismo.
El libro de Kracauer permite pensar muchas cosas también del presente: El mesianismo político, la fe en el progreso infinito, la técnica como religión, las políticas de la humillación, las elites dementes, totalmente alejadas de un pueblo embrutecido y empobrecido, el brutalismo como conexión ante el abandono, la psicología de masas, las fantasías sociales, los ideales nacionalistas, la violencia en ascenso, la construcción de enemigos sociales y otros fantasmas, la formación de la autoritarismo fascista en respuesta al caos y tanto más.
Me reservo para otra ocasión qué panorama daría “Una historia psicológica del cine argentino” llegando a la actual crisis. Destacamos que sí hubo artistas pero también varios oportunistas que fogonearon todas las modas autolesivas de la industria cultural, desde el mismo corazón de la industria y sus colectivas, tanto en las pantallas de cine como en otras pantallas.
En ese libro inexistente, debería estar analizado el gran logro de Rugna y su equipo. Dentro de varias imágenes, pasajes, momentos y climas, cabe resaltar una. La escena de los niños, la escuela y el climax de la película. La tragedia es generacional, entre padres e hijos, abuelos y nietos. Una generación está fracasando en proteger a otra. Una sacrifica a otra, una devora a otra. Una montaña de adultos enterrados en un escenario por sus hijos que ya no son sus hijos.
Tragedia y traumas generaciones. Cuando acecha la maldad, Rugna 2023.
Marshall McLuhan en una charla con Norman Mailer decía: “Cada era construye algo así como un espejo retrovisor de sí misma que la desconecta de sí misma y de su presente”. Es por eso que “El artista es más importante que el científico (...) porque usa su sensibilidad para ver los patrones del presente, para conectarse con el presente, y criticarlo y así identificar lo que viene, lo avant-garde”. No se equivocaba. Rugna y su equipo, colectivamente, lo lograron. McLuhan lo afirmó en el programa “The summer ways” en debate con Mailer en 1968 pero también está presente esa misma idea en su libro La aldea global (Originalmente: Understanding Media) de 1964.
En ese contexto, no debería ser extraño que el cine de terror pueda ser una fuente de comprensión, una clave de interpretación del pasado, presente y futuro. Especialmente ante las próximas décadas oscuras.
Tal como Kracauer analiza en el cine alemán del siglo pasado, la cultura gestó y aceleró la fermentación de la oscuridad social con guerras culturales autolesivas. Las elites culturales fueron las que crearon las patrullas progresistas, fomentaron guerras de fragmentación, aplaudieron la cultura de la cancelación y los linchamientos virtuosos. La cultura no fue un elemento democrático y razonable, no defendió la libertad de expresión y pensamiento, la duda metódica y la reflexión, sino lo opuesto, defendió las tendencias autoritarias supuestamente progresistas y las hogueras digitales, mientras hoy se construyen otras patrullas y hogueras igual de peligrosas.
La cultura no fue freno sino motor. La cultura no fue una cultura de defensa de la democracia sino de su socavamiento. La absoluta ausencia de diagnóstico y autocrítica de lo que sucedió hasta ahora sugiere que pueden volver a cometerse los mismos errores del pasado.
Todo indica que la oposición le pavimentará el camino a la reelección a Milei y quizás hasta una reforma constitucional y a una nueva etapa de destrucción. El único plan alternativo hasta ahora es la autodestrucción de Milei. Eso no es un plan y tiene un costo abismal.
Los elementos de crueldad en la cultura, lo necropolítico y gore de la actual política, están hace rato a la vista. La oposición, voluntaria o involuntariamente, permitirá que nazca una política gore propia de una democracia zombie (link) como en EEUU. Eso hizo el partido demócrata, su elite política y cultural, en EEUU.
No tan paradójicamente las instituciones que viene a refundar Milei, debilitar para rediseñar, la cultura, los medios hegemónicos y el sistema educativo fueron las que más contribuyeron a su crecimiento y expansión. El aporte del sistema político y de partidos políticos al ascenso de Milei fue tan significativo antes como es ahora el aporte de segundas líneas, facilitadores y operadores. Las instituciones democráticas atacaron y debilitaron a las instituciones democráticas, a la misma democracia.
Esas instituciones son usadas para seguir implementando el plan de destrucción. El elitismo y miopía de las elites culturales, su desprecio a una sociedad rota, reforzará a las nuevas contraelites culturales habitando las plataformas que rompen la lógica de las instituciones culturales tradicionales. Los elitismos culturales soberbios quedarán con sus audiencias de barrios cerrados y nuevos influencers del resentimiento crecerán en las audiencias empobrecidas.
La supuesta oposición a Milei es su principal y más fiel aliada. Cada búsqueda de indignación es respondida por el narcisismo de una oposición que espera reaccionar por un poco de atención.
Los políticos opositores no quieren comunidad, quieren atención, quieren ojos, audiencias. Son tan misántropos como el Gobierno pero menos sinceros, más hipócritas. Dicho sea de paso: Misántropo de Damián Szifron de abril 2023, otro film sensible a la conexión entre trauma, bullying y depresión en nuestros tiempos oscuros. Volvemos. Parte de la sociedad enojada conecta con la misantropía gubernamental, con la anarquía antisocial y con una anomia autodestructiva. Esa anomia autodestructiva se espeja con la anomia perversa de la elite que está robando el país.
A los opositores a Milei les gusta sentirse superiores a Milei y al pueblo que lo votó, aquellos que esas fuerzas políticas fueron perdiendo, desconectándose. Ese elitismo es una forma de negación interpretativa y un aviso de retirada hacia los privilegios que retiene. La clase política está más interesada en retener sus accesos que sus adeptos. La cultura de los privilegios se repliega sobre sus privilegios. La oposición se niega a hacer política de mayorías.
Las fuerzas de oposición “creen” que la crueldad está del otro lado y hacen política de “ellos contra nosotros”. Se responde polarización con polarización, demonización con demonización, resentimiento con resentimiento, pensamiento mágico con pensamiento mágico, autoritarismo con autoritarismo. Esa lógica binaria refuerza la monocultura de la crueldad.
La oposición todavía no desarrolló empatía ni comprensión. No entiende a la sociedad que votó a Milei, no entienden los tiempos que generaron a Milei y sobre todas las cosas no entiende su rol activo, clave, en gestar esos tiempos y en fortalecer a Milei.
Es por todo eso que el film de Rugna parece un documental de lo que hizo el sistema político y la cultura en las últimas dos décadas, en los últimos dos gobiernos, en los últimos dos años.
2. La democracia murió y los tiempos de los demócratas se terminaron rápido.
La realidad política parece espejarse extrañamente en la película de Rugna. No hay épica en la oposición que lucha contra un fenómeno que empeora, que hace crecer, consolidarse. Hubo errores, abandonos, repliegue a los privilegios y nada indica que vaya a cambiar. La cultura, la industria cultural y todos los que lucran dando placebos como soluciones, se victimizan negando su rol activo en el nacimiento y expansión de la crueldad.
Mientras tanto la clase política parece encapsulada en la desorientación y en las performances de El Jockey (2024) de Luis Ortega. En cambio, deliberada o azarosamente, sincréticamente quizás, el film de Rugna nos dibuja un horizonte de un sol negro y rojo y una nueva generación caminando hacia él. Pasemos a algunos apuntes y notas sobre la película:
# Son tiempos posnormativos: “Dios murió y los tiempos de las iglesias se terminaron rápido” le dice Martha a Pedro, el protagonista del film. Pedro ya lo sabía. Antes le había dicho a la madre de Uriel, el embichado “Las iglesias murieron hace tiempo, doña. Murieron.” Es por eso que “rezar no servirá de nada”. No tiene sentido.
Los grandes relatos normativos son obsoletos. O son reinterpretados de manera cínica, performativa, incluso por los actores que deberían hacer planes de defensa y reconstrucción. La gente simula creer en valores. Hay nihilismo y vacío moral, nadie cree en nada. Cierta moral moderna que eran valores religiosos desacralizados en la sociedad civil ahora se podrán resacralizar pero no para volver a las religiones clásicas sino para las sectas o cultos de crisis, grupos de personas abandonadas por la democracia clásica y la iglesia clásica construyen nuevas formas de religiosidad de crisis. Los tiempos posnormativos traen mesías intensos con creencias intensas.
# Todo es ansiedad autolesiva y reacción sin reflexión: Los diferentes protagonistas siempre reaccionan, rara vez piensan. La ansiedad gana. Son invitados a la autolesión de forma permanente y ellos aceptan esa invitación demoníaca. Hay errores involuntarios y posesión pero en ambas hay una “voz que invita” y una escucha de esa voz por parte de ellos.
En lugar de escuchar a la razón, lo razonable, los mensajes del entorno de cuidado, se escuchan las invitaciones a la reacción perjudicial, autolesiva.
Los protagonistas empeoran radicalmente sus situaciones por decisiones que se toman de forma irreflexiva y emocional. Odio, rencor, cansancio, saturación, ira, etc. todas emociones que llevan a la autolesión.
# Nadie quiere seguir las reglas: Ni los vecinos ni la policía ni las personas que quieren solucionar el peligro del “embichado” quieren seguir las reglas que conocen. Nadie respeta el protocolo. Las reglas se van develando paso a paso, son pocos aquellos que las conocen pero nadie las respeta.
Incluso cuando conocen todas las reglas, las reglas no sirven de nada. Nadie tiene la paciencia, la capacidad reflexiva, la disciplina para poder frenar sus propios instintos, sus miedos y sus pasiones. Todos reaccionan, se perjudican y perjudican a todos a su alrededor.
Lo más cercano a una generación que entiende el fenómeno, con la sabiduría y templanza suficiente para enfrentarlo es Martha y está replegada, retirada en las sombras, literalmente desconectada, y se llega a ella de forma azarosa y tardía.
# Todos se autoderrotan: Las autolesiones no son victoria de un demonio, de un embichado superpoderoso sino son producto de la debilidad de las personas y su falta de disciplina, su absoluta pérdida de control sobre sí mismas. En contra de todas las reglas y los saberes colectivos potenciales, los protagonistas actúan con falta de cautela e irresponsabilidad superlativa que los condena a la derrota, a ser activos colaboradores del mal.
Radiografía de la pampa exorcizada . Cuando acecha la maldad, Rugna 2023.
# Las instituciones públicas y privadas no dan respuesta: Lo público y lo privado no dan respuestas satisfactorias. Las instituciones tanto públicas como privadas están rotas. La policía y los vecinos, las familias, no responden.
Por un lado, el embichado fue avisado a la policía. La policía y el intendente no van a hacer nada. Por otro lado, Ruiz, el dueño del campo, piensa que todo es culpa del Estado. Hay desconfianza estructural. “El Estado quiere quedarse con las tierras”, dice Ruiz. Así pasa a la acción directa más lesiva.
Tanto la policía como las relaciones familiares dejan de funcionar. Tanto las instituciones públicas (la policía) como las privadas (las familias, la falta de solidaridad de Jimi, el hermano de Pedro, el perro deja de ser fiel, etc.) no responden, están rotas. Se vuelve a lo básico, a la mera supervivencia, al odio a los pobres, los débiles, la familia de Uriel. Ahí aparecen los chivos expiatorios.
El abandono de lo público (policía, intendente) lleva a la acción directa irreflexiva y perjudicial. Todos se autoconsumen, se autodestruyen. La pequeña polis, el pueblo, se vuelve necrópolis. A la noche se escuchan gritos de desesperación.
Abandonan el pueblo, se van a la ciudad. El campo está embichado pero los protagonistas no saben que la ciudad es terrorífica y que nunca llegarán a ella.
# La animalidad y la maldad: Lo salvaje e irracional no solo está en los animales propios de un contexto rural sino sobre todo en la propia humanidad emotiva, en la falta de educación emocional. A flor de piel en las reacciones de los protagonistas, propensos a la venganza y revancha directa contra demonios personales o externos, extraños, que se fortalecen al atacarlos, que justamente construyen esas reacciones como una invitación a la autolesión que los fortalecen. Básicamente la oposición política a Milei.
Es más “los animales” son más precavidos, se fugan. “Mis perros se fueron hace un mes” dice Ruiz. “Primero se meten con los animales, después con los muertos”, señala. El dueño del campo no aplica su sabiduría con la cabra negra que lo desafía. El casting de Baphomet fue perfecto. Felicitaciones.
# Guerras judiciales de derecho de familia. La perimetral y lo alegado para pedir la perimetral está en una trama paralela en la película. Pedro está en el campo por una razón especial. Tiene una perimetral que impide acercarse a su ex esposa e hijos. Se sugiere un episodio extremo que puso en peligro a sus hijos y a sí mismo.
Por un lado, Pedro es un padre ausente y no pasa dinero, algo que sucede y mucho en el mundo real. Su ex mujer tiene toda la razón para reaccionar como reacciona cuando vuelve a su casa después de años y se desnuda en el comedor. Todo indica que Pedro que está mal de la cabeza. Empiezan a discutir. Pedro “es un fracaso” y vuelve “porque no la puede ver feliz” dice su ex-esposa. Después pasa lo que pasa.
Según Jimi, el hermano de Pedro, la denuncia a Pedro es falsa y hay una posibilidad que su esposa hizo una falsa denuncia (“todo un invento”) para quedarse con los chicos. “Pedro sufrió mucho eso, viste? Lo que pasa es que en el pueblo están aburridos y les encanta decir pelotudeces total, es gratis”. Tanto la Policía en varias ocasiones como Ruiz tratan especialmente mal a Pedro de forma manifiesta, recriminando un error en el pasado. Hay un estigma que Pedro sufre de forma pública en el pueblo. Eso explica su exilio en el campo.
# Todos están en negación de la maldad. “Estamos en el culo del mundo. Cómo va a aparecer un encarnado por acá” dice un oficial de policía. “Estamos muy lejos, eso sucede en las ciudades” dice la abuela. La negación es clave para la desprotección.
# “Qué imbéciles son!”, les dice Marta a los hermanos Pedro y Jimi. Al improvisar una respuesta a un fenómeno que no entendían, al mover al embichado, lo que hicieron es expandir su poder. Al hacerle daño, al actuar sin pensar, al temerle sin comprenderlo, lo hicieron más fuerte.
La torpe desesperación con la que actúan los protagonistas los hacen víctimas de sus propias acciones en primer lugar y recién después víctimas de la maldad acechando.
3. La generación que perdió la confianza en la democracia.
Hay una generación, o una alianza intergeneracional, que está decepcionada de los gobiernos democráticos. Eso se observa hace tiempo, tanto a nivel local como a nivel global. Es una encrucijada intergeneracional que requiere crear prácticas y acciones, instituciones y puentes complejos que no existen frente a un escenario de desafíos existenciales.
La democracia, para algunos, es fuente de promesas incumplidas, una máquina de generar frustración y enfrentamientos improductivos. La cultura y sus instituciones públicas y privadas, sociales e institucionales, que supuestamente la defienden no solamente aportaron a esa crisis sino que la siguen acelerando irreflexivamente.
Hay una generación que tiene razón para sentirse defraudada. Esa desconfianza será manipulada para lucrar con ella. “A la maldad le gustan los niños y a los niños les gusta la maldad”. Esto le dice Martha a Pedro cuando van a la escuela. Las fuerzas de cambio, en sintonía con el film Children of men de 1984 y otras imágenes en el arte y la música, son las nuevas generaciones educadas en la democracia, por la democracia. La generación de la democracia está dando paso a la generación de la decepción democrática y a una transición democrática al autoritarismo.
Las generaciones mesiánicas. Cuando acecha la maldad, Rugna 2023.
Tanto a nivel político como cultural muchos disfrutan reírse de Milei y humillarlo, lo mismo a las mayorías, a las personas que lo votan y lo apoyan. Se desconoce y segrega a los “no bienpensantes”, a “los otros”. Se lo llaman de muchas formas. Nadie los escucha ni ve las razones de su malestar. Nunca se reconoce las deudas de la democracia, de un sistema político que forjó con polarización estos tiempos. ¿Qué se espera construir con humillaciones públicas? ¿Piensan defender la democracia generando más traumas y resentimientos? Esa humillación crea una herida narcisista que los organizadores de la degradación buscan y disfrutan, en algunos casos públicamente.
Si la situación política empeora, se radicaliza, la posibilidad de revancha social aparecerá nuevamente y el pueblo sufrirá -como sufre hoy- la reacción de esas heridas narcisistas a nivel individual y colectivo. Los más débiles quedarán expuestos a sufrir la venganza de los poderosos como en el pasado, como en la actualidad. Mientras que los que incentivan las políticas de resentimiento autolesivo lucran y después se refugian en sus privilegios.
Las instituciones de la cultura incentivaron la monocultura de la crueldad, fueron escuelas de resentimiento y fábricas de nuevos traumas. No se reconoció ni escuchó el malestar social en expansión. Hoy se disfruta más de juzgarlo, calificarlo como lo peor más que entenderlo en sus raíces. Con esa insensibilidad y elitismo, los que dicen combatir la crueldad, la hacen más fuerte, los que dicen defender la democracia, aceleran el renacer autoritario.
Por Lucas Arrimada * Da clases de Derecho Constitucional y Estudios Críticos del Derecho. / Perfil
Ilustración: “El ángel herido” - Hugo Simberg, 1903. | Cedoc







