El Síndrome de Icaro

Actualidad28 de septiembre de 2024
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Dos contextos, que aparecieron a partir de agosto de 2024, parecen haber restado el alcance de la gobernanza disruptiva del presidente Javier Milei. Un contexto externo se refiere al presidente venezolano Nicolás Maduro (elección residencial del 28 de julio manchada por el fraude y acompañada de una represión política por parte del régimen, con fuerte impacto en América latina). El otro es un contexto argentino, que involucra al ex presidente Alberto Fernández (violencia de género, asunto privado-público, con fuerte impacto en la opinión argentina, sabiendo que la justicia tendrá que establecer los hechos). Estos dos contextos parecen dar a Javier Milei una imagen menos contrastada, como si, en comparación, un ápice de moderación pudiera ponderar la radicalidad del personaje. Su personalidad ha sido comparada, con razón, a la de Jano, el dios romano de las dos caras. Pero ¿por qué nos hace pensar en Ícaro, y en la ebriedad de su vuelo? Tal vez porque el vuelo de Ícaro está asociado, en la mitología griega, a la transgresión y a la desmesura del ser humano. Con, en telón de fondo, el esfuerzo desesperado y narcisista de acercarse a los dioses. Recordemos el mito. Ícaro, hijo de Dédalo, logra escapar del laberinto donde está encerrado el Minotauro. Con sus alas, hechas de cera y plumas, se eleva, pero al acercarse demasiado al sol, las alas se derriten y él muere de una caída en el mar. Milei parece estar afectado por este síndrome. Ciertamente no ha caído, y no se le desea la trágica caída de Ícaro. Él asume una situación paradójica. ¿Cómo el gobernante que es gestiona, en medio del camino, la paradoja de dejarse invadir por la ebriedad de las cimas, y de concretar el milagro esperado, que es su promesa terrenal?

Un avance difícil llevado por una encarnación aplastante. El avance, vinculado a lo que él considera como su "tarea histórica", ha comenzado desde el voto de la Ley Bases, incluso con la vigencia, al menos parcial, de ciertos DNU. Se esperan los resultados. La inflación no está domada, pero la opinión pública reconoce al gobierno un logro importante. El equilibrio fiscal, que Milei vende como el alfa y omega de su política, parece apoyado por la opinión como objetivo. En cuanto a la pertinencia de cuestionar la eficacia del Estado y de sus políticas, esto parece haber penetrado la mayoría de las formaciones políticas. Por otra parte, Milei ha logrado reunir un asombroso cenáculo. El "Pacto de Mayo" fue un coronamiento simbólico, una asunción, aunque se trate de un simulacro. En su deseo de legitimidad, obtuvo un reconocimiento el 9 de julio con la presencia de 17 gobernadores en Tucumán. Buscaba allí una suerte de institucionalización de su régimen. Una victoria a lo Pirro. El "Consejo de Mayo" es solo una cáscara vacía, sin representatividad.

En cuanto a la encarnación, Milei es un personaje carismático de tipo jupiteriano, y su ejercicio del poder sigue siendo solitario, cesarista, maniqueo e intolerante a la alteridad. Su modo de gobernar se apoya en la idea de que la búsqueda de la concordia interna tiene que ser proscrita para llevar a cabo el proyecto. Un personaje convertido en epicentro de un movimiento de opinión, a veces percibido como irresistible, no puede ser sino en las antípodas de un presidente "normal", tal como pudo haberlo sido François Hollande en Francia. Milei se ha forjado una misión extraordinaria, a la vez terrenal y sobrenatural. Quiere caminar en los pasos de los héroes de la Independencia, refundar inspirándose en el espíritu de las orígenes y, además, se declara encomendado por las "Fuerzas del Cielo". Una "tarea histórica", dijo. Pero en un enfoque mágico-religioso. "Yo vengo del futuro, un poco como Terminator". En él, usar la motosierra y soñar con las cimas, todo se mezcla. Al hacerlo, sus alas de gobernante se quedan de cera. Su reivindicación de competencia económica obtiene más éxito en los foros de tipo Sun Valley, o con Elon Musk, que con los empresarios de su país. Éstos lo apoyan con perplejidad sobre las perspectivas de crecimiento y de inversión. Las críticas ya surgen en el seno de la constelación liberal, por ejemplo la de un reconocido empresario : la distorsión de la competencia hace que “la mayoría de las empresas no serán en condiciones de jugar de igual a igual con los productores chinos, y la competitividad gracias a la apertura de las importaciones” es un engaño. El principio de realidad, tratándose del ajuste, así como la obligación de resultado, son jueces implacables. Los Argentinos, pronto, se harán la siguiente pregunta: ¿Vivimos mejor, hoy, con Milei? Esta realidad produce una rutinización del carisma. La grilla de análisis del carisma propuesta por Max Weber es de nuevo útil para comprender el fenómeno. Weber designaba este tipo de autoridad como siendo de naturaleza "revolucionaria" e "inestable". Esta inestabilidad, vinculada a la esencia misma del carisma, lo llevó a desarrollar el avatar que le parecía indisociable de esta forma de dominación. Él lo designaba como el fenómeno de la "rutinización del carisma", que tiende a una "racionalización" (autoridad racional-legal), o una "tradicionalización" (autoridad tradicional). En el caso de Milei, se puede observar el comienzo de este proceso. Weber ha explicado las cosas así: "La rutinización del carisma se identifica con un aspecto esencial del proceso de adaptación a las condiciones de la economía como fuerza de lo cotidiano continuamente operante. En esto la economía es dirigente y no dirigida" (en Economía y Sociedad). 

Por lo tanto, estamos en un comienzo de pragmatismo, concedido por un Milei que aborrece el compromiso. Y que simula él mismo la conciliación. Así, durante la reunión del 10 de septiembre con los cinco diputados de la UCR sobre la ley jubilatoria, con el fin de obtener que voten a favor del veto presidencial. Volver a bajar a la tierra, pero hacerlo por excepción, ya que el riesgo es caer en el pantano de la "política". Así, confiere la misión conciliatoria esencialmente a su jefe de gabinete de ministros, Guillermo Francos, a fines de asegurar la gobernabilidad. ¿Estamos aquí ante una fase de racionalización? Hay, en el Guía, una ambivalencia, una suerte de dicotomía mal asumida. El reto es liberar a Argentina del “cáncer” del Estado para recuperar la riqueza. Para ello, hace falta ser concreto. El Guía imprecador se impacienta de que el Mar Rojo todavía no se abrió.

javier-milei-en-la-onu-20240924-1878982Javier Milei en la ONU

El mileísmo representa así la conjunción de un dogma en lo económico y de la hubris en un gobernante. Primero, la fuerza del dogma libertario: el Estado, socialista por naturaleza, mata la libertad y genera la pobreza. Para recuperar la riqueza, el mercado debe destruir al Estado. Milei reivindica primero el conocimiento económico. "Yo soy un economista", dijo. Domina en él la pregnancia ideológica. Se ha encontrado un valioso divulgador, en el seno del ejecutivo, en la persona de Federico Sturzenegger. Nombrado ministro de la Desregulación y Transformación del Estado, Sturzenegger es el hombre clave de la revolución libertaria. Este último escribió "El gasto público es una coartada usada para sostener una serie de gastos políticos… Yo voy a usar tu plata para ayudarte, te decían. Pero la realidad era que usaban la plata para ayudarse a ellos mismos. Esa es la estafa más grande del discurso progre. Por eso el ajuste es popular" (10/06/2024, red X). Ese dogma, como el marxismo, pretende a la explicación total, y se considera como la expresión del Bien en sí mismo. Milei a corrobora el dogma por una verborragia pseudo-científica, abstrusa. Se diferencia en eso de los verdaderos economistas de gobierno. Recordemos a Domingo Cavallo en 1991, quién, como ministro de la Economía, realizaba, también en gran escala, el proceso racional-legal bajo Carlos Menem. Cuando entrevisté a Cavallo (23/07/91), me había impresionado el hecho de que su discurso aparecía modernizador por su precisión y su novedad. Era un discurso que, quieran o no, se imponía a la esfera peronista-menemista, lo que la hacía casi muda frente al cambio (a excepción, estruendosa, del exsecretario general de la CGT Saúl Ubaldini). En Cavallo, ninguna excentricidad, sino una pedagogía eficaz. Por diferencia, ¿no revela más bien Milei una debilidad conceptual? Lo que lo hace similar, con su verbiage esotérico, al doctor Knock de Jules Romain, personaje adepto de técnicas manipuladoras.

Al dogma está asociada la hubris, que se convierte en una técnica de gobernanza. La hubris vuelve al galope aún cuando toma Milei la máscara del diálogo con los representantes elegidos de la casta. Por otra parte, lo habíamos ya notado cuando pronunció su famoso discurso de Davos (17/01/2024). Milei, quizás aún más que Donald Trump, se quiere el símbolo de la Libertad guiando, no al pueblo, sino al Occidente. Su visión binaria del mundo no hace sino acentuar su propio aislamiento, como el de la Argentina. Lo volvió a mostrar en su discurso (24/09/2024) en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el "Agenda 2030". Un episodio en el que vimos a un ideólogo criticar el “agenda ideológico” de la ONU. Después de Davos, que fue el acmé de su mitomanía, a saber la no percepción de la frontera entre lo que dice y lo que es la realidad, hay otro momento sintomático. Es la entrevista con Luís Majul en La Nación (01/09/2024), que se puede calificar de mensaje a la casta. Allí afirma que es "uno de los políticos más relevantes del planeta Tierra". Y añade: "¿Qué visión puede tener una rata respecto a un gigante?".

Pero, lo que es aún más grave reside en la violencia psicológica a la que recurre ad hominem, contra tal o cual periodista que resiste, o tal figura conocida. ¿Cómo sus anatemas, y el efecto devastador de las intimidaciones, pueden ser tolerados, viniendo de un presidente de la República, en una democracia digna de ese nombre? Mientras permanezca esta visión entre los "héroes" que se han reunido al campo anarcocapitalista, y los "degenerados" que se oponen o manifiestan neutralidad, ¿puede Argentina tener como destino la libertad de un pueblo?

Lo cierto es que el mileísmo difunde la idea de que la democracia es un logro perverso. ¿Cuáles son los valores elegidos por Milei: la justicia, la equidad, el bien común? La libertad, pero la libertad medida al volumen del "bolsillo" de quienes saben emprender. ¿Es así como se mide la riqueza de una nación? Cuando Milei fue recibido, en junio, en Madrid, por el economista Jesús de Huerta de Soto, su otro mentor de la escuela austríaca, éste mencionó "los gigantes Friedrich Hayek y Murray Rothbard", y designó a Milei, emocionado hasta las lágrimas, como el "toro de la política del siglo XXI; aquel que combatió al toro del Estado”. Luego Huerta de Soto entregó su pensamiento compartido en estos términos : "La democracia se ha convertido en un sistema perverso basado en la mentira y la compra de votos con dinero robado mediante impuestos”.

La pérdida de la ambición colectiva refuerza el vuelo de Milei. ¿Pero mantendrá la gestión anarcocapitalista una ilusión que se prolongue? A medida que se acercan las elecciones legislativas de 2025, ¿qué proyecto alternativo ofrece la oposición a una Argentina que tiene una necesidad imperiosa de subordinar los intereses particulares al interés general?

Por Gérard Guillerm / Perfil

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