El bollo no está para hornos

Actualidad09 de septiembre de 2024
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La transversalidad de la violencia de género es ostensible. Cuando siguen las investigaciones sobre la denuncia contra el expresidente Alberto Fernández y se avecinan las decisiones en el caso del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, el juez de la Cámara Federal de Casación Penal Gustavo Hornos recibió una denuncia por violencia familiar. Cada caso tiene sus particularidades y está rodeado de intereses políticos. Algunos, incluso, parecen plantados para lograr el desgaste político del presunto victimario. En cualquier caso, estamos ante un modus operandi que involucra a ambos sexos, cuando existe una asimetría de poder entre ambos.

Las relaciones internas en el tribunal de Casación, donde Hornos comparte la sala con Juan Carlos Gemignani y Mariano Borinsky no deben ser óptimas, porque de allí surgió el aviso al Cohete sobre la denuncia de Tatiana, quien alega haber sido violada por el magistrado. La versión que se conoció en la Cámara indicaba que la mujer, una psicóloga, se presentó varias veces a los gritos en el tribunal. El Cohete entrevistó a Tatiana, quien niega esa afirmación. "Ni sé donde queda Comodoro Py", dijo. Agregó que Hornos le dijo que había fotos de ella en la Cámara de Casación, cosas que ella también niega, y la amenazó con que podía ir presa. "Nunca fui, pero tampoco sería un delito", dice,  con una voz infantil que no representa sus 47 años.

Cuando trascendieron las visitas de Hornos al expresidente Maurizio Macrì, El Cohete pidió la opinión del juez, quien se negó a responder. Tanto Hornos como Tatiana fueron consultados para esta nota, pero sólo la mujer respondió, por lo que esta nota se basa en los documentos oficiales sobre la denuncia por la agresión y en algunos comentarios de Tatiana, cuyo apellido se reserva para protegerla, pese a que el diario La Nación consignó su apellido. También hemos pixelado su rostro, de modo que no pueda ser identificada. Tatiana solicitó que su identidad fuera reservada, porque tiene una hija de 12 años y dos padres ancianos, próximos a los 90 años, por lo cual está solicitando a medios y buscadores que omitan la información sensible de sus coberturas. Intercedió ante su colega y amiga María Elisa Mitre, hermana del ex director del diario Bartolomé Mitre, pero la psicoanalista no tiene poder alguno sobre la edición que dirigen los hermanos Saguier.

La denuncia fue presentada ante la titular del juzgado 12 en lo Civil de la justicia nacional de la Capital, Paula Marinkovic.

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Esto dio lugar a estrictas medidas de restricción para proteger a la víctima:

  • Por el plazo de 90 días, Hornos tendrá prohibido acercarse a menos de 200 metros del domicilio de Tatiana, en el barrio de Belgrano. Tatiana le dijo al Cohete que Hornos se presentó en el club donde practica deportes su hijita, pese al pedido explícito que ella le había formulado de no interferencia.
  • La prohibición implica suspender todo tipo de contacto físico, telefónico, de correo electrónico, por vía de terceras personas y/o por cualquier otro medio que signifique intromisión injustificada.
  • Para el cumplimiento de lo ordenado, la jueza lo comunicó a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires e hizo constar que el personal policial debe colaborar con Tatiana si ella lo requiere.
  • Si Hornos violara la restricción impuesta por el tribunal, la policía debe auxiliar a la mujer y dejar minuciosa constancia escrita de lo sucedido, comunicándolo al juzgado de turno de primera instancia en lo correccional.
  • Intimó a Hornos a "cesar en los actos de perturbación o intimidación, que directa o indirectamente realice hacia la denunciante". Si no lo hace se remitirán las actuaciones a la Justicia penal. Según La Nación esa causa penal ya fue iniciada, por el fiscal Adrián Pérès, en el juzgado de instrucción N° 17.
  • La jueza civil Marinkovic sostiene que estas medidas cautelares habilitan a tutelar los intereses en juego, si surge prima facie la verosimilitud en el derecho y la situación de urgencia y de peligro.
  • Hornos fue notificado en su domicilio de Rodríguez Peña 1827, 5°A, de Recoleta.

Además del juzgado civil, de acuerdo con los protocolos vigentes, también intervino la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El 30 de agosto un equipo interdisciplinario, integrado por la abogada María Cecilia Castro Sánchez, la trabajadora social María Luisa Pimentel y el psicólogo Sergio Cellerino recibieron en la sede de la oficina a Tatiana. Durante la entrevista observaron angustia y ansiedad, "un entrampamiento vincular y desgaste emocional", debido a su relación con Hornos, su ex pareja no conviviente, de 66 años.

Tatornos La foto de Tatiana ha sido borroneada para que no se la identifique.

Consumo problemático

Un detalle curioso es que el escrito 66007/2024 del juzgado civil 12 hace saber a las partes de la existencia de programas del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, para la asistencia a mujeres víctimas de violencia de género, cuando ese ministerio lleva meses disuelto por el gobierno de los Hermanos Milei. En el documento, Tatiana afirma que la relación se inició en mayo de 2015 y que nunca convivieron. En el diálogo con El Cohete, en cambio, dijo que se conocieron a través de amigos comunes en 2015, pero que recién fueron pareja en octubre de 2023. La relación concluyó en julio de 2024, pese a que siguieron hasta el 15 de agosto en contacto. Es decir que el vínculo afectivo no duró nueve años, como se desprende del documento, sino algo menos de un año. Ella vive con su hija y una empleada, y Hornos solo.

De acuerdo con el relato de Tatiana ante el equipo interdisciplinario, a las ocho de la noche del 16 de junio de 2024, Hornos se presentó en el departamento de ella y la agredió sexualmente, por sorpresa. Ante preguntas específicas, detalló: tocamientos, forzamiento, introducción de dedos en la vagina. Esto le produjo fuertes dolores, ya que días antes se había sometido a una cirugía de pólipos de útero.

Al describir la historia de esa relación dijo que fue conflictiva desde el comienzo, con agresiones sexuales, verbales y psicológicas, incluyendo amenazas que la asustaban. En el diálogo con El Cohete, Tatiana dijo que sólo verbalmente hubo al principio un trato afectuoso de parte de Hornos. Los especialistas afirman que la mujer tiene un marco de apoyo y contención, con sus padres, una empleada, asesoramiento jurídico, un tratamiento psicológico y un trabajo independiente.

Respecto de Hornos, la denunciante dijo que habría ejercido violencia con una pareja anterior y que podría "presentar consumo problemático de sustancias psicoactivas (cocaína)", si bien "no puede aportar precisiones al respecto. No habría efectuado tratamiento psicoterapéutico alguno". En cuando a quien decidió poner fin a la relación hay versiones contrapuestas. Tatiana le dijo al Cohete que cuando discutieron el tema, ella le sugirió a Hornos que se tratara con un psicoterapeuta o que acudiera a un cura. El juez dijo en la Cámara que era la mujer quien no se resignaba a la separación. 

Riesgo medio 

En las conclusiones del dictamen, la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia dice que ese cuadro violento, en el marco de la disolución del vínculo, tiene un "riesgo medio" para la denunciante en cuanto a la probabilidad de que se reiteren episodios como los que dieran origen a esta intervención y/o se potencien. 

Los indicadores de riesgo que mencionan son 

  • Las posibles agresiones psicológicas y sexuales referidas.
  • El carácter crónico y cíclico de la conflictividad en la pareja.
  • La vulnerabilidad de la persona entrevistada (propia historia, violencia padecida, condición de salud, desconocimiento de los derechos que la asisten).
  • La falta de asistencia especializada en la temática de la violencia doméstica.
  • El temor puesto de manifiesto en relación a las intimidaciones proferidas.
  • La asimetría vincular y el desequilibrio de poder entre ambos.
  • Los antecedentes de violencia en las parejas anteriores.
     

Pero también toma en cuenta lo que denomina factores protectores:

  • Contaría con ingresos propios provenientes de su actividad laboral.
  • Red familiar de apoyo y contención.
    La no cohabitación.
  • Adheriría a espacio psicoterapéutico.
     

Por todo ello recomendaron

  • Evitar el contacto entre las partes.
  • Derivación de la víctima a tratamiento focalizado en la problemática de violencia familiar para lo cual se le proporciona
  • orientación y recursos en salud y jurídicos.
  • La derivación de las personas involucradas en tratamientos psicológicos especializados, con vistas al desarrollo de herramientas
  • asertivas para la resolución de conflictos.
  • Que las partes intervinientes cuenten con asesoramiento y/o patrocinio letrado.

Las versiones que vuelan en los Tribunales dicen que ya se han formado bandos acerca de cómo proceder en la Corte Suprema de Justicia. Ricardo Lorenzetti protegería a Hornos, mientras Horacio Rosatti respaldaría la denuncia de Tatiana.

37 años es nada

La referencia de la mujer a una pareja anterior a quien Hornos habría tratado en forma violenta, alude a la primera esposa del funcionario judicial, Florencia Vidal Saavedra, con quien se casó en enero de 1986, a sus 29 años, mientras era secretario judicial. Según La Nación se separaron hace cuatro años. El 18 de octubre de 1987, Vidal Saavedra denunció que Hornos la arrojó al suelo, le apoyó una rodilla en el pecho y le apretó el cuello. Dijo que puso zafarse, porque en ese momento apareció una de sus hijas. El peritaje comprobó lesiones coincidentes con ese relato.  Aquí podés leer el desarrollo completo de ese proceso, que tuvo un desarrollo vertiginoso.

 
En menos de un mes, el 17 de noviembre de 1987, el juez Remigio González Moreno sobreseyó la causa y la envió al archivo. Él no tuvo tan buenos amigos.

Gonzalez-MorenoEx juez destituido y condenado Remigio González Moreno

 

En 2015, González Moreno fue condenado a cuatro años y medio de prisión en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°8. El juez Javier Anzoátegui lo juzgó responsable de lesiones graves a su pareja, agravadas por el vínculo y por violencia de género. El puñetazo que le asestó en el mentón y los golpes contra la pared le abrieron el labio y le causaron la pérdida de tres dientes. "Te sacaría todos los que te quedan", le gritó González Moreno antes de abandonar el hogar común, en Recoleta.

En su declaración, la víctima relató que el hombre solía referirse a ella como “basurita” y “porquería”. A veces la golpeaba con la mano abierta y le hacía doler, pero cuando se quejaba, él le decía que era un “chiste” y que ella “no entendía”.

Él le marcaba los horarios de dormir y de comer, le prohibía comprar algún producto en el supermercado frente a otras personas. La aisló de sus amigos y de todos sus conocidos y le prohibía salir sin él. Le infundía temor y su vida se alteró. Le bajaba la autoestima con comentarios denigrantes y le hacía sentir vergüenza. 

El médico de Fernández y Yáñez

El mayor interés lo sigue provocando la investigación sobre el expresidente Alberto Fernández. Esta semana declaró ante el fiscal Ramiro González el médico presidencial durante los cuatro años del anterior gobierno, Federico Saavedra, quien fue relevado del secreto profesional por ambas partes.

Esto anticipa que cada uno esperaba que su testimonio lo favoreciera. Los puntos a favor de Fabiola Yáñez, son que el ex director de la Unidad Médica Presidencial dijo que no tenía ninguna patología de base y sólo tomaba tranquilizantes. También contó que ambos le dijeron que el hematoma en el ojo era consecuencia de un golpe accidental, involuntario, en la cama, en el dormitorio, en la intimidad.

Pero el Doctor Fernández se beneficia con el contexto del relato:

  • Según Saavedra y el doctor Alem, que participó en el examen de la paciente, la mancha verdosa amarillenta era de carácter leve. Esto contradice la carátula del expediente del juez Ercolini que tipifica lesiones graves.
  • Le dieron aviso a Saavedra el 26 de junio de 2021, de una situación sin urgencia. Es decir, a una semana del episodio.
  • Recién vio a la paciente el 30 de junio, en el chalet presidencial, en "un ambiente de lo más cordial, jocoso, amable". El Doctor Fernández y Yañez estaban tomados de la mano o abrazados.
  • "Sonó sincero, no hubo controversia, no detecté nada extraño en el contexto, que era sumamente amigable".
  • Luego de ver el hematoma y de recetarle dos remedios para apresurar su reabsorción pasaron al consentimiento informado para el tratamiento de fertilidad en que estaban empeñados. Luego los médicos desayunaron y se fueron.
  • La preocupación de Yáñez era de tipo estético, no manifestaba dolores.
    Saavedra también respondió preguntas del fiscal y de las partes. Por ejemplo:

-¿Alguna vez lo llamaron para que la atendiera por contusiones en el rostro o en partes de su cuerpo?

- No, nunca.

-¿Observaron lesiones físicas o signos de haber sufrido violencia?

- No recuerdo.

El mismo día, González abrió el sobre en el que la abogada del Doctor Fernández había incluido los cinco testimonios de personal de RPO. Luego de una rápida lectura, el fiscal decidió seguir interrogando a los testigos ofrecidos por Yáñez y no fijó fecha para escuchar a quienes hicieron un relato ante escribano público, que atribuyen los moretones a la inyección de plasma en un tratamiento estético, o a caídas en estado de ebriedad. El Doctor Fernández tiene mucha expectativa con esos testimonios, en especial el que proviene de una persona de la mayor intimidad de Yañez, que conoce todos sus secretos.

Ramiro-Gonzalez Fiscal Ramiro González. Foto PGN.

El caso de La Matanza

Mientras, sigue pendiente la causa contra el alcalde de La Matanza, Fernando Espinoza, procesado a raíz de la denuncia por abuso sexual de la escort Melody Jacqueline Rakauskas. Mañana el juez Luis Alberto Schlegel decidirá si acepta la recusación de la fiscal Mónica Cuñarro, por pérdida de objetividad. Sin mencionar ninguna de las causales de recusación del Código Procesal  Penal, Rakauskas afirma que Cuñarro la investiga a ella, en vez de elevar a juicio la causa contra Espinoza, procesado por abuso sexual en su contra, con fallo de primera instancia confirmado en apelación. Rakauskas es presentada en La Nación y Clarín como secretaria de Espinoza en la Municipalidad de La Matanza, aunque sólo trabajó allí unos días, a pedido del empresario Gustavo Cilia, quien tenía sexo a cambio de dinero con la mujer. Las verdaderas secretarias del municipio la descubrieron copiando archivos en las computadoras de la oficina. Nunca se estableció para quién lo hacía.

Cuñarro no sería la primera fiscal apartada de la causa. Ya lo fue su predecesor Leonel Gómez Barbela, luego de solicitar en dos ocasiones el sobreseimiento de Espinoza, dada la endeblez probatoria de la acusación. Entre las actividades de la fiscal que agravian a Rukauskas figura la incorporación de los expedientes judiciales en los que la mujer denunció por lesiones y amenazas en 2020 a su madre, y en 2023 a su abuelo, Oscar Bolo, por lesiones, amenazas, e intento de envenenamiento. Ambas causas fueron sobreseídas por ausencia de delito.

La fiscal también recibió declaración de Gustavo Cilia, el amigo de Espinoza que le presentó a Rakauskas y le pidió que le diera un empleo en el municipio. Según Cilia Melody, además de dinero en efectivo, "me pedía ayuda para tener un trabajo digno, quería ser diputada y me dijo que quería estudiar abogacía, porque se quería dedicar a trabajar en política". Tal vez la consideraba una actividad más lucrativa y menos exigente que sus viajes por el mundo en calidad de acompañante, según la actividad que explicitó ante otro tribunal Sofía Clérici, la pasajera del Bandido junto con Martín Insaurralde.

El registro de Migraciones sobre los viajes de Melody la ubican varias veces en Estados Unidos, Etiopía, México, Gran Bretaña, Italia, Francia, Qatar, Emiratos Árabes, España, Francia, Perú, Uruguay, Panamá, Brasil, México, Chile, Paraguay. Otro empresario que declaró ante la fiscal fue Carlos Alberto Teuly, quien la conoció hace cinco años en un bar, por intermedio de una agencia de modelos y promotoras, que establece relaciones con varones a cambio de dinero. Se encontraban en un hotel y él le hacía regalos. Como ambos viajaban mucho una vez se encontraron en Miami.

La misma reclutadora presentó a Melody y Cilia. "Le di un auto (Peugeot 206). Me pedía plata y no me la devolvía. Me decía que viajaba por todo el mundo y que la invitaban. Siempre pensé que por algún hombre, ya que nadie regala viajes. Cuando viajaba me mandaba fotos, de un boliche nocturno en Miami". Sobre su casa, "no coincidía su estilo de vida con su trabajo, lo que me hacía suponer que cambiaba su cuerpo por dinero", de lo cual tenía una experiencia de primera mano. Agregó que se presentó a su casa a los gritos para hablar con su esposa. Ambos se denunciaron recíprocamente: él por extorsión, ella por violación.  Cilia localizó a un agente de bolsa de 76 años, a quien Melody veía en Estados Unidos, y le contó que lo mismo le había hecho a él, que terminó separado de su esposa. Cilia, que habla tan abiertamente con otros hombres acerca de la vida y costumbres de Rukauskas, también lo ha ilustrado con filmaciones y fotografías incitantes, como esta. El Cohete borroneó la foto de Tatiana y no publicó la del ojo de Yáñez. En este caso sí publicamos la imagen de Melody, porque ella ha recorrido todos los medios comerciales, contando una historia que no coincide con las constancias de la causa, empezando por su presentación como "Secretaria de Espinoza", cuando apenas asistió una semana al municipio, con un nombre falso y provista de recursos tecnológicos para grabar conversaciones y descargar archivos de las computadoras.

Su historia comprende otros capítulos, que aquí se omiten porque sólo aportarían a la victimización de alguien que ha tenido una vida muy dura, y que no guardan relación con el episodio que involucra a Fernando Espinoza.  A lo sumo hacen pensar cómo fue posible que el jefe político del principal municipio del país dio acceso a sus oficinas a semejante clase de personaje.  Lo que nadie ha conseguido hasta ahora es que entregue sus teléfonos y que se someta a un peritaje psicológico, cosa que en este caso la justicia no exige ni procede a realizar.

 

Por Horacio Verbitzky 

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