Algo huele a podrido en OpenAI…

Actualidad12 de agosto de 2024
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Varios análisis apuntan al hecho de que, de los once fundadores originales de OpenAI, tan solo dos siguen en la compañía, en lo que parece una demostración clara de que algo no va muy bien en una cultura corporativa en la que ya hemos visto desde levantamientos para echar al jefe hasta revueltas populares a los pocos días para que volviese.

Aparentemente, crear una compañía con una misión llena de buenos propósitos sobre el avance de la humanidad, la contribución sin ánimo de lucro y lo bueno que es trabajar cuando no te debes al beneficio, para posteriormente desdecirse de todo lo dicho tanto de palabra como de obras es algo que resulta, para muchos, difícil de aceptar.

Y claro, cuando has participado en la explosión de toda una industria, tienes un perfil muy demandado que puede irse a cualquier sitio, y te encuentras con que tu empresa se dedica a generarte dudas existenciales sobre tu misión en la vida, puedes hacer muchas cosas: desde demandar a la compañía, como ha hecho Elon Musk hasta irte a Anthropic porque te crees más la misión, como han hecho John Schulman y otros; pasando por montar tu propia compañía como Ilya Sutskever, Andrej Karpathy o Pam Vagata‎; o por irte de sabático, como anunció hace unos días Greg Brockman. El redondeado logo de OpenAI parece destinado a caer rápidamente por una ladera, y no está nada claro qué hay al final de la caída…

Una compañía que sin duda ha cambiado el mundo, que ha hecho estallar la popularidad de la inteligencia artificial y la ha llevado a cotas de adopción completamente insospechadas en todas las industrias en un tiempo récord, y que sin embargo, parece un sitio muy complicado para trabajar y para mantener la motivación adecuada. No sé si, como decía Peter Drucker, la cultura se come a la estrategia de desayuno, pero sí tengo claro que si te apuntas a un proyecto que te seduce por su enfoque abierto, altruista y destinado a cambiar el mundo, y al cabo de unos años ves que se ha convertido en una empresa que busca fundamentalmente facturar y engordar su cuenta de resultados trabajando con modelos cerrados, la cosa no debe sentar muy bien.

¿Qué ha fallado? Algo se perdió entre la cultura del laboratorio y el altruismo, y la de los Silicon Valley kids y los grandes deals económicos. Posiblemente necesites ambas para hacer lo que OpenAI ha hecho, pero además, es interesante que seas capaz de arbitrarlas adecuadamente, porque cuando se desequilibran y gana claramente una de las dos, es fácil que te quedes sin la otra, y que las cosas que creías tener ya conseguidas simplemente dejen de funcionar.

Ahora, las cosas pintan complicadas. OpenAI es, por un lado, una auténtica máquina de perder dinero, y por otro, no está sola en el mundo y se encuentra en un entorno en el que cada vez más personas e instituciones, incluyendo la Casa Blanca, opinan que el futuro está en el desarrollo colectivo de este tipo de modelos en modo open source. Y si algo sabemos es que, a lo largo del tiempo, abierto ha sido siempre mejor que cerrado, y más tarde o más temprano, una comunidad bien motivada y orientada a la contribución colectiva siempre acaba obteniendo mejores resultados que una organización cerrada y limitada persiguiendo los mismos fines.

Entre las peleas, las consecuencias posteriores de las mismas y la desmotivación por el incumplimiento de la misión, está bastante claro que OpenAI tiene un problema. Y que sus consecuencias aún no las hemos visto desarrollarse completamente. A este cuento le faltan aún capítulos. Ya veremos por donde revienta la cosa.

 
 Nota: https://www.enriquedans.com/

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