La deriva peronista

Actualidad10 de agosto de 2024
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Gildo Insfrán, gobernador de Formosa y presidente del Congreso Nacional del Partido Justicialista –órgano supremo del partido– convocó el 6 de marzo de este año a una reunión. Su objetivo era el de reordenar al peronismo tras la derrota que había sufrido en las elecciones generales de 2023. Llevaba entre manos, también, otros dos asuntos importantes: la salida de Alberto Fernández como presidente del PJ y la realización de un congreso partidario.

El antedicho congreso se realizó el 23 de marzo en el mini estadio del club Ferrocarril Oeste. Estuvieron presentes allí 466 congresales de casi 900. Vale decir que hubo un quórum ajustado. Allí se decidió:

  1. aceptar la licencia de Alberto Fernández a su presidencia del partido;
  2. que la titularidad del cargo quedara en manos de los vicepresidentes del PJ hasta que se eligieran nuevas autoridades. Esos vicepresidentes son Cristina Álvarez Rodríguez, Lucía Corpacci, Axel Kicillof, Juan Manzur y Andrea Roch;
  3. que se conformara una Mesa de Acción Política, cuya integración quedaría a cargo de las autoridades del Consejo Nacional del Partido; y
  4. que se diera a conocer una declaración del Congreso Nacional del partido, entre otros asuntos.

El 14 de mayo, el Consejo Nacional del PJ aprobó por unanimidad la realización de elecciones internas para el 17 de noviembre de 2024. Se insistió, además, en que se conformara la ya mencionada Mesa de Acción Política, que hasta la fecha no se ha creado.

El 22 de mayo se realizó una sesión ordinaria del PJ, que dio a conocer la esperada Declaración del Congreso Nacional del Partido Justicialista, que entre otros significativos puntos decía:

  • “Es conveniente tener un cuadro de situación adecuado de dónde estamos parados y, en segundo lugar, empezar a delinear un proyecto de hacia dónde queremos ir, porque sin ese norte claro ningún viento nos será favorable”.
  • “Un peronismo fuerte, unido, amplio y renovado es condición imprescindible para volver a tener esperanzas”.
  • “El gobierno actual… ha desatado una batería de medidas brutales que golpean sin piedad… a nuestro pueblo”.
  • “La soberanía nacional se encuentra en peligro bajo el imperio de un gobierno que no protege nuestros recursos naturales, ni defiende nuestra integridad territorial, haciéndose el distraído y cómplice ante la presencia de una potencia extranjera en nuestras islas Malvinas”

Esta importante iniciativa quedó en cierto modo opacada frente al comportamiento de otros peronistas, que son parlamentarios o gobernadores, que aceptan el juego del presunto libre comercio del actual primer mandatario, curiosamente olvidados de la clásica tríada de Juan Domingo Perón: independencia económica, soberanía política y justicia socia  Y, eso sí, aunque se digan peronistas se acollaran cuanta vez pueden a Javier Milei, que de justicialista no tiene ni un pelo. Finalmente, están también esos sedicentes peronistas que se han acostumbrado en su trabajo político a dar prioridad primero al dinero –que para más o para menos convierten en propio– y luego a la política. Lo que obviamente contamina a esta última, por decir lo menos. 

Números a la baja

Las elecciones presidenciales de 2019 y 2023 han mostrado un decaimiento político del peronismo. 

En las de 2019 se impuso en el rubro presidencial el binomio Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner, que alcanzó un 48,10% de votos contra un 40,38% del dúo Mauricio Macri-Gabriela Michetti. Así las cosas, el peronismo ganó en primera vuelta con cierta comodidad. En tanto que en 2023 el justicialismo alcanzó, en la primera vuelta, solamente 36,69% de votos contra 29,99 de La Libertad Avanza (Milei) y 23,84% de Juntos por el Cambio (Macri). Hubo segunda vuelta en la que se impuso Milei con 55,69% contra 44,41% del peronismo, lo que significó un fuerte fracaso para éste.

En lo que respecta a los gobernadores, en 2019 el peronismo alcanzó 12 gobernaciones (Buenos Aires, Catamarca, Chaco; Entre Ríos, Formosa; La Pampa; La Rioja, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe y Tucumán). Asimismo, se sumó a ellos el filo peronista Gustavo Melella, gobernador de Tierra del Fuego. Juntos por el Cambio obtuvo tres gobernaciones: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Entre Ríos y Jujuy; la Unión Cívica Radical tuvo también tres (Mendoza, Chubut y Corrientes); el peronismo cordobés (Schiaretti) obviamente una; quedaron finalmente otros cuatro, cada uno con su partido propio y específico (Misiones, Neuquén, Río Negro y Salta).

En tanto que en 2023 el peronismo obtuvo apenas siete gobernaciones (Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Formosa, La Pampa, La Rioja y Tucumán); a estos debe sumarse Gustavo Melella con su partido propio. El radicalismo obtuvo cinco: Chaco, Corrientes, Jujuy, Mendoza y Santa Fe. El PRO (Partido Republicano), por su parte, consiguió tres: CABA, Chubut y Entre Ríos Y ocho gobernaciones fueron independientes: Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santiago del Estero y Santa Cruz.

Finalmente, en las elecciones de 2019 el Frente de Todos (peronismo) consiguió 65 diputados contra 56 de Juntos por el Cambio, sobre un total de 130. Y 13 senadores contra ocho, sobre 24 bancas totales. En tanto que en las elecciones de 2023 el peronismo alcanzó solamente 58 diputados contra 35 de Libertad Avanza (Milei) y 31 de Juntos por el Cambio, de nuevo sobre un total de 130. Y en el Senado el peronismo obtuvo nuevamente 13 senadores contra siete de La Libertad Avanza y tan solo dos de Juntos por el Cambio (también sobre un total de 24). 

¿Qué se sigue de lo anterior?

Por empezar, el PJ que había ganado las elecciones para Presidente en primera vuelta en 2019 perdió en la segunda vuelta de 2023 contra La Libertad Avanza, de Milei, que llegó a la presidencia de la República. Fue un inesperado bochorno para el justicialismo. En el plano de las gobernaciones, el PJ con el agregado de Melella ganó 13 en 2019 y solamente ocho en 2023. Es decir que perdió cinco en este rubro. En la Cámara de Senadores nacionales, el peronismo tenía 13 representantes en 2019, número que se mantuvo en 2023. En tanto que tenía 119 diputados en 2019 y solamente 99 en 2023, lo que indica una pérdida de 20.

En síntesis: si se compara 2023 con 2019, el peronismo:

  • perdió la presidencia de la República;
  • perdió cinco gobernaciones;
  • perdió 20 diputados nacionales; y
  • mantuvo el número de senadores.
     

Final

Es más que evidente que hubo una declinación política del peronismo entre 2019 y 2023. Tal vez viene de antes, de más atrás. Pero no es fácil discernir eso en el espacio de una nota. Lo inmediato y cierto es que el binomio Alberto-Cristina como Presidente y Vicepresidenta no funcionó bien en esa, su presidencia, como dirían los mexicanos. Ni la relación entre ellos dos, ni cómo llevar adelante la gestión a desarrollar. Lo que generó desavenencias y broncas que hubiera sido preferible que no se produjeran.

Es conveniente tener presentes los casos de México y Perú, que avanzaron tempranamente por el camino de los movimientos nacional-populares hasta decaer y prácticamente desaparecer, cada uno conforme a su proceso propio.

Nada está del todo dicho, empero, para el peronismo de hoy. Claramente ha declinado, carece de presidente partidario, muestra a las políticas con diversos posicionamientos, entre otras una kirchnerista y otra peronista clásica. Por su parte, navegan también los gobernadores, algunos de los cuales coquetean con el oficialismo o se asocian con él. Y aparecen asimismo los que mentando cualquier posición o pertenencia justicialista avanzan –si pueden– prioritariamente sobre el dinero y luego sobre la política, como se ha mencionado más arriba.

Pero a pesar de lo recién mencionado persiste también un peronismo sano y aun amplio a pesar de los resultados de las elecciones de 2023 y de las negativas derivas que se acaba de mencionar. Lo cual abre la posibilidad de decir todavía, “sin embargo”.

 

 Ernesto López / El Cohete

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