Milei destacó la herencia recibida, pero especialistas lo tildan de “impreciso” y advierten por “sobrerreación” en la respuesta

Economía 23 de abril de 2024
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Para el presidente Javier Milei, el superávit fiscal no es solo una herramienta de política económica. Se trata del “único punto de partida para terminar para siempre con el infierno inflacionario”. Su opuesto, el déficit, se registró “en 113 de los últimos 123 años”. En su alocución, aseguró que durante la gestión anterior alcanzó “cinco puntos del PIB en el Tesoro y otros 10 puntos en el BCRA”. El foco sobre la herencia recibida.

Finalmente, el mandatario realizó la cadena nacional para celebrar un superávit financiero del 0,2% del PIB durante el primer trimestre del año. En marzo, la acumulación fue de $276.638 millones. Para Milei, es un “hito que debe enorgullecernos a todos” porque algó así no se registraba desde 2008 y dada la “estrepitosa” herencia de la que se tuvo que hacer cargo.

En ese sentido, resaltó lo que menciona desde su primer discurso oficial: la herencia de un “déficit consolidado” de más de 15 puntos del producto “entre déficit del Tesoro y déficit del Banco Central”. “Haber ajustado 13 puntos de esos 15 en solo tres meses de Gobierno es lisa y llanamente una hazaña en proporciones históricas a nivel mundial”, destacó Milei, en compañía de su equipo económico.

Por ese mismo déficit, que asegura estar subsanando de una forma “económicamente sustentable y moralmente deseable”, generó durante la gestión de Alberto Fernández “un país quebrado y al borde de una hiperinflación” con una “brecha cambiaria” que oscilaba el 200% entre el dólar oficial y el dólar libre y un sobrante monetario que emulaba la previa del Rodrigazo, “una de las peores crisis de nuestra historia”, para el Presidente.
A su vez, contabilizó una deuda “no reconocida” con importadores por más de u$s 50 mil millones y otro pasivo en pesos por el equivalente a u$s 90 mil millones. En ese contexto, también advirtió que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), “ya estaba caído”. El último desembolso entregado por el organismo fue por u$s 4700 millones con plazo hasta el 30 de abril.

Respecto de la inflación, que desde diciembre hasta marzo desaceleró de 25% hasta 11%, motivo por el cual Luis Caputo, ministro de Economía, consideró días atrás que está “colapsando”, estaba corriendo durante la primera semana de Gobierno al “1.2% diario”.

La velocidad diaria de los precios, medida por el Presidente, revela “una inflación corriendo al 7600% anual, con un sobrante monetario y Banco Central quebrado, que hubiera llevado a la inflación al 15000%”.

Por eso mismo, el mandatario se remonta a la época del Rodrigazo y agrega que recibió “una destrucción del balance del BCRA peor que la inflación del 89 e indicadores sociales peores a los de la crisis del año 2001”. En conclusión, Milei concluyó que “nos enfrentábamos a la peor crisis de la historia de nuestro país”.

De esta forma, la necesidad del superávit fiscal tiene que ver con “terminar de una vez y para siempre con el infierno inflacionario que fue la Argentina desde la caída de la convertibilidad”, pero también con “habernos convertido en el mayor defaulteador serial del mundo” y tener la presión impositiva “más alta del mundo”.

Para Kevin Castillo, economista y Miembro del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN), “se debían tomar decisiones urgentes en torno al déficit fiscal y cuasifiscal”, aunque “se puede discutir la forma en la que este Gobierno implementa las medidas para alcanzar el superávit”.

Sin embargo, encuentra coincidencia “con muchos colegas” en que la proyección de la inflación es “sumamente exagerada”, más bien responde a una manera de “capear discursivamente estos meses de elevadísima inflación”. En términos generales, entiende que “no es tanto el diagnóstico”, sino las “acciones posteriores” con lo que está en desacuerdo.

Guido Zack, director de Economía en la organización Fundar, coincide en la mirada inicial: “sin lugar a dudas la economía que recibió Milei, con precios y tipo de cambio atrasados, economía sin crecer y BCRA con reservas netas, era muy difícil”.

Aún así, resalta que “nunca en economía hay una única alternativa” y el Presidente “decidió sobrerreaccionar devaluando más de lo que el FMI y el mercado esperaban y generar una consolidación fiscal que alcance un superávit financiero, y no un equilibrio primario”.

Por eso, señala que la contracara de esa moneda es “más recesión y afectación de los ingresos”. Respecto de la metodología para medir la inflación de 2023, Zack coincide con Castillo asegurando que “es totalmente imprecisa”. Pero también marcó que “hablar de déficit consolidado del 15% del PIB es claramente un error”.

Como explica el economista, Milei incluye en el déficit de 2023 a los intereses de pasivos remunerados del BCRA y en la medición del superávit acumulado durante el primer tramo de su gestión, no. “Si incoporáramos los intereses de los pases pasivos en el trimestre, que ascienden a $10 billones, tendríamos un déficit”, asegura Zack.

Tampoco cree que el superávit alcanzado pueda ser sostenible en el tiempo si la recesión se profundiza y la postergación de pagos al sector energético o la acumulación de deuda flotante continúa. “Ni la estabilidad financiera, el equilibrio fiscal, acumulación de reservas y sostenibilidad del tipo de cambio están para nada aseguradas. Ni siquiera el sendero a la baja de la inflación es estable en estas condiciones”, aseveró el especialista.

Por Nazarena Lomagno / Ámbito Financiero

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