El estigma del despido: el motivo por el que muchos centennials prefieren no contar que se quedaron sin trabajo

Recursos Humanos 08 de marzo de 2023
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En los últimos meses se produjo una ola de despidos (anunciados o efectivos), en particular en las grandes empresas tecnológicas. Si bien el grueso de los recortes se dio en los Estados Unidos, esto también alcanzó las plantillas a nivel global e incluso en la Argentina. 

No obstante, no todos los empleados manejaron de la misma manera el hecho de perder su trabajo. Las generaciones más jóvenes lo hicieron con más reserva que los baby boomers, según un reciente estudio de ZipRecruiter.

Según Julia Pollak, economista jefe del dicho portal de empleo, el estigma de ser despedido se disminuyó debido a que durante la pandemia alrededor de 20 millones de personas sufrieron estos recortes.

¿A quiénes le contaron sobre su despido?
El relevamiento indicó que gran parte de los despedidos prefirieron no compartir esta novedad en sus redes sociales. Solo 1 de cada 10 compartió su situación laboral con su red profesional de contactos. Y un 8% directamente no le contó a nadie que había sido despedido.

El 83% de los encuestados compartió esta noticia con su familia y un 60% lo hizo con sus amigos. En tanto, solo un 20% le contó a su futuro empleador que había sido despedido de su anterior trabajo.  

Esto último se debe a tres motivos: la mitad de los relevados (57%) creen que esto puede afectar sus perspectivas de búsqueda de empleo, casi un tercio (30%) opinan que esto les da menor poder de negociación y un 27% aseguran que sus potenciales empleadores pueden interpretarlo como una señal de mala performance. Incluso entre los que consiguieron trabajo, 7 de cada 10 indican que haber sido despedidos afectó su búsqueda laboral.

Señal de mal desempeño
Los centennials fueron menos propensos a compartir su pérdida laboral, de acuerdo a datos de ZipRecruiter publicados por Fast Company. Solo un 14% de los trabajadores de entre 18 y 24 años le contaron esto a sus potenciales empleadores, la mitad (57%) lo hizo con sus amigos y tres cuartas partes lo compartió con su círculo familiar. Un tercio de ellos estaban preocupados de que su despido sea una señal de mal desempeño.

Por su parte, los baby boomers fueron más abiertos. Solo un 14% de ellos creía que sus potenciales empleadores podían considerar su despido como un indicador de performance negativa. Un cuarto le contó de su situación a sus nuevos empleadores, más de dos tercios le dijo a sus amigos más cercanos y 8 de cada 10 lo compartieron con sus familias.

"Es entendible la omisión de un despido a futuros empleadores", asegura Pollak. Esto, comenta, puede situar al trabajador en una posición más vulnerable y desesperada. "Una dinámica clave en la mesa de negociación es la presión que tiene el buscador de trabajo en aceptar los términos que ofrece el empleador", explica. Contar sobre el recorte podría hacerlo parecer desesperado.

 La mitad de los despidos (52%) tomaron a los trabajadores por sorpresa. Aquellos que vieron señales previas, mencionaron algunas alarmas como recibir menos trabajo (38%), menos actividad en la empresa (35%), menos horas laborales (30%) y menos presupuesto en el área (29%).

Nota:apertura.com

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