El desafío de liderar en un "contexto PLUTO"

08/05/2025
6812409fc3d58__980x549

PLUTO son las siglas de algo mucho más complejo que el dibujito animado que muchos vimos en la tele o en el cine. Es un acrónimo que describe el delicado mundo que nos toca vivir y el inicio de una fase de cambios profundos, de una intensidad pocas veces vista, mayores aún que los de las últimas décadas. Polarizado, Líquido, Unilateral, Tenso y Omnirrelacional son las palabras que componen PLUTO y que abordaremos en estas líneas.

El astro homónimo de Pluto, el planeta Plutón, no es compatible con la vida humana: no sólo falta el oxígeno y la presión atmosférica es casi nula, sino que las temperaturas son imposibles para nuestra supervivencia (223 grados bajo cero). El mundo que habitamos no es tan hostil como el planeta más pequeño, pero tiene una complejidad creciente, muy bien definida por el IESE Business School, de la Universidad de Navarra.

Al proponer el término PLUTO, el IESE ha ido un paso más adelante en lo que respecta a los acrónimos conocidos en la materia. Hasta no hace mucho, el mundo era denominado como VICAH (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo e Hiperconectado); poco tiempo después, fue sustituido por las siglas BANI (Bien frágil, que nos trae Ansiedad, con cambios No lineales que nos llevan a la Incomprensibilidad).

Un nuevo paradigma
Esta forma disruptiva de definir el contexto actual (PLUTO) me hizo acordar a una conversación que tuve al terminar una conferencia, hace sólo unas semanas. Al finalizar el evento, un participante se acercó para comentarme: "¿aún no han generado un nuevo término para describir el año 2025? Se nos están quemando las recetas del pasado; lo que estamos viviendo es totalmente novedoso: los mismos paradigmas del cambio que manejábamos hasta diciembre también han quedado obsoletos...". Casi como una premonición, el acrónimo acuñado por el IESE había llegado. Veamos ahora las implicancias de cada una de sus siglas:

POLARIZADO: en muy poco tiempo -apenas un par de meses- y como no se veía desde tiempos de la Guerra Fría, Estados Unidos ha re-configurado sus relaciones internacionales y generado una serie de acuerdos (rompiendo otros tantos). Posiblemente estemos en el comienzo de un período de reconfiguración de alianzas y agrupamientos que difícilmente alguien podría haber imaginado tiempo atrás.

LÍQUIDO: estas transformaciones se dan de un día para otro y no nos permiten programar a mediano y largo plazo. Son repentinas, inesperadas y cambian de dirección con giros muchas veces cercanos a los 180 grados. La estabilidad pasó a ser una pieza de museo y la vida líquida imaginada por Zygmunt Bauman está más vigente que nunca.

UNILATERAL: desde hace décadas empezamos a acostumbrarnos al multilateralismo. Es decir: los intereses de todas las partes eran tomados en cuenta y se pensaba en escenarios win-win. Se generaban acuerdos internacionales pensados para que todos los países participantes salieran beneficiados. Sin embargo, raudamente, el único interés que pareciera prevalecer ahora es el de Estados Unidos y se van anulando los tratados que no vayan en esa dirección.

TENSO: los conflictos internacionales -como la guerra entre Rusia y Ucrania o la provocada por el terrorismo islámico radical en Medio Oriente, sólo por citar dos ejemplos- podrían expandirse a otras regiones del mundo, ya no sólo por las causas que los han detonado sino también impulsados por el factor económico. Desde ya, las repercusiones se verían en todo el planeta y su onda expansiva podría llegar hasta los cuatro puntos cardinales.

OMNIRRELACIONAL: Nitin Nohria, exdecano de la Universidad de Harvard, señala que el siglo XXI podría diferenciarse del pasado por la multipolaridad. Existen múltiples geografías que podrían emerger en el mercado global, así como importantes jugadores, más allá de Estados Unidos, Europa o China. Se menciona a África, a ciertas zonas de Latinoamérica y a India como algunos de los ejemplos. La innovación proviene, más que nunca, de lugares muchas veces inesperados.

Cómo deben actuar los líderes
Definitivamente, la carrera por la Inteligencia Artificial es un actor protagónico en el mundo PLUTO y, si pensamos que ya hemos visto todo, no tengo dudas de que estamos equivocados. Posiblemente sólo estemos dando los primeros pasos... Como señala el divulgador tecnológico Shelly Palmer, "hoy es el día más lento del resto de tu vida".

La pregunta que surge, por lo tanto, es cómo deben actuar los líderes de las organizaciones ante esta turbulencia extrema y exponencialmente veloz. Desde el mismo IESE nos ofrecen algunas alternativas interesantes:

Uno los primeros impactos ha sido la marcha atrás en estrategias que se creían bien asentadas como Diversidad e Inclusión, Sostenibilidad (o ESG) o el Home Office. Uno de los aprendizajes más importantes del COVID-19 fue que las organizaciones que abrazaron su propósito lograron sostenerse y prosperar más rápidamente. Este debería ser también el momento de poner en valor el propósito y demostrar cómo se sostiene en tiempos de viento de frente, sin que se generen políticas por una mera conveniencia oportunista.
La estrategia de las organizaciones tiene que tener la versatilidad y la agilidad de planear escenarios cambiantes, tratando de considerar los mejores, los peores, los posibles y los plausibles, así como estar preparados para los mismos. Las lecciones generadas el 11 de septiembre del 2001 podrían ser un espejo en el que mirarse para desarrollar el músculo ágil y las capacidades para una reacción veloz.
Entender mucho mejor el impacto de la geopolítica y así proponer soluciones superadoras. Muchas veces el escenario de escasez es un muy buen impulsor de la creatividad y la innovación, con soluciones novedosas. Es un buen momento para desarrollar nuevos recursos y talentos. 
El acceso a las nuevas tecnologías puede ser un facilitador y un habilitador muy valorado y accesible. Estamos hablando tanto de la Inteligencia Artificial Generativa como de las nuevas tecnologías que puedan emerger (algunas ni siquiera están todavía en nuestro radar). Las tecnologías muchas veces son un puente que nos acerca al lugar más remoto, en forma instantánea.
Las cadenas de suministros pueden verse impactadas rápidamente, por lo que hay que estar todo el tiempo alerta a las diferentes opciones para habilitar alternativas y socios confiables. Evitar los sobresaltos puede convertirse en una ventaja competitiva crítica.
El mundo es muy amplio y pueden surgir nuevos jugadores antes no incluidos. En este sentido es clave ampliar la mirada para no acotarse a lo conocido y tradicional, tanto como proveedores, socios o clientes, tejiendo nuevas redes de colaboración.
Como muchas veces se ha señalado, posiblemente estemos en los albores de una nueva época, la era PLUTO, que por su hostilidad se asemeja más al planeta homónimo (Plutón) que al personaje de Disney. No nos enfrentamos a un mundo con temperaturas a -223 grados y sin oxígeno, eso está claro, pero habrá que ir con cuidado porque son muchos los desafíos.

Estamos atravesando un tiempo de cambios intensos y profundos, que nos impulsan a desplegar todo nuestro potencial y capitalizar la oportunidad que tenemos por delante. Porque, si de algo sabemos en estas latitudes, es que siempre hemos tenido buena muñeca para enfrentar contextos difíciles y con cambios repentinos.

(*) Alejandro Melamed es Doctor en Ciencias Económicas, speaker internacional y consultor disruptivo. Es autor de nueve libros, entre ellos Liderazgo + humano - Historias de (mi) vida para inspirarnos (2025), El futuro del trabajo ya llegó (2022), Tiempos para valientes (2020), Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017).

Nota:forbesargentina.com

Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email