Renta Básica Universal como herramienta de emancipación de los jovenes

Actualidad 15 de febrero de 2023
obrero Alonso

La necesidad de una renta básica universal (RBU) es una cuestión de justicia social, con el fin de garantizar el derecho a la existencia y así promover la libertad de las personas. Sin embargo, se ha escrito mucho sobre el impacto que puede generar en multitud de aspectos y que justifican, aún más, su aplicación. En este punto es útil detenerse e identificar la incidencia que una RBU puede tener sobre la población joven dadas sus particularidades y problemáticas concretas, a fin de vislumbrar su potencial emancipador. Ante todo, aclarar que si bien la juventud no es un grupo homogéneo en cuanto a condiciones socioeconómicas, se encuentra en una misma etapa vital y comparte elementos que, en general, hacen útil analizarlo de forma independiente. Una RBU no solucionaría de repente las problemáticas de los jóvenes. Podemos pensar en los precios de la vivienda desorbitados o la inestabilidad laboral. Para hacer frente también son necesarias políticas concretas. Pero asegurar las necesidades materiales básicas, como hace la RBU, sí tiene una incidencia directa en los efectos que provocan algunas de estas problemáticas.

Uno de los pasos más relevantes que uno da a lo largo de su vida es empezar un proyecto de vida autónomo y hoy poder escoger emanciparte es un privilegio. Sobre todo porque el coste de los gastos relacionados con la vivienda es abusivo.

Los problemas asociados con los costes de la vivienda se agravan para las personas jóvenes y, sobre todo, para la juventud que vive de alquiler. En una etapa transitoria como la de la juventud vivir de alquiler puede ser muy adecuado, si bien es necesario tener presente la carga económica tan abusiva que conlleva en la actualidad. Una RBU reduciría esta carga, mejorando la situación económica de buena parte de la población, y de los jóvenes en particular. De esta forma se promovería que la población joven pudiera escoger si se quiere emancipar del hogar de origen o no, si comienza o no un proyecto de vida autónomo.

La juventud tampoco lo tiene fácil al desarrollar los proyectos profesionales, ya sean personales o colectivos. Su situación laboral es, en términos generales, precaria.

Esto provoca que los ingresos de la población joven puedan no ser suficientes para vivir dignamente. Dada la centralidad del trabajo remunerado como fuente principal de ingresos, la situación de inestabilidad impacta en sus condiciones de vida. Así, la necesidad hace que en algunas situaciones deban aceptarse trabajos precarios. Y no por voluntad propia, sino por la obligación “autoimpuesta” derivada de la necesidad. La RBU podría desplazar el trabajo remunerado como fuente, principal y esencial, de ingresos. Tener que aceptar unas condiciones laborales dadas, por más o menos precarias que sean, dejaría de ser la única forma de obtener unos recursos suficientes para vivir. Se trata de generar el contexto para que uno no se vea obligado a aceptar cualquier tipo de condiciones. En consecuencia, el poder de negociación de las personas trabajadoras aumentaría, y la dicotomía ya no sería “eso o nada”, sino “esto o la RBU”. Especialmente para aquellas que hoy en día se encuentran en situaciones más precarias y, por tanto, sin mucho margen de negociación, como buena parte de los jóvenes.

La seguridad económica que aportaría una RBU también debe promover que la juventud pueda decidir emprender cualquier tipo de proyecto profesional, ya sea individual o colectivo. Evidentemente, no se garantiza el éxito del proyecto, pero se trata de garantizar la oportunidad de poder intentarlo, de poder tirarse a una piscina llena de agua y no a una piscina vacía. La oportunidad de probarlo y fracasar no debería ser exclusiva de quien puede permitírselo.

Del mismo modo, con la RBU la juventud también tendría más capacidad de decidir qué parte de su tiempo dedica al trabajo remunerado. Esto no implica dejar de trabajar. Uno mismo podría decidir, por ejemplo, dedicar más tiempo al trabajo voluntario participando en entidades y asociaciones diversas, o dedicarlo a la creación cultural y artística con condiciones dignas y de forma sostenible y no en la lógica sistémica de sobreproducción, tal y como reclamaba parte del sector. Es necesario dedicar parte del tiempo a determinadas actividades, remuneradas o no, que uno mismo elige por propia voluntad, por disfrute. Si se cree que el desarrollo de las personas va más allá de ir al puesto de trabajo día sí y día también, el poder disponer de unos recursos mínimos garantizados es fundamental.

Una RBU también podría facilitar la formación de los jóvenes. Parte de la población joven puede verse privada de formarse por motivos materiales como el coste económico, o el hecho de tener que compatibilizar trabajo y estudios que dificulta el dedicarse plenamente a según qué trayectorias formativas. Estudiar no es barato, ni por el coste directo ni por el coste de oportunidad. La RBU puede ayudar a los jóvenes a formarse, si así lo decide cada uno. Puede equilibrar, parcialmente, las oportunidades en el período formativo y, así, abordar las desigualdades en las oportunidades y recursos para formarse y aprender.

En resumen, una RBU puede ayudar a los jóvenes a formarse, a decidir a qué dedica su tiempo, a emprender proyectos profesionales y/o a empezar un proyecto de vida autónomo. Para la población joven, la RBU tiene un potencial claramente emancipador en ámbitos diversos. También puede abordar la estigmatización que sufre la juventud por la que se la culpa de la situación precaria en la que se encuentra cuando, en verdad, la causa debe buscarse en las oportunidades que se le ofrece. La RBU es un punto de partida y, en consecuencia, no es suficiente. El resto de políticas públicas enfocadas a garantizar y proteger las condiciones y oportunidades de vida de la población joven son igualmente necesarias. La RBU sólo es una forma de garantizar que las oportunidades de la juventud (y de toda la población) no se vean tan condicionadas por la capacidad de los individuos y las familias de disponer de más recursos económicos. Y no es poco.

Sin Permiso

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