El precio del vino ya subió más de un 70% en lo que va del año pero la rentabilidad cayó un 20%

Economía 01 de noviembre de 2022
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Las cuentas en la industria vitivinícola no cierran. Los precios de los vinos en las góndolas acumulan un alza del 70% en lo que va del año. Sin embargo, los principales costos que deben enfrentar los productores, que van desde la uva y el corcho hasta las botellas, subieron más del 100% de enero a agosto. Esto se traduce en una baja drástica de la rentabilidad, que oscila entre el 15 y 20 por ciento.

 A este escenario, se suma la caída en las exportaciones que, según los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en agosto, tuvo una desaceleración del 19,1% interanual. El dato que más preocupa en la industria tiene que ver, justamente, con la caída en las exportaciones. 

Según los números del INV, en agosto, la Argentina exportó 184,8 millones de litros de vino, 43,6 millones menos con respecto al mismo periodo de 2021. De ese total, 137,5 millones (que representa el 74,4%) corresponden a vinos fraccionados (que tuvieron una caída del 5,8%) y 47,3 millones (el 25,6% restante) son vinos a granel (se desplomaron 42,7 por ciento).

"Hoy, la industria tiene un impacto en costos muy importante. Pero, en el mercado externo, los precios no se pueden cambiar. Es decir que este incremento en pesos, que se traduce en una inflación en dólares, le resta competitividad a nuestros productos", explica Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas Argentinas, la cámara integrada por 250 bodegas que constituyen más del 70 por ciento del mercado interno y el 90 por ciento de las exportaciones de vinos fraccionados del país. "Tenemos menos rentabilidad. Hoy, calculamos una caída del 50 por ciento en los últimos tres años", agrega.

"El mayor problema que enfrentamos desde 2021 es el ajuste del dólar, que está por debajo de la inflación. Los ingresos por exportación cayeron. Porque, al incremento de costos en pesos que debemos enfrentar, le tenemos que sumar una inflación en dólares", agrega por su parte José Alberto Zuccardi, dueño de la bodega homónima y presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), el ente público-privado que gestiona el Plan Estratégico 2030 (PEVI 2030), programa sectorial que, entre otros objetivos, apunta a generar exportaciones de vino fraccionado -es decir, en botella- por más de US$ 1000 millones anuales para fines de la década.

Familia Zuccardi exporta el 50 por ciento de su producción. "Estamos en un momento en el que los insumos se están cobrando a un dólar contado con liquidación. Eso hace que, hoy, estemos asumiendo los mayores costos. Y no estamos teniendo el beneficio de un dólar especial", remarca Zuccardi.

Hace meses, los productores de vino agrupados en Bodegas de Argentina le vienen pidiendo al Gobierno un nuevo "dólar Malbec" para exportar. Además, hacen hincapié en el quite de retenciones ante la caída de las exportaciones de vino embotellado en lo que va del año.

Desde Bodegas de Argentina, también ponen foco en las retenciones que debe pagar el vino para entrar a otros mercados del mundo. "Nuestro pedido está puesto en que nos quiten las retenciones, que son el 4,5 por ciento sobre la facturación", remarca Kuret.

La Argentina es el quinto productor mundial de vino y logra estar entre los 10 exportadores mundiales. "Las retenciones para un producto tan particular como el vino son desacertadas, ya que las bodegas elaboran y venden un producto industrial con base agraria pero con mucho valor agregado y marca en góndola", explica Kuret.

El grupo Peñaflor, uno de los principales exportadores con su marca Trapiche a mercados como los Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá, también menciona la importancia de la competitividad. "El vino argentino sí o sí necesita ser más competitivo para poder exportar más. Lo necesario es la baja de las retenciones para la industria. El vino, además, necesita más promoción en los mercados de exportación, para poder estar a la altura de nuestros competidores internacionales, como pueden ser España, Italia o Francia. O, más cercano a nosotros, Chile. La baja de retenciones podría ayudar para invertir en esos recursos", dice Alejandro Helou, director de Marketing de Trapiche.

RENTABILIDAD EN BAJA
La pérdida de rentabilidad es uno de los reclamos que más se escucha en la industria. "No hay una moneda: hay múltiples tipos de cambio, que distorsionan mucho. Los costos suben muchísimo en pesos por encima de la inflación. A esto, hay que sumarle que el 50 por ciento de los insumos está dolarizado. Nuestros precios en dólares en el mundo no subieron tanto. Esto reduce los márgenes en el mercado externo", indica Alberto Arizu, CEO de la bodega Luigi Bosca, que exporta, en promedio, entre el 50 y el 60 por ciento de su producción anual.

Para los bodegueros, es fundamental no perder los mercados internacionales. Pero, para eso, es necesario hacer campañas y promociones, que hagan conocida a la marca. "Es un negocio muy competitivo. Hay que invertir mucho en promociones, hay miles de marcas en el mundo. Casi todos los países producen vino, por lo que La Argentina debe invertir mucho dinero en campañas publicitarias. Pero hoy, por los cambios en los plazos de pagos en el exterior, no se puede hacer frente a estas promociones", aclara.

Desde Fecovita, sigla de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, mencionan la necesidad de contar con medidas que ayuden a mejorar la competitividad frente a otros mercados del mundo. "Estamos exportando a más de 40 países y tenemos como principales mercados a Brasil, los Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, con una facturación anual de US$ 40 millones entre vinos fraccionados, a granel y mosto", explica Marcelo Federici, directivo de organización.

"Necesitamos un tipo de cambio que nos ayude a ser competitivos afuera. Compartimos con otras economías regionales insumos y proveedores, lo que produce un desequilibrio en los precios. El tipo de cambio debería ser igual al dólar soja. Nuestra industria exporta productos con mucho valor agregado, lo que produce fuentes de trabajo y el desarrollo de PyMEs locales", agrega.

Para los empresarios del vino, es fundamental la previsibilidad, algo que, con vaivenes económicos e inflación récord, parece estar lejos. "Un dólar por un período acotado a un mes no soluciona la situación de base, ya que, para que se exporte más, se necesita tener previsibilidad y poder hacer acuerdos comerciales de largo plazo, que contemplen la rentabilidad de toda la cadena. Sin rentabilidad y previsión, vamos a retroceder el camino andado, que ha sido exitoso", dice Marcos Jofré, CEO de Bodega Trivento, empresa que exportó el año pasado US$ 56 millones.

Hoy, la línea Trivento Reserva representa el 68 por ciento de la exportación de la bodega y es la marca argentina de mayor venta en retail en el mundo, medido por el IWSR en 146 países que consumen vinos.

Esta nota se publicó originalmente en el número 346 de revista Apertura.

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