







Estamos próximos al 2026, un año que traerá un reto enorme para las áreas de talento humano, y muchas organizaciones aún no lo dimensionan. La tecnología está avanzando a una velocidad sin precedentes, mientras que la cultura organizacional se transforma a un ritmo mucho más lento. Esta brecha, cada vez más visible, puede convertirse en el mayor riesgo o en la mayor oportunidad para las empresas en Colombia y en el mundo.
Después de años de trabajar en headhunting, evaluación de potencial y consultoría en talento humano, tengo absoluta claridad sobre algo: las organizaciones no necesitan más herramientas; necesitan dirección, criterio y una gestión humana capaz de liderar la revolución tecnológica con una mirada profundamente humana.
Desde mi experiencia, estas son algunas tendencias que marcarán el rumbo del talento en 2026:
1. RH debe liderar la conversación de IA… o perderá su relevancia
La IA ya está en nuestras empresas, pero en muchos casos se está usando sin criterio humano. En la carrera por digitalizarse, algunas organizaciones implementan herramientas aceleradamente sin preguntarse:
¿Qué impacto real tendrá en las personas?
¿Qué tareas podemos optimizar para liberar tiempo y pensar más estratégicamente?
¿Qué capacidades debemos desarrollar en los equipos?
¿Qué riesgos éticos estamos asumiendo?
¿Qué cambios culturales exige esta transformación?
Para 2026, RH debe dejar de ser “usuario de tecnología” para convertirse en corresponsable de la gobernanza centrada en las personas, guiando la implementación de IA con humanidad, ética y coherencia cultural.
Como bien dicen muchos expertos:
“La inteligencia artificial no va a reemplazar a RH… pero sí va a reemplazar a quienes no la usen estratégicamente.”
2. La eficiencia que trae la IA no sirve de nada si no se reinvierte en las personas
El error más común que estoy viendo es usar la IA solamente para “ahorrar tiempo” o “reducir costos”, sin crear el contexto adecuado para que las personas realmente la integren en su trabajo.
Mi postura es clara:
Cada hora o recurso que la IA libera debe reinvertirse en potenciar a las personas.
Eso implica:
Formar y desarrollar nuevas habilidades, especialmente digitales y humanas.
Generar espacios de bienestar laboral que reduzcan la sobrecarga y el estrés digital.
Diseñar culturas más adaptativas, colaborativas y centradas en el aprendizaje.
Desarrollar líderes que acompañen la transición y faciliten la adopción de IA en sus equipos.
Las organizaciones que entienden esto no solo ganarán en competitividad, sino también en compromiso, cultura y sostenibilidad del talento.
3. El talento interno será uno de los motores más importantes de las organizaciones
La escasez global de talento también está tocando a Colombia. Los perfiles críticos no aparecen por arte de magia en LinkedIn y la rotación en varias industrias ha aumentado significativamente.
Aun así, muchos líderes siguen seleccionando únicamente por competencias técnicas, lo cual se convierte en un reto enorme tanto para reclutadores como para headhunters.
Desde mi perspectiva, el 2026 será el año en el que las empresas deban flexibilizar sus criterios al buscar talento externo y, sobre todo, aprender a descubrir y desarrollar el talento que ya tienen adentro.
Eso significa:
Diseñar mapas de talento reales.
Convertir la evaluación de potencial en un proceso permanente y estratégico.
Crear rutas de desarrollo basadas en datos y no solo en intuición.
Líderes capaces de identificar talento, no de bloquearlo o retenerlo por conveniencia.
Movilidad interna fluida y transparente.
Estructuras más líquidas, interfuncionales y modelos de trabajo en células o squads.
Una cultura organizacional basada en oportunidades, no en jerarquías.
El talento interno será, sin duda, uno de los mayores diferenciadores organizacionales del 2026.
4. Bienestar del colaborador: un imperativo estratégico, no un “beneficio”
La irrupción de la IA también está generando efectos poco visibles pero muy profundos: tecnoestrés, fatiga digital y FOBO (fear of becoming obsolete).
Las personas están trabajando con más incertidumbre, más presión y más cambios simultáneos que nunca.
Por eso, el bienestar debe convertirse en una prioridad central de RH en 2026, especialmente en tres frentes:
Bienestar emocional y psicológico, con herramientas reales para gestionar la ansiedad del cambio.
Bienestar digital, reduciendo la carga tecnológica, formando en uso responsable de IA y creando límites saludables.
Bienestar cultural, con líderes presentes, conversaciones claras y equipos que se sientan acompañados.
No se trata de más actividades o más beneficios, se trata de cuidar la salud integral de quienes están enfrentando una transformación sin precedentes.
Conclusión: Personas primero, tecnología después
Si algo he aprendido acompañando procesos de talento en diferentes organizaciones es que la tecnología no amenaza a RH; lo que lo amenaza es la ausencia de liderazgo en esta transición.
El 2026 no será el año de la IA, será el año del talento humano potenciado por la IA.
Y el año en el que RH debe asumir el rol estratégico que siempre ha tenido, pero que hoy es más necesario que nunca.
Porque al final, ninguna herramienta podrá reemplazar lo que hace única a una organización: su gente, su cultura y su capacidad humana de adaptarse, aprender e innovar.
Nota: https://www.larepublica.co/
























