





Durante la aventura que ya lleva casi 22 meses, Javier Milei y Luis Caputo demostraron que pueden devorarse cualquier capital en tiempo récord. La popularidad de un outsider sin pasado evidente, el apoyo del colaboracionismo siempre dispuesto y los dólares del superávit comercial, el megablanqueo y la nueva deuda con el Fondo. El gobierno de Donald Trump lo sabe, pero apuesta a un aliado que está de remate para una confrontación que le cuesta sostener y viene perdiendo.
Las semanas que llevan a la elección de medio término aportan datos de trascendencia. En el marco de la disputa con China, Trump dio una señal contundente de que necesita con vida al peón de la extrema derecha en América del Sur. Desplegó una operación global con imágenes y mensajes que dan cuenta de que empieza una nueva etapa, con la administración trumpista a cargo de los asuntos de la Argentina, un país que combina la riqueza de sus recursos naturales con su ubicación estratégica en el Atlántico Sur.
Milei está dispuesto a entregar hasta la bandera, pero tiene por lo menos dos grandes problemas. El primero es que su incapacidad no se agota con el inicio formal de un protectorado. El segundo son las elecciones del 26 de octubre, el factor que ni Trump ni Scott Bessent ni el FMI pueden controlar.
Apenas unos días después de la euforia que desató en los fondos de inversión de Wall Street el blindaje para Milei, la espuma empieza a bajar y las dudas vuelven. Como si el fondo de fragilidad no se hubiera alterado. El Banco Central logró comprar 1900 millones de dólares para las reservas, pero el horizonte hacia las elecciones no está despejado. Por eso, la consultora Anker reinstauró el control de cambios. El economista Pablo Moldovan fue uno de los que marcó que el mercado quedó desbalanceado; se espera menos oferta de divisas, más presión sobre el dólar y no hay que descartar más brecha y más expectativas de devaluación. Con un agravante, que señala el director de la consultora CP: el condicionamiento externo. “El salvataje de Trump reduce los grados de libertad para definir la política económica”, dice.
Los fondos de inversión y el Círculo Rojo ya no pierden tiempo en escuchar los delirios de Milei y Caputo. Ahora tienen una alerta que les informa de cada pronunciamiento de Bessent sobre Argentina. El secretario del Tesoro que pasó décadas como asesor financiero de Soros le dio oxígeno a la ultraderecha del fin del mundo. Que no se entere Agustin Laje, se va a morir de un disgusto.
Bessent no solo es un millonario con un fondo de inversión propio, que representa a Wall Street en el gabinete de Trump. Además tiene una relación muy estrecha con empresarios argentinos. En abril pasado, durante su visita relámpago a Buenos Aires para blindar a Milei, el funcionario de Trump se hizo tiempo para almorzar en el Palacio Bosch con un grupo de Ceos y magnates. Entre los distinguidos por Bessent estuvieron el fundador de Ualá, Pierpaolo Barbieri; el dueño de Pampa Energía, Marcelo Mindlin; el presidente de Citi Argentina, Federico Elewaut; el CEO de Glencore Argentina, Martín Pérez de Solay; el presidente de Chevron Latinoamérica, Javier La Rosa; el CEO de la energética AES, Martín Genesio; y la vicepresidenta de Ancham, Mariana Schoua. Según publicó Infobae, Bessent se sentó con Barbieri: se conocían desde antes. Como asesor de Soros, el salvador de Milei fue el primero en invertir en Ualá. Más todavía, en las cercanías del gobierno afirman que el dueño del unicornio argentino conoció incluso la mansión de Bessent.
A eso se suma el vínculo directo del secretario del Tesoro con José Luis Daza, el financista chileno que secunda a Caputo y se muestra embobado con el modelo Milei. Bessent invirtió en QFR Capital Management, el fondo que Daza fundó con Demian Reidel y David Sekiguchi. Además, la esposa de Daza, Tania Reif, trabajó para Soros Fund Management.
Todo ese entramado de traders sugiere que los fondos de inversión controlan al máximo los movimientos de La Libertad Avanza. Es un riesgo que tal vez nunca hayan experimentado y no tiene éxito asegurado.
El suspiro de retenciones cero para el agronegocio exhibió, una vez más, al gobierno desesperado por el salvataje de las grandes cerealeras. Milei y Caputo estaban con abstinencia y diseñaron un mecanismo para conseguir una inyección de dólares urgente. Lo que se creyó un gesto a los productores fue una violenta transferencia en beneficio de los agroexportadores. Pero el primer dato es la debilidad extrema de un gobierno que se veía a sí mismo en tiempo de descuento y resignó 1540 millones de dólares en concepto de recaudación. Las cerealeras no iban a rechazar lo que en el corazón de CIARA-CEC reconocían como una oferta generosa. “El agroexportador fue la ambulancia de este paciente que saltaba y decía que estaba para pelearse con Tyson y no puede aguantar dos rounds”, dice un empresario del sector.
Aunque el gobierno de extrema derecha promocionó el RIGI como el inicio de una nueva Argentina, las multinacionales cerealeras siguen siendo el único actor con capacidad de entregar al Banco Central 7000 millones de dólares en un lapso de 72 horas a cambio de pesos, que rápido mutaron en otros activos.
El informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía da detalles de la parte del león. Dice que en dos días se realizaron las presentaciones para exportar los 7000 millones de dólares de cupo. Hubo 69 presentaciones el 23 de septiembre con el 12% de lo declarado y cerca de 400 más, el 24, con 88% de lo declarado. El complejo sojero se quedó con el 92% de los beneficios y las 7 empresas que dominan el mercado concentraron casi el 90% de las exportaciones declaradas.
El trabajo del equipo de economistas que conduce Sergio Arelovich aporta otro dato significativo, reconocido por el titular de ARCA, Juan Pazo. Se trata de exportaciones que no se embarcan en forma automática. Sólo un 9% de lo declarado tiene permiso para octubre, un 20% para noviembre y un 50% para diciembre. Además, hay un 20% que recién será embarcado a lo largo del año que viene. “Esto significa dos cosas: en primer lugar, que eligieron declarar embarques cuando los precios FOB oficiales eran más bajos para liquidar menos dólares. Lo segundo es que tienen tiempo de abastecerse de granos a precios descontados los derechos de exportación cuando termine la vigencia del decreto”, dice el informe.
Con un solo movimiento, el gobierno de Milei logró fastidiar a los sojeros argentinos y los farmers estadounidenses. Desprolija, improvisada y fugaz, en la zona núcleo la ofrenda para las cerealeras generó desde fricciones entre los distintos eslabones del agronegocio hasta discusiones familiares. Lo admiten en las entidades ligadas al sector. “Los mismos que lo aplaudieron en Palermo son los que ahora lo putean”, responde un ex funcionario.
Entre los empresarios del campo algunos admiten la desilusión: “Nos cuesta aceptar la realidad siempre. La negociación es entre un desesperado y el que tiene la plata. El productor no se sienta a la mesa”. La burla a los productores sojeros que volvieron a ilusionarse con un gobierno de derecha puede proyectar el capítulo 2 de algo que ya se vivió el 7S en la provincia de Buenos Aires y redundar en un golpe a las pretensiones de Milei en las elecciones de octubre en provincias claves como Córdoba y Santa Fe.
En paralelo, la asociación que reúne a los productores sojeros de Estados Unidos salió a cuestionar el apoyo de Bessent a Milei y a reclamar un acuerdo comercial urgente de Trump con China para evitar que la soja estadounidense siga cayendo. La guerra de aranceles le impidió a los sojeros de Trump cerrar ventas a China en esta nueva campaña. El comunicado de ASA -la asociación que reúne a los farmers- señala que Brasil y Argentina se apoderaron del mercado y dice que las retenciones cero le permitieron a China comprar en dos días 20 cargamentos de soja argentina sin impuestos.
Los pulpos cerealeros acumularon un poder gigantesco en un país de gobiernos frágiles y sedientos de dólares. La particularidad del topo que vino a destruir el Estado desde adentro es que la burla a los productores dejó al desnudo el conflicto con las cerealeras. “La dependencia es cada vez mayor. No hay opción. No te podés pelear con el único que te compra”, dice un empresario del agro. El informe del MATE coincide. “Esto va a iniciar una puja con los productores en la cual las agroexportadoras tienen todo para ganar”, indica.
Los datos del mercado muestran que Bunge (20%), Dreyfus (19%), Cofco (16%), Viterra (13%), Cargill (12%) y Molinos (7%) concentraron casi el 90% de la oferta y se beneficiaron del tax holiday de extrema derecha. Más aún, Bunge y Viterra vienen de sellar una fusión en julio pasado, lo que muestra que una sola cerealera aprovechó el 33% del regalo de Milei.
Un estudio exhaustivo que elaboró el economista Juan Santarcángelo para la Federación de Aceiteros revela detalles de la historia y la expansión de Bunge. Fundada en 1818 en Ámsterdam por el negociante de origen alemán Johann Peter G. Bunge, la multinacional logró una expansión mundial en más de dos siglos. Hoy cotiza en la Bolsa de Nueva York, tiene sede en Suiza y presencia en los cinco continentes. En 2005, Bunge Global compró el Grupo Sanwei y abrió la primera planta de procesamiento de soja en China, en la ciudad portuaria de Rizhao, provincia de Shandong.
A mediados de junio de 2025, la cerealera que más ganó con las retenciones cero de Milei recibió la aprobación regulatoria de China -la única que le faltaba- para finalizar el acuerdo de negocios con Viterra, por el que desembolsó nada menos que 34 mil millones de dólares. Citado en el informe, el sitio Investing.com muestra que hoy el 79% de las acciones de Bunge Global están en manos de fondos de inversión como BlackRock, The Vanguard Group, Capital Research and Management y State Street Global Advisors.
Santarcangelo destaca la plasticidad de la multinacional cerealera. Remarca que el grupo supo replegarse y resistir en los contextos adversos, tanto como avanzar cuando las dinámicas económicas y políticas eran favorables. Se trata, señala, de uno de los pocos casos en que el desarrollo industrial se realizó primero en países de la periferia y fue llevado después al centro. Hoy entre sus directivos más importantes aparecen dos Julio Garros, número 5 a nivel global y copresidente de Agronegocios, la principal actividad de la compañía. El otro es el presidente de Bunge Argentina, Jose Fernando Castelli.
El amateurismo, la improvisación, la ceguera ideológica y la apuesta de subordinar toda la economía al único objetivo de bajar la inflación vía dólar planchado dejaron a Milei en un estado de debilidad que hace presumir un fin de ciclo acelerado. Trump apareció para salvarlo con el anuncio de un swap y promesas diferidas. Nadie sabe si con eso alcanza.
Por Diego Genoud / El Destape





