





Un millón y medio de personas registraron en agosto compras netas de billetes y divisas sin fines específicos por 3.537 millones. El resultado confirma que las familias se mantuvieron como el principal demandante de divisas en el mercado oficial, en un mes en el que la dolarización minorista volvió a presionar sobre las cuentas externas.
El informe de Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario del Banco Central precisó que el sector privado no financiero fue comprador neto de 787 millones de dólares. Dentro de ese grupo, el rojo de las personas físicas contrastó con el ingreso neto de divisas por parte del complejo oleaginoso y cerealero, que aportó 1.804 millones, y con los 551 millones sumados por el resto de los sectores reales, principalmente por ingresos financieros y de inversión.
En el agregado del mercado, los clientes de las entidades compraron 271 millones de dólares, mientras que el Tesoro Nacional y las entidades vendieron 207 y 8 millones, respectivamente. El Banco Central no intervino en el mercado de cambios spot, aunque realizó pagos netos por 55 millones a través del Sistema de Pagos en Moneda Local, utilizado para operaciones con países de la región.
El balance cambiario mostró que la cuenta corriente cerró agosto con un déficit de 1.133 millones de dólares. El rojo estuvo explicado por egresos netos en ingreso primario, vinculados a pagos de intereses y utilidades, por 1.164 millones, y en servicios, por 840 millones. Estos números fueron compensados de manera parcial por un superávit de 845 millones en bienes y 26 millones en ingreso secundario. En síntesis, aun con superávit comercial, la salida por turismo y el peso de la deuda financiera inclinaron la balanza hacia el déficit.
En el rubro bienes, las exportaciones alcanzaron 6.601 millones de dólares, mientras que las importaciones sumaron 5.755 millones. El saldo positivo de 845 millones fue insuficiente para revertir el rojo global de la cuenta corriente. El complejo cerealero y oleaginoso explicó más de 2.100 millones de los ingresos, mientras que el resto de los sectores aportó 4.469 millones.
El rojo del turismo
Los gastos vinculados al turismo marcaron el pulso de la cuenta de servicios. Los egresos brutos por consumos con tarjetas, pasajes y operadores turísticos sumaron 934 millones de dólares, de los cuales se estima que 843 millones correspondieron específicamente a viajes al exterior. Según datos del Indec, en agosto el turismo emisivo creció 55,4 por ciento interanual, mientras que el receptivo cayó 5 por ciento. El saldo fue negativo en casi 700 mil visitantes, lo que refleja una pérdida significativa de divisas en un momento de alta fragilidad externa.
El informe también desagrega que de los 934 millones en consumos turísticos, 690 millones correspondieron a pagos con tarjetas, 139 millones a transporte de pasajeros y 106 millones a giros de operadores turísticos. En paralelo, los servicios digitales, que se computan en una categoría aparte desde junio, implicaron otros 130 millones en egresos.
La carga de la deuda también pesó. En agosto se cancelaron pagos netos de intereses por 1.150 millones de dólares, de los cuales 1.043 millones correspondieron al sector público y 107 millones al privado. Estos desembolsos explican el saldo negativo de la cuenta de ingreso primario.
En cuanto a las reservas internacionales, el Banco Central informó que aumentaron en 1.120 millones de dólares y cerraron agosto en 39.986 millones. La suba respondió a los desembolsos del Fondo Monetario Internacional por 2.073 millones y al incremento en la cotización de los activos que integran las reservas por 477 millones. Estos ingresos fueron parcialmente compensados por pagos de intereses al propio organismo por 839 millones, ventas netas del Tesoro por 207 millones, la caída de tenencias de las entidades por 186 millones y pagos a través del Sistema de Pagos en Moneda Local por 59 millones.
El volumen total operado en el mercado de cambios llegó a 39.785 millones de dólares, prácticamente el doble que en agosto de 2024. La expansión se explicó por el mayor flujo de operaciones entre entidades y clientes, reflejando la magnitud de la dolarización de carteras familiares y las transacciones de importadores y exportadores.
En este contexto, y aunque el Gobierno insiste en que el tipo de cambio flota dentro de las bandas y que es el mercado el que define la cotización, las restricciones cambiarias se vienen endureciendo. A mediados de septiembre, el Banco Central estableció que gerentes y accionistas de bancos deben esperar 90 días para operar dólares financieros si antes accedieron al mercado oficial. Una semana más tarde, el Ejecutivo prohibió que quienes compren dólar oficial puedan participar en el contado con liquidación o en el MEP.
Por Juan Garriga / P12





