¿Hacia una economía con más servicios y menos bienes?

Economía27/07/2025
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Como cada segunda semana del mes, el INDEC publicó el 14 de julio el Índice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente a junio. La cifra (1,6%) marcó el segundo mes consecutivo con una inflación por debajo del 2% y conforma, junto con el 1,5% de mayo, el registro mensual más bajo desde noviembre de 2017 (salvo los primeros meses de la pandemia, que por motivos excepcionales se suelen excluir del análisis). 

Así, la inflación acumula un 39,4% en lo que va del año y un 214% desde la asunción de Javier Milei como presidente, tomando como base noviembre de 2023. Pero este proceso de desaceleración no vino solo: estuvo acompañado por un significativo reordenamiento de los precios relativos en la economía.

Si se analiza el período comprendido entre diciembre de 2023 y junio de 2025, se observa que siete de las doce categorías relevadas por el INDEC subieron por encima de la inflación general. Y la mayoría está integrada por servicios.

La categoría que registró mayores aumentos fue vivienda y servicios básicos (luz, gas, agua), que acusó una suba acumulada de 374%; es decir, 160 puntos por encima del IPC. Le siguen educación y comunicación, ambas con un alza de 287%, superando por 73 puntos la inflación promedio. 

También se ubicaron por encima del promedio los rubros vienes y servicios varios, transporte, restaurantes y hoteles y salud. La tendencia es clara: los servicios aumentaron más que los bienes. Del otro lado, los bienes mostraron subas por debajo del IPC. Prendas de vestir y calzado fue la categoría con menor incremento en este período, con un 137% (77 puntos por debajo del índice general), mientras que alimentos y bebidas no alcohólicas (la categoría con mayor peso en la canasta) subió un 192%, también por debajo del promedio.

En apenas un año y medio, los precios relativos de la economía argentina dieron un giro marcado: los servicios se encarecieron por encima del promedio, mientras que los bienes quedaron rezagados. Esto impacta directamente en los hábitos de consumo de los hogares, que tienden a ajustar por el lado de los bienes, ya que muchos servicios son difíciles de recortar.

De acuerdo con los datos de Scentia, tras una caída del 13,9% en el consumo masivo en 2024, a lo largo de 2025 se observó una leve recuperación del 0,6% hasta mayo. Aun así, el consumo de bienes de alta rotación sigue sin alcanzar los niveles de 2023. Tiene lógica: en un contexto en el que los servicios esenciales aumentan muy por encima de la inflación, las familias priorizan esos gastos y reducen otros más prescindibles.

El gasto en restaurantes y hoteles también muestra señales de retroceso. Según un estudio de Kantar, el 76% de los argentinos declaró haber reducido sus salidas. Esto también se refleja en los precios: actualmente, salir a comer cuesta bastante más si se lo compara con cocinar en el hogar. 

Desde noviembre de 2023, el rubro restaurantes y hoteles subió 23 puntos más que la inflación, mientras que alimentos y bebidas lo hizo 22 puntos por debajo. La brecha entre ambos no deja de ampliarse desde septiembre de 2024.

Con este reacomodamiento de precios relativos, Argentina atraviesa una transformación silenciosa en su patrón de consumo. Los servicios ganan terreno, los bienes pierden participación y las familias redoblan esfuerzos para estirar sus ingresos. En un país acostumbrado a reinventarse, los consumidores diagraman todos los días nuevas estrategias para seguir adelante en un escenario de precios cada vez más exigente.

Por Sofía Ruano * Ingeniera Industrial especializada en consumo masivo / BaeNegocios

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