







La intermediación financiera es la actividad rutilante de la economía de Javier Milei. Mientras los sectores productivos atraviesan un invierno frío, de baja actividad, poco trabajo y ganancias recortadas, con la mayoría atravesando procesos de ajuste o directamente cerrando las fábricas, en el corazón del mundo financiero la realidad es muy distinta. En la city porteña estalla el verano.


De acuerdo al Indec, la intermediación financiera está a punto de desbancar a un sector gigante, como "Comercio mayorista y minorista, y reparaciones", como el rubro más importante por su incidencia en el PIB. Representa 0,89 puntos del crecimiento del año, contra el 0,91 de la actividad comercial. Más atrás queda la industria, con 0,74 puntos, muy lejos de liderar el ranking, como ocurría a esta altura del año en 2023. Después vienen "Explotación de minas y canteras", con 0,26, y más atrás "Construcción", con 0,17.
Para escalar al segundo puesto de la economía nacional, con aspiraciones serias a liderar la tabla, la actividad de los bancos, mediante la captación de depósitos y el otorgamiento de préstamos, más un amplio menú de negocios financieros, tuvo un crecimiento espectacular en 2025. Entre enero y mayo de este año avanzó 27,2 por ciento contra igual lapso de 2024. No hay ninguna otra área de la economía a la que le haya ido tan bien.
El propio Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, son exponentes de ese mundo financiero que ahora brilla. Las estadísticas reflejan el perfil de la estructura económica que impulsa el Gobierno. Desde que los libertarios tomaron el manejo del Estado, la intermediación financiera acumuló un crecimiento del 9,8 por ciento.
El contraste con la producción industrial es fuerte. Si la comparación es con los primeros cinco meses de cada año, entre enero y mayo, la intermediación financiera subió 12,1 por ciento frente a ese lapso de 2023. En cambio, la industria cayó -9,6 por ciento y la construcción, -14,6, precisa un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
La Unión Industrial Argentina, a su vez, indicó que recién el mes pasado se alcanzó el nivel de producción de noviembre de 2023, pero si el punto de referencia es junio de ese año, la actividad fabril todavía se encuentra 11 por ciento por debajo.
"La intermediación financiera por supuesto que es necesaria y no hay nada que condenar ahí. Es preciso que alguien articule entre el ahorro y las necesidades de financiamiento. Ahora, la evolución que está teniendo el negocio financiero en el gobierno de Milei es un indicador muy claro de cómo ha sido favorecido y de cuáles son las prioridades, sobre todo cuando la industria y la construcción caen tan fuerte", señala Hernán Letcher, director del CEPA.
Invertir en tasa
La oferta de inversiones financieras se multiplica y las opciones para canalizar el ahorro nacional hacia actividades de la economía real se diluyen. "Es un buen momento para invertir en tasa", dicen los que apuestan al carry trade. "Hay que aprovechar el dólar barato para comprar ahora", afirman otros. Lo que domina en cualquier caso es la economía entregada a la valorización financiera, a la multiplicación de capitales por vía especulativa, sin anclaje con el mundo productivo.
Líneas de crédito para el agregado de valor en las fábricas o para el consumo, en cambio, escasean y son cada vez más caras. Es una situación agravada por la urgencia del Gobierno de aumentar los intereses para intentar frenar la escalada del dólar antes de las elecciones.
Son procesos que se vivieron muchas veces en la Argentina. El experimento anterior fue con Mauricio Macri, con Caputo y Federico Sturzenegger también al frente de Economía y el Banco Central. El resultado fue calamitoso, con miles de industrias cerradas, aumento de la desocupación y explosión del endeudamiento. Sturzenegger también estuvo con Domingo Cavallo en el estallido de 2001, en el gobierno de la Alianza, con Fernando de la Rúa como presidente. Y su padre, Adolfo, acompañó a Cavallo en la década del '90, con Carlos Menem, en otro programa demoledor para el aparato productivo y de pura adrenalina para la timba financiera.
El FMI, la Cámara de Comercio de Estados Unidos (AmCham), el JP Morgan y el aspirante a embajador de ese país, Peter Lamelas, alientan y condicionan ahora a Milei como ocurrió antes con Macri, De la Rúa, Menem y Videla. Esta semana fue pródiga en mensajes de impronta colonialista en varios aspectos, pero coincidentes en la exigencia de la apertura irrestricta del mercado cambiario y la eliminación de regulaciones para el movimiento de capitales financieros y la repatriación de dividendos.
Fundidos
Todo país industrializado tiene una industria de la fundición desarrollada. Las fundiciones fabrican piezas o componentes industriales, que se destinan a un mercado muy amplio: la industria automotriz, la siderurgia, la maquinaria agrícola, la producción petrolera y gasífera, las cañerías, las conexiones de mobiliario urbano, las luminarias, máquinas herramientas, la energía del ferrocarril, para las redes eléctricas y de agua, entre las principales. Es decir, miles y miles de puestos de trabajo, así como capacidades productivas fundamentales puestas en juego.
La Cámara de Industriales Fundidores de la República Argentina (Cifra) presenta con esos datos su segunda encuesta nacional de expectativas en el sector. Busca, por supuesto, captar la atención, entre tanta timba financiera. Señala que la producción se concentra en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, en la mayoría de los casos en pymes, que generan 5.700 empleos directos y 47.000 indirectos.
"El sector fundidor experimentó en 2024 una contracción interanual del -23,5 por ciento en su nivel de producción, al pasar de 102.000 a 78.000 toneladas de fundición. Esta caída se tradujo en una pérdida de empleo cercana al 10 por ciento, y situó al uso de capacidad instalada en apenas 49 por ciento, consolidando un escenario de baja sostenida", describe Cifra como le fue en el primer año de Milei.
"Para 2025, las expectativas reflejan un clima generalizado de cautela. Casi la mitad de los industriales encuestados manifiesta una postura neutral frente a la evolución del sector para este año, mientras que el resto se divide entre un optimismo moderado y previsiones negativas", detalla el informe.
Nadie advierte una recuperación sostenida. "Aunque el 58,3 por ciento de las empresas prevé aumentos de la demanda, más del 72 anticipa una caída de la rentabilidad durante 2025, y solo un 3 por ciento prevé mejoras, todas leves", indica. El mismo escenario se presenta para el empleo y la inversión.
La economía de Milei, entre tanto, está en otra sintonía, a sus anchas, en la patria financiera.
Por David Cufré / P12







