El histórico evento que le dio nombre a las galletitas Ópera y las segundas marcas que quisieron copiarla





Los nombres de marcas pueden esconder historias asombrosas. Algunos son fruto de la creatividad e imaginación de sus inventores (o algún tercero) y otros provienen de hechos fortuitos o quizá situaciones puntuales que terminan convirtiéndose en parte del inconsciente colectivo. Este es el caso de las galletitas Ópera, creadas por Bagley hace más de 100 años, cuyo origen tiene una relación intrínseca con la cultura argentina.
La compañía fundada por el estadounidense Melville Sewell Bagley comenzó a fabricar sus primeras galletitas, las Lola, en 1875. Antes de eso, se había hecho conocido por su otra creación: la Hesperidina.
Sin embargo, el empresario no llegó a presenciar el furor de su firma ya que falleció en 1880 a los 42 años. Al mando quedó su esposa, Juana Hamilton, quién se inspiró en algunos hechos y personajes de la actualidad para darle nombre a sus marcas. Por caso, a comienzos del siglo XX lanzó las galletitas Mitre, en homenaje al ex presidente Bartolomé Mitre, que dio su visto bueno.
NACIMIENTO DE LAS ÓPERA
En 1905 sacaron al mercado las obleas rellenas Bagley, las primeras de su tipo de fabricación nacional. Al mismo tiempo, un ícono de Buenos Aires estaba en construcción. El Teatro Colón funcionó desde 1857 hasta 1888 en su sede de Plaza de Mayo. Después de 20 años de obra, finalmente lo reinauguraron, en su ubicación actual, el 25 de mayo de 1908.
Para el festejo se interpretó la ópera Aida del italiano Giuseppe Verdi. Entonces Hamilton decidió homenajear este acontecimiento y renombró las obleas rellenas de su compañía como Ópera.
OTROS CASOS E INSPIRACIONES
Pero este podría no ser un nombre original para unas obleas. Según consigna Facundo Calabró, en Infobae, la galletitera británica Huntley & Palmers ya comercializaban las ‘Opera wafers' desde 1890. No obstante, las Ópera de Bagley se mantuvieron en el mercado y hace algunos años celebraron su 110° aniversario con una lata edición limitada.
Estas obleas rellenas apuntaban a un target refinado desde su nombre y hasta lo plasmaban en la pomposidad de la publicidad de la época. "Liviana como la espuma, pura como el amor de la madre, dulce como el beso de un niño, refrescante como la lluvia en campos secos", describía un aviso de la marca en 1929.
Con los años también surgió la competencia. En 1911 Terrabusi, hoy en manos de Mondelez, lanzó las obleas Champagne - luego descontinuadas en 2004 y recientemente de regreso en las góndolas. Aunque también aparecieron jugadores con nombres demasiado inspirados en la original, como Sinfonía, de Gaona; o Recital DJ, de galletitas Kokis.
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