


Tierra del Fuego, una provincia fundamental para una Argentina grande
Actualidad - Provincial25/05/2025




La provincia de Tierra del Fuego ha sido sacudida por la decisión del Presidente de la Nación de alterar las condiciones de funcionamiento de su principal actividad económica. Miles de trabajadores y sus familias se han manifestado en contra de una medida inconsulta y arbitraria que es producto tanto del oportunismo electoral como del desconocimiento de la realidad territorial y sectorial.


Quienes desempeñamos responsabilidades de gobierno en la provincia más joven de nuestra patria tenemos para con el pueblo que nos ha elegido dos obligaciones: la de defender firmemente la actividad industrial existente y la de construir un futuro productivo fueguino socialmente inclusivo y ambientalmente sustentable.
Una provincia distinta
Para los fueguinos es fundamental que cada vez más argentinos conozcan las particularidades geográficas y geopolíticas que hacen a nuestra provincia distinta de todas las demás. En primer lugar, es la única separada del territorio continental nacional norte, teniendo además la particularidad de requerir el paso por un tercer país para el tránsito de bienes y personas. En segundo lugar, contiene territorios ilegal y militarmente ocupados por una potencia extranjera como son nuestras Islas Malvinas, Sandwich del Sur, Georgias del Sur y mares correspondientes. En tercer lugar, es parte de ella el sector antártico argentino, lo cual refuerza nuestra soberanía allí como parte de nuestro país bicontinental.
Todas las provincias argentinas han recibido a lo largo del tiempo importantes apoyos económicos especiales por parte del Estado nacional. Durante todo el siglo XX, el Estado Argentino ha buscado equilibrar el desarrollo de todo su territorio realizando en distintas provincias y regiones significativas inversiones públicas directas y otorgando incentivos fiscales para la inversión privada. Las particularidades de nuestra provincia hacen que ese apoyo nacional sea fundamental para garantizar nuestro desarrollo en iguales condiciones que el resto del país.
El recientemente prorrogado régimen de promoción económica creado hace más de medio siglo por la ley 19.640 y el subrégimen de promoción industrial que de él deriva ha demostrado ser exitoso en términos del objetivo original de crecimiento poblacional en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Pero también ha dado lugar a otros impactos positivos como el desarrollo de capacidades tecnológicas y la viabilización de otras actividades que sin la demanda industrial no tendrían escala suficiente.
Pero a pesar de sus logros, el régimen promocional que el gobierno nacional ataca con sus recientes medidas, ha sido a todas luces insuficiente para garantizar el desarrollo sostenible de nuestra provincia. Evidencia de esto son las fuertes carencias que vivimos en términos de infraestructura para el desarrollo, como la logística (un sólo puerto operativamente desbordado), la vial (sin inversión en por parte del Estado nacional ni cruce por aguas argentinas) y la energética (sin poseer un sistema de transporte interconectado nacional ni provincial). El compromiso del Estado Nacional con nuestra Provincia debería ser todavía mayor en vistas tanto de su reciente creación como de su posicionamiento estratégico sobre el Atlántico Sur y la Antártida Argentina.
Sin desarrollo no hay soberanía
La trayectoria industrial de la Isla Grande de Tierra del Fuego, así como la actividad científica vinculada a la más que centenaria presencia Antártica de nuestro país, son dos ejemplos concretos de que el desarrollo es el eje central de una soberanía ejercida en modo pacífico pero real.
Pensamos y tenemos herramientas para hacerlo. El Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva (FAMP), creado a partir de la prórroga de la promoción en el año 2021, obliga a las empresas beneficiadas a reinvertir parte de su facturación en nuevos proyectos productivos sostenibles. El objetivo del FAMP es que la economía fueguina dependa cada vez menos de los beneficios fiscales, y a su vez proyectemos nuestras capacidades instaladas sobre el Atlántico Sur y la Antártida.
Hay sectores estratégicos listos para desarrollarse si se alinean la decisión política, la inversión y la planificación: la logística antártica y del Atlántico Sur —donde el Puerto Multimodal de Río Grande es clave—, el turismo antártico, la transición energética basada en gas, hidrógeno y energías renovables, y la producción de alimentos frescos de cercanía. En todos estos frentes, Tierra del Fuego no parte de cero: cuenta con experiencia, capacidades técnicas, y un entramado institucional que incluye universidades, centros científicos y empresas públicas y privadas.
El sector energético, en particular, ofrece una oportunidad extraordinaria. Tierra del Fuego posee más de 40 años de experiencia en explotación offshore de gas, y hoy produce cerca del 20% del gas natural que consume todo el país. A esto se suma un potencial único para liderar la transición energética: la provincia cuenta con algunos de los mejores registros del mundo en energía eólica, tanto en la Isla Grande como en la región antártica. Además, los pasos bioceánicos ofrecen condiciones inmejorables para el desarrollo de energía mareomotriz. Combinado con la infraestructura existente de producción y distribución de gas offshore, el territorio fueguino está en condiciones de convertirse en un nodo energético clave internacional, aportando a la soberanía energética y posicionando a la Argentina en los debates globales sobre energía limpia.
Otro eje clave para el desarrollo industrial es la profundización del perfil electrónico como base de nuevos encadenamientos productivos. Existen antecedentes concretos en la provincia en materia de autopartismo electrónico, como la producción de climatizadores y comandos electrónicos para vehículos, que pueden escalarse ante la demanda creciente de componentes para autos eléctricos. Lo mismo ocurre con el equipamiento para la agro industria y la electromedicina, sectores con alto valor agregado donde también hay capacidades instaladas, como lo demostró la producción a escala de respiradores artificiales durante la pandemia.
Un capítulo aparte merece el desarrollo científico y la economía del conocimiento. Nuestra provincia alberga una de las mayores densidades de investigadores por habitante del país, con instituciones como el CADIC-CONICET, la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Este capital humano debe estar en el centro de las nuevas estrategias de ejercicio efectivo y sostenible de la soberanía en nuestros territorios australes.
Trabajar juntos para el desarrollo fueguino
Tierra del Fuego necesita del acompañamiento de toda la Nación para poder consolidar y llevar a un nivel más alto el desarrollo logrado gracias al régimen promocional. Y la Nación necesita de Tierra del Fuego para consolidar el proyecto de una Argentina bicontinental que vaya del polo sur a La Quiaca, con el corazón en nuestras Islas Malvinas. La implementación de medidas que en vez de sumar a esa cooperación producen incertidumbre y conflicto representan un paso atrás en un camino por el que deberíamos avanzar rápidamente, tal como lo está haciendo nuestro vecino Chile y las múltiples naciones, incluso del hemisferio norte, que invierten en presencia antártica y atlántica.
El desafío es claro: mirar al futuro, pero actuar hoy. La sostenibilidad debe atravesar cada proyecto productivo: en lo ambiental, en lo laboral y en lo tecnológico. Necesitamos ciudades planificadas, capacitación profesional para nuevos sectores, y políticas activas para mejorar la calidad del empleo. También, proteger los ecosistemas únicos que hacen de nuestra provincia un territorio no sólo estratégico para nuestra nación, sino valioso para toda la humanidad.
Los fueguinos venimos dando una batalla cultural fundamental para nuestro país: la batalla por la cultura de la soberanía nacional. Nuestros espacios terrestres y marítimos usurpados por el Reino Unido, el mar argentino y el sector antártico argentino no son entelequias como parecen pensar algunos dirigentes políticos desde la Ciudad de Buenos Aires. Son parte inalienable de nuestra Argentina bicontinental.
La fuerza productiva y soberana fueguina es real y ya está en marcha y no va a retroceder frente a quienes quieren aplicarnos una motosierra territorial. Los fueguinos siempre afrontamos los desafíos que nos presenta nuestro lugar en el mundo con témplala y firmeza. Somos un pueblo que conoce de sacrificio y de patriotismo y tenemos la convicción de querer ser protagonistas de la construcción de una Argentina grande donde haya futuro para todos.
Por Martin Perez * Intendente de Río Grande, Tierra del Fuego. / P12







